Los calambres o espasmos musculares ocurren de forma involuntaria y a causa de una fatiga muscular o el uso físico excesivo, especialmente durante las actividades físicas, también la deshidratación puede desempeñar un papel importante en el desencadenamiento de los calambres, ya que la ingesta inadecuada de líquidos provoca un desequilibrio electrolítico y altera la función muscular.

Otros factores que influyen en el calambre muscular es el estiramiento inadecuado antes de los entrenamientos físicos, la mala circulación y ciertas condiciones médicas como la compresión de los nervios o las deficiencias de minerales, como el potasio, calcio y magnesio. Aunque puede ser tentador quedarse quieto cuando experimentas calambres musculares, el movimiento suave es de gran ayuda.

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Hidratación

La deshidratación es una de las principales causas de calambres musculares. Un estudio de 2013 publicado por PubMed Central afirma que beber suficiente agua ayuda a mantener el equilibrio de electrolitos en el cuerpo, previniendo los calambres causados por desequilibrios en minerales como sodio, potasio, calcio y magnesio.

Además, durante los entrenamientos intensos pierdes electrolitos esenciales a través del sudor, y para reponer estos minerales cruciales, es necesario consumir bebidas ricas en electrolitos o fuentes naturales como el agua de coco. Alternativamente, puedes consumir alimentos ricos en electrolitos, como plátanos (potasio), verduras de hoja verde (magnesio) y naranjas (calcio).

Masaje y rodillos de espuma

Masajear suavemente los músculos afectados puede ayudar a aliviar los calambres musculares. Puedes usar tus manos o un rodillo de espuma para aplicar presión en el área estrecha, ya que esto favorece el riego sanguíneo y la relajación del músculo, reduciendo la intensidad del calambre.

Aplicar compresas calientes o frías

Tanto las terapias de calor como las de frío pueden ser beneficiosas para aliviar los calambres musculares, según las preferencias personales. Aplicar una compresa tibia o tomar un baño tibio puede relajar los músculos y aliviar la tensión. Por otro lado, una compresa fría o hielo envuelto en un paño puede ayudar a reducir la inflamación y calmar el área acalambrada.

Cremas analgésicas

Las cremas analgésicas de venta libre que contienen ingredientes como mentol o alcanfor proporcionan un alivio temporal de los calambres musculares. Además, puedes optar por analgésicos como el ibuprofeno o el paracetamol, pero recuerda consultar a un profesional de la salud antes de usar cualquier medicamento.

Estiramientos antes y después del ejercicio

Una de las medidas preventivas más importantes contra los calambres musculares es el estiramiento adecuado. Siempre calienta antes de tu entrenamiento con estiramientos dinámicos y realiza estiramientos estáticos después de entrenar. Concéntrate en los músculos que más has usado durante tu rutina de ejercicios. El estiramiento ayuda a mejorar la flexibilidad, mejora la circulación sanguínea y reduce el riesgo de calambres musculares.

Luego de entrenar, consume una comida bien balanceada que incluya una buena combinación de proteínas, carbohidratos y grasas saludables. Una nutrición adecuada ayuda en la recuperación muscular y reduce la probabilidad de calambres.

Ejercicio Regular

Hacer ejercicio con regularidad puede ayudar a prevenir los calambres musculares a largo plazo. A medida que los músculos se acostumbran a la actividad física, se vuelven menos propensos a los calambres. El ejercicio constante también mejora la circulación sanguínea y la salud muscular en general.

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