Una teoría respecto a la atracción es que aquellas personas que comparten los mismos intereses, reflejan una similitud más profunda entre sí que les hace sentirse atraídos el uno por el otro. A esto, una reciente investigación agrega que el coincidir hace descubrir una esencia igual a la de uno mismo que ayuda a crear importantes lazos afectivos.

Según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología, nuestra atracción por las personas que comparten nuestros atributos se ve favorecida por la creencia de que aquello que tenemos en común impulsa a algo más profundo en nosotros: la propia esencia.

Las personas pueden sentirse atraídas por personas con las que están de acuerdo en un tema político, con quienes comparten preferencias musicales o simplemente se ríen de lo mismo, pero esas similitudes sugieren algo más. “Esa persona es, en esencia, como yo y, como tal, comparte mis puntos de vista sobre el mundo en general”, explica en su informe el autor del estudio, Charles Chu.

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El proceso de pensamiento está impulsado por un tipo de esencialismo psicológico que se aplica específicamente a las ideas de la gente sobre el yo y la identidad individual. El investigador menciona que tendemos a “esencializar” muchas cosas, desde categorías biológicas como las especies animales hasta grupos sociales como la raza y el género.

Cuatro experimentos para definir la atracción

“Esencializar algo es definirlo mediante un conjunto de propiedades profundamente arraigadas e inmutables, o una esencia”, señala. Para comprender mejor cómo el autoesencialismo impulsa la atracción entre individuos, los investigadores realizaron una serie de cuatro experimentos, todos fueron expuestos a dos individuos hipotéticos, uno de los cuales tenía la misma preferencia artística y otro que difería.

Los expertos descubrieron que los participantes a los que se les dijo que el pensamiento esencialista podía dar lugar a impresiones precisas de los demás eran más propensos a manifestar atracción y compartir la realidad con individuos hipotéticos con preferencias artísticas similares.

Al respecto, el autor de dicha investigación asegura que lo que más le sorprendió fue descubrir que algo tan mínimo como una preferencia compartida, por ejemplo por un artista o clubes de fútbol, llevara a la gente a percibir que otro individuo vería el mundo de la misma manera que ellos.

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