El cambio estacional implica alteraciones en nuestro organismo. De hecho, el desánimo en otoño e invierno es normal, pero cuando llegan las bajas temperaturas y los días grises,con frecuencia están acompañados de una tristeza que afecta la rutina diaria, puede tratarse de un “trastorno afectivo estacional”.

Los casos más leves se conocen como “winter blues”, que se traduce como tristeza invernal y se considera un subsíndrome para la psicología. Sin embargo, las últimas investigaciones amplían aún más los datos sobre los cambios anímicos y conductuales que se producen en otoño e invierno y lo definen como un “trastorno afectivo estacional”, término acuñado por el psiquiatra británico Norman Rosenthal.

Este trastorno se caracteriza por un intenso estado depresivo, que incluye cansancio, debilidad física y psíquica, fatiga, tristeza, apatía, incremento de apetito o sueño, dificultad para concentrarse y disminución de la libido. Hay estudios que revelan que las mujeres sufren de forma más habitual este trastorno, aproximadamente son el doble en relación con los hombres, y un tercio de estas presentan alteraciones menstruales.

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Las personas que lo padecen tienden a experimentar el fin de la apatía desde el inicio de la primavera y del verano. No obstante, es importante tener en cuenta que si los síntomas se prolongan por más tiempo o son cada vez más intensos, deben acudir a un profesional, ya que podría tener otros problemas psicológicos. La tristeza estacional podría llegar a casos más graves, incluso al intento de suicidio.

¿Cómo encarar este trastorno?

Los especialistas de la salud mental recomiendan que si aparece cualquiera de los síntomas propios del trastorno afectivo estacional, las personas deben incluir ciertos hábitos en su rutina, como pasear al menos 30 minutos al día fuera de la casa, hacer ejercicio al aire libre y reforzar la iluminación interior, sea dentro de la casa o en la oficina.

También sugieren modificar los malos hábitos de sueño por unos más saludables. Levantarse a la misma hora, no utilizar tecnología en los momentos antes de dormir o no alargar la siesta más de 45 minutos. Otros puntos fundamentales son fortalecer las relaciones interpersonales y llevar una alimentación saludable.

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