El cerebro es el principal órgano del cuerpo que capta, interpreta y recodifica información, tanto sobre el entorno, las relaciones sociales y diferentes experiencias. Si bien la cantidad de información que puede retener una persona en el cerebro varía, también tienen relevancia el tipo de evento episódico que se busca memorizar.
Un estudio del European Journal of Social Psychology (Revista Europea de Psicología Social) investigó cómo se forman los hábitos a largo plazo en la vida cotidiana y reveló que el tiempo que las personas necesitan para automatizar una acción en un determinado número de días, es de aproximadamente 18 a 254 días para alcanzar el 95% de automaticidad en la memorización.
Sin embargo, el promedio de las personas sometidas al estudio consiguió adaptar la acción a su vida cotidiana a los 66 días de trascurrido el estudio. Por lo tanto, los expertos concluyeron que el lapso aumenta o disminuye en base a la complejidad del hábito a adquirir; y otro dato relevante del reporte científico es que el cerebro constituye solo alrededor del 2 % del cuerpo, pero es responsable de todas las funciones.
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El sueño es importante para la memoria
Una de las sustancias químicas implicadas en la creación de memoria es la acetilcolina, que también forma parte del mecanismo de dormir y soñar, por eso el sueño es otro factor importante para el almacenamiento de memoria, ya que cuando dormimos, el hipocampo y la neocorteza participan en un diálogo cuidadosamente coreografiado en el que el hipocampo reproduce eventos recientes.
Las mismas neuronas del hipocampo que se activan en una experiencia son las que se mantienen alerta nuevamente durante el sueño de ondas lentas. Esto sucede una y otra vez de manera comprimida en el tiempo, ayudando a actualizar la neocorteza en cuanto a lo que necesita ser almacenado. La repetición solo ocurre durante el sueño, por lo que si estás escatimando horas de sueño, no estás permitiendo que tu cerebro consolide los recuerdos.
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El cerebro, posible origen de la hipertensión, según nueva evidencia científica
Una dieta rica en sal desencadena una inflamación cerebral que eleva la presión arterial, según un estudio con ratas de la Universidad de McGill (Canadá) y publicado en la revista ‘Neuron’.
Además, sugiere que el cerebro puede ser un eslabón perdido en ciertas formas de presión arterial alta o hipertensión, tradicionalmente atribuidas a los riñones. Así, aproximadamente un tercio de los pacientes de hipertensión no responde a los medicamentos estándar, que se dirigen principalmente a los vasos sanguíneos y los riñones, basándose en la creencia tradicional de que la hipertensión comienza allí.
“Esta es una nueva evidencia de que la presión arterial alta puede tener su origen en el cerebro, lo que abre la puerta para el desarrollo de tratamientos que actúen sobre el cerebro”, afirma el profesor asociado del Departamento de Fisiología de la Universidad de McGill, Prager-Khoutorsky.
Para hallar los resultados, los investigadores dieron agua a las ratas que contenía 2 por ciento de sal, comparable a una dieta diaria rica en comida rápida y productos como tocino, fideos instantáneos y queso procesado, con el objetivo de imitar los patrones de alimentación humanos. Además, utilizaron ratas en lugar de los ratones, que son los más comunes, porque las ratas regulan la sal y el agua de forma más similar a los humanos, “lo que hace que los hallazgos sean más aplicables a las personas”, señala Khoutorsky.
La dieta alta en sal activó las células inmunitarias en una región específica del cerebro, lo que provocó inflamación y un aumento de la hormona vasopresina, que eleva la presión arterial. Los investigadores rastrearon estos cambios mediante técnicas de neuroimagen y laboratorio de vanguardia, disponibles recientemente.
Así, Khoutorsky concluye que “el papel del cerebro en la hipertensión se ha pasado por alto en gran medida, porque es más difícil de estudiar. Pero con nuevas técnicas, podemos observar estos cambios en acción”. Asimismo, planean estudiar si procesos similares están implicados en otras formas de hipertensión.
Fuente: AFP
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Advierten riesgos del “sleepmaxxing”, tendencia para optimizar el sueño
Desde taparse la boca con cinta adhesiva hasta balancearse colgado del cuello, una tendencia viral en redes sociales promueve rutinas extremas para la hora de dormir que prometen un sueño perfecto, a pesar de la escasa evidencia médica y los posibles riesgos de seguridad. Influencers en plataformas como TikTok y X están impulsando una creciente obsesión por el bienestar conocida popularmente como “sleepmaxxing”, un término que refiere a actividades y productos destinados a optimizar la calidad del sueño.
El boom de esta tendencia, que genera decenas de millones de publicaciones, subraya el poder de las redes sociales para legitimar prácticas de salud no comprobadas, especialmente cuando las plataformas tecnológicas están reduciendo la moderación de contenido. Una supuesta cura para el insomnio consiste en colgarse del cuello con cuerdas o cinturones y balancearse en el aire.
“Quienes lo prueban afirman que sus problemas de sueño han mejorado significativamente”, afirma un video en X que acumuló más de 11 millones de visualizaciones. Sin embargo, expertos dieron la voz de alarma sobre esa práctica extrema luego de que medios estatales en China le atribuyeran al menos una muerte por ahorcamiento el año pasado.
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“Normalizar lo absurdo”
Estas técnicas de “sleepmaxxing” son “ridículas, potencialmente dañinas y carecen de evidencia”, declaró a la AFP Timothy Caulfield, un experto en desinformación de la Universidad de Alberta, en Canadá. “Este es un buen ejemplo de cómo las redes sociales pueden normalizar lo absurdo”, subrayó. Otra práctica popular es taparse la boca con cinta adhesiva para dormir, promocionada como una forma de fomentar la respiración nasal.
Los influencers afirman que ofrece amplios beneficios, desde un mejor sueño y una mejor salud bucal hasta la reducción de los ronquidos. Pero un informe de la Universidad George Washington concluyó que la mayoría de estas afirmaciones no estaban respaldadas por investigaciones médicas. Los expertos también han advertido que la práctica podría ser peligrosa, especialmente para quienes padecen apnea del sueño, una afección que interrumpe la respiración durante el sueño.
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“Perjudicial”
Los influencers que buscan dormir mejor también promocionan usar gafas de sol azules o rojas, dormir con mantas pesadas y comer dos kiwis justo antes de acostarse. “Mi preocupación con la tendencia ‘sleepmaxxing’, especialmente como se presenta en plataformas como TikTok, es que muchos de los consejos que se comparten pueden ser realmente inútiles, incluso perjudiciales, para quienes tienen trastornos genuinos del sueño”, declaró a la AFP Kathryn Pinkham, referencia en el tratamiento del insomnio en Reino Unido.
Los científicos reconocen que querer dormir bien forma parte de la legítima búsqueda de bienestar y salud, pero advierten que esta tendencia podría estar contribuyendo a la ortosomnia, una obsesión por lograr un sueño perfecto. “La presión por dormir mejor está arraigada en la cultura del ‘sleepmaxxing’”, afirmó Eric Zhou, de la Escuela de Medicina de Harvard.
Si bien priorizar un sueño reparador es admirable, fijarse la perfección como meta es problemático. Incluso quienes duermen bien varían de una noche a otra. Pinkham apuntó que la falta de sueño a menudo se debe a la “ansiedad por lograrlo”, un hecho que en gran medida no reconocen los influencers que practican el “sleepmaxxing”. “Cuanto más intentamos controlar el sueño con trucos o rutinas rígidas, más vigilantes y estresados nos volvemos, lo que paradójicamente dificulta el sueño”, afirmó.
“Sleepmaxxing” y “looksmaxxing”
Muchas publicaciones sobre el “sleepmaxxing” se centran en mejorar la apariencia física en lugar de mejorar la salud, lo que refleja una coincidencia con el “looksmaxxing”, otra tendencia online que fomenta técnicas no probadas y a veces peligrosas para aumentar el atractivo sexual. Algunos influencers del “sleepmaxxing” aprovechan la creciente popularidad del “looksmaxxing” para promocionar productos como cintas bucales, bebidas en polvo para mejorar el sueño y gomitas con melatonina.
Sin embargo, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM, por sus siglas en inglés) no recomienda usar melatonina para tratar el insomnio en adultos, citando evidencia médica inconsistente sobre su efectividad. “Muchos de estos consejos provienen de personas no expertas y no se basan en evidencia clínica”, alertó Pinkham. “Para las personas con verdaderos problemas de sueño, este tipo de consejos a menudo añade presión en lugar de alivio”.
Fuente: AFP.
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Dormir bien: cuántas horas hacen falta y cómo lograrlo
Dormir bien es una de las claves para tener una buena calidad de vida, y no se trata solo de cerrar los ojos por ocho horas. La relación entre el sueño y la salud del cerebro es profunda, y en muchos casos, descuidarla puede traer consecuencias serias. La Dra. Verónica Fleitas, neuróloga del Hospital IPS Ingavi, explicó por qué es tan importante descansar correctamente y ofreció algunos consejos prácticos para mejorar nuestra rutina nocturna.
Durante el sueño, el cerebro realiza tareas fundamentales: limpia toxinas que pueden dañar las neuronas, repara conexiones cerebrales, consolida recuerdos y regula emociones. “Dormir no es solo descansar”, señala la especialista, quien además resalta que una mala calidad de sueño puede derivar en problemas de memoria, irritabilidad, ansiedad y hasta aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Entonces, ¿cuántas horas hay que dormir realmente? Aunque el número de “8 horas” es el más popular, la mayoría de los adultos necesita entre 7 y 9 horas por noche. Sin embargo, más importante que la cantidad es la calidad del sueño. Si dormís poco, o si te despertás varias veces en la noche, tu cuerpo y tu mente no logran recuperarse bien, lo que puede afectar tu rendimiento y estado de ánimo al día siguiente.
Dormir mal no solo genera cansancio. También puede dificultar la concentración, afectar la memoria, elevar el estrés y producir una inflamación silenciosa en el cerebro, que puede empeorar trastornos neurológicos o emocionales. En palabras simples, tu cerebro funciona en “modo ahorro” cuando no descansa lo suficiente, y eso repercute en cada decisión que tomás.
Para quienes tienen problemas para dormir, la Dra. Fleitas recomienda algunos hábitos que pueden marcar la diferencia: mantener una rutina fija de sueño, evitar pantallas antes de acostarse, crear un ambiente propicio (oscuro, fresco y silencioso), practicar técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación, e incluso escribir en un cuaderno lo que te preocupa si no podés dejar de pensar en eso. Además, evitar cafeína y energizantes por la tarde o noche es clave.
Si dormís mal más de dos veces por semana, te cuesta más de una hora conciliar el sueño, te despertás seguido sin razón o te levantás sintiéndote más cansado de lo que te acostaste, es momento de consultar a un especialista. “La privación de sueño hace que el cerebro solo piense en lo que quiere, sin considerar las consecuencias”, advierte la doctora. Dormir bien no es un lujo, es una necesidad para pensar, sentir y vivir mejor.
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Datos claves
- Entre 7 y 9 horas de sueño por noche es lo recomendable para adultos.
- 🧠 Dormir mal puede generar falta de concentración, estrés e incluso inflamación cerebral.
- 🛏️ Si más de dos veces por semana no dormís bien, consultá con un neurólogo.
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Mejorar los hábitos diurnos resuelven los problemas de sueño
La neurofisióloga clínica del Hospital La Princesa de Madrid, Rybel Wix, ha señalado que optimizar los hábitos de vida diurnos puede ayudar a “mitigar de manera significativa e, incluso, a resolver” muchos problemas de sueño nocturnos. Por ello, para la miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES), estos buenos hábitos diurnos pueden ser especialmente relevantes en el caso de personas con insomnio.
"Para las personas con insomnio, la adherencia estricta a los hábitos de higiene del sueño, tanto diurnos como nocturnos, no es solo importante, sino que es fundamental y una prioridad absoluta. Si bien estas pautas benefician a cualquiera, en el contexto del insomnio se convierten en herramientas terapéuticas esenciales", ha afirmado.
La portavoz de la SES subraya que el insomnio a menudo se perpetúa por un ciclo vicioso donde la preocupación por no dormir bien lleva a comportamientos diurnos que, paradójicamente, empeoran el sueño. En ese sentido, Rybel Wix apunta a la importancia de la exposición a la luz natural.
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“Las personas con insomnio a menudo tienen un reloj circadiano desregulado. La exposición consistente a la luz natural por la mañana y la reducción de la luz brillante por la noche son vitales para recalibrar este reloj, enviando señales claras al cuerpo sobre cuándo estar despierto y cuándo prepararse para dormir. Esto es crucial para regular la producción de melatonina y cortisol, hormonas clave en el ciclo sueño-vigilia”, ha apuntado.
Al hilo, la especialista ha señalado que “el sueño y la vigilia son dos caras de la misma moneda. Se necesitan mutuamente para funcionar de forma correcta”. “No podemos esperar una noche reparadora si no cuidamos lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Por eso es importante que cambiemos nuestra perspectiva y entendamos que el buen sueño se construye a lo largo del día; y que invertir en hábitos diurnos saludables es invertir en una mejor calidad de vida y en un descanso nocturno reparador”, sostiene Wix.
Este impacto directo de las acciones diurnas sobre el descanso, explica la experta, se debe principalmente al reloj circadiano, un “reloj” interno que, entre otras funciones biológicas, regula los ciclos de sueño-vigilia. “Para que este reloj funcione con precisión y nos prepare para un sueño reparador, necesitamos ponerlo a punto o, como decimos en el ámbito médico, reforzar nuestro sistema circadiano”, apunta la portavoz de la SES.
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La importancia de la luz del sol
Esta puesta a punto se logra fundamentalmente a través de lo que se conocen como sincronizadores, el más potente de los cuales es la luz natural. “Exponerse a la luz del sol a primera hora de la mañana es crucial. Esta exposición le indica a nuestro cerebro que el día ha comenzado, por lo que se suprime la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño, y se activan una serie de procesos biológicos que nos mantienen alerta y con energía”, ha manifestado.
“Es como darle al botón de ‘reset’ de nuestro reloj interno, ajustándolo para las 24 horas siguientes”, explica Rybel Wix, que señala que sin esta señal matutina clara el reloj interno “puede desajustarse”, lo que se traduce en última instancia en dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos y una sensación general de falta de descanso.
Además de la exposición a la luz natural a primera hora del día, la neurofisióloga clínica destaca la importancia de otros hábitos diurnos, como la realización de actividad física intensa y regular, que permite “liberar el exceso de energía y la tensión acumulada durante el día, promoviendo un cansancio físico que facilita el sueño”.
Asimismo, recomienda llevar una alimentación equilibrada y con horarios regulares, evitar estimulantes como la cafeína y el tabaco, moderar el consumo de alcohol o gestionar el estrés, integrando en el día a día técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda, que ayudan a reducir el impacto del estrés acumulada durante el día en el sueño.
Fuente: Europa Press.