La psicóloga Melisa Urtlauf aclara que el síndrome del impostor en realidad es un fenómeno transdiagnóstico porque todavía no se encuentra categorizado oficialmente en los manuales de trastornos mentales, aunque sí es estudiado ampliamente. “Las personas con esta percepción están convencidas de ser un fraude y de no merecer el éxito ni el reconocimiento”, explica la especialista.

Aida Baida Gil, autora del libro “Cómo superar el síndrome del impostor”, lo definió como aquella sensación de no estar nunca a la altura, de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces; de ser impostores, un fraude.

“El fenómeno del impostor se suele observar en personas que logran una meta o propósito de trabajo (por ejemplo, un ascenso laboral) y les causa ansiedad recibir elogios o felicitaciones por el mismo. Les aumenta su nivel de malestar ante la idea de ser descubiertos en cuanto a que, según su percepción, no tienen la capacidad necesaria para ese puesto”, detalla la profesional.

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Urtlauf menciona que las personas que sufren de esta condición se muestran hiperalertas ante la idea de que otros se den cuenta de esa ineptitud que ellos creen tener y de esta manera defraudarlos. “Tienen el pensamiento de no merecer ese reconocimiento, de que no merecen ese cargo o esas felicitaciones. Creen que sus logros responden a accidentes fortuitos y no a sus propios méritos en ese proceso. Les cuesta ver que los pasos que dieron fueron los que los llevaron hasta ese lugar”, señala.

¿Qué podría causarlo? La psicóloga indica que este “síndrome del impostor”, como la mayoría de los fenómenos mentales y conductuales, está relacionado al aprendizaje. Es decir, haber tenido experiencias previas o formado creencias sobre “no contar con aptitudes necesarias o capacidades suficientes para lograr los objetivos”.

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“Son personas que tratan de no llamar la atención, tienen el perfil bajo y muchas veces se sobrepreparan para una presentación, a modo de tratar de paliar o atenuar su “ineptitud”. Además, les da mucha ansiedad pensar que las personas se puedan dar cuenta de estas “falencias”; intentan evitar las felicitaciones, evaden los elogios y no aceptan buenas devoluciones porque creen que no merecen estar donde están. Asimismo, piensan que eventualmente se pueden dar cuenta de que son “impostores””, comenta.

Las personas con trastornos de ansiedad social son las más afectadas por este fenómeno, ya que ambos estados comparten características muy similares: ven a los demás como seres muy críticos o evaluadores, y se ven a sí mismos como personas con pocas aptitudes sociales o de desempeño.

Melisa recomienda que quienes lo sufren busquen apoyo psicológico, ya que pueden estar percibiendo un gran deterioro de su calidad de vida al estar todo el tiempo expuestas a este nivel de ansiedad y miedo, así como a distorsiones cognitivas que generan mucho malestar. “La terapia cognitivo conductual muestra una muy buena evidencia sobre este tipo de fenómenos mentales”, concluye.

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