El guitarrista para­guayo Orlando Bonzi, quien actualmente se encuentra radicado en Lon­dres, Inglaterra, ofrecerá esta tarde a partir de las 18:30 un concierto en el hotel Esplendor (Aviadores del Chaco y Molas López).

El músico presentará en dos momentos un repaso por su carrera de más de 20 años, y cerrará debutando en Para­guay con su el proyecto Sym­biosis Strings, que comparte con su esposa y violinista Yanice Tsang. Las entradas están a la venta a G. 100.000 a través de la web www.dracena.com.py y también pueden ser adquiridas en puerta el día del evento.

“En más de ocho años que estoy afuera he tocado en todos los continentes, casi toda Asia, en Estados Unidos, en Europa, he vuelto a Paraguay y me he encontrado con una escena más crecida, con buenas pro­puestas, buenos músicos. Aun­que evidentemente que el tema del covid-19 ha afectado en todo el mundo, y eso también se nota”, comenta Bonzi.

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Como guitarrista de jazz, Orlando ha recogido reconoci­miento en distintos escenarios a nivel global, y actualmente sigue formándose en Inglate­rra, donde tiene el epicentro de su carrera.

“En Londres hay muchas par­ticularidades. Hay grandes músicos, grandes academias, hay grandes universidades, de hecho yo estoy estudiando en una de ellas. Estamos tocando tanto con alumnos y profeso­res. Hay una escena mundial allá, solemos tocar en Ronnie Scott’s, que es un lugar donde tocan grandes figuras del jazz”, explicó.

Sus raíces musicales tienen la sonoridad paraguaya como elemento constitutivo, pero su recorrido por el mundo le van nutriendo de nuevas miradas. “La propuesta que estoy lle­vando es bastante particular y única para Londres, que es mi lenguaje musical que es un resumen de viajes y explora­ción que vengo haciendo en los últimos 25 años”, señaló.

En las primeras secciones Bonzi estará acompañado por Toti Morel, Pier Paolo, Seba Ramírez, Giovanni Prime­rano y Deok Young Jung. “Cada lugar que he pisado en el mundo ha cambiado mi manera de ver la música hacia una visión más global. Siempre tuve un inte­rés en el world music. Fue muy enriquecedor tocar con perso­nales de todos los países donde estuve, de todas las culturas, aprender de ellos, y eso es que se va escribiendo en tu ADN musi­cal, en tu médula”, concluyó.

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