El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido universalmente como Quino, autor de Mafalda y una veintena de libros de historietas, murió el miércoles a los 88 años de edad, lo que conmovió tanto al mundo de la cultura como a la gente común.
“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo lo llorará”, anunció su editor Daniel Divinsky, director de Ediciones de la Flor, el primero en dar la noticia. Quino solía pasar seis meses del año en España y seis meses en Argentina. Al momento de su muerte, se encontraba en su ciudad natal, Mendoza.
“HUÉRFANOS”
“Quino deja una obra extraordinaria para el mundo. Es amor y es humor. Es ternura y es inteligencia. Es la observación mordaz y también la inocencia”, dice alguien en San Telmo, en donde está la estatua que honra al personaje de Quino que fue a dejar flores en memoria de la pequeña y sus amigos. “Se fue mi segundo papá. Gracias por todo, Quino (1932-2020)”, escribió el dibujante y humorista gráfico argentino Miguel Rep. El también caricaturista argentino Liniers lo despidió en Instagram con la frase: “Gracias, maestro”. Quino no tuvo hijos.
Estuvo casado desde 1960 con Alicia Colombo, quien falleció en 2017. La tira Mafalda surgió como un pedido de personaje para una publicidad que nunca llegó a ser realidad, pero la niña preguntona e inquisidora, con sus amiguitos y familia, pasaron a ser un símbolo de la sociedad y con diferentes expresiones. Cada personaje de Mafalda está inspirado en lo que somos como sociedad y personas. De allí, la universalidad de Mafalda que hace dos días “cumplió 56 años de vida” y fue traducida a cientos de idiomas, incluso el guaraní.
Los tomos de “Mafalda en guaraní” fueron presentados por la editorial Servilibro en la Feria Internacional del Libro (FIL) del 2019, que fueron traducidos por la lingüista María Gloria Pereira. “Mafalda guaraníme” cuenta con 10 coloridos y entretenidos tomos que se ajustan a dar el mismo mensaje de cada uno de los personajes.
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Mafalda tenía razón
Por DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ (Dr. Mime)
Cuando de gustos se trata, los niños siempre nos recuerdan a Mafalda, el entrañable personaje de Quino, quien odiaba dos cosas en su vida: las injusticias… y la sopa. La eterna lucha de las madres para que sus hijos pequeños consuman sopas, caldos o verduras en cualquiera de sus formas es una realidad que pocas madres desconocen. Pero esto no es todo: los niños también toman las comidas como un terreno de experimentación personal, donde de nada sirven las amenazas o los retos cuando se trata de elegir comida “saludable, pero no rica” o cuando se les pide que no coman con las manos. ¿Por qué sucede esto? La próxima vez que sus hijos intenten hacer un berrinche a la hora de comer, tengan en cuenta que sus sistemas nerviosos, aún en desarrollo, replican simplemente lo que durante toda la evolución ha hecho el hombre para seleccionar su alimento. ¿Qué hacía el homo sapiens para esto? Lo probaba, despreciando lo amargo y ácido de las hierbas que recolectaba (y que aún hoy persiste en la memoria de los humanos en las verduras levemente amargas) a cambio de lo dulce, graso y proteico, que le garantizaba no solo una alimentación que le serviría, sino también el evitar alimentos que podían envenenarlo. Lo manoseaba, buscándole espinas, semillas, o cualquier elemento que pudiera dañarle el paladar o el tubo digestivo al deglutirlo. Esta predisposición genética aseguraba la sobrevivencia hace miles de años, y como vemos, aún continúan influyendo en nuestro comportamiento. ¿Quién de nosotros de niño no se quedó pensativo ante un plato de verdes hojas, e incluso (como en mi caso) aceptó soportar estoicamente cualquier castigo para no comérselas? Eso que nuestros padres consideraban un signo de rebeldía, no es más que un rechazo inconsciente asociado a estímulos que heredamos desde nuestros antecesores en la tierra.
Por todas estas razones de explicación genética es que los niños de hoy prefieren hundir sus narices en la hamburguesa “Mac King” más grande (que dicho sea de paso, nunca es como la de la foto), y que no son otra cosa que una bomba calórica sin sentido, pero que miles de años atrás le aseguraba la energía necesaria para poder huir de un tigre o pasar horas enteras al acecho de sus presas sin comer. Por eso, desarrollaron una serie de premisas que heredamos en la impronta genética: comer alimentos que garanticen la supervivencia, ricos en energía y de preferencia dulces, comer los alimentos conocidos y evitar los amargos, probar solo una porción si se desconoce el alimento, comer solo lo que los progenitores, hermanos y entorno saborean, y evitar los alimentos que hayan dañado alguna vez la digestión. ¿Le parece esto conocido? Claro que sí: lo hacemos desde que nacimos.
El hecho de comer rápido es algo que mi esposa también me critica ácidamente. Pese a que me encantan los menús por pasos (esos donde te sirven quinientos platos con una microscópica porción de comida en cada uno) donde saboreo gustoso cada uno de ellos; sin embargo, soy de los que comen rápido. Cuando ella lea este párrafo, se dará cuenta de que cuando como apurado, solo le hago caso a mi impronta genética, ya que el hombre de antaño debía engullir lo más rápido posible su comida aprovechando los momentos de tranquilidad, ya que no sabía cuánto podrían durar estos hasta que apareciera el siguiente tigre del cual huir. Las cadenas de comida rápida conocen de memoria nuestra impronta genética respecto a la alimentación, por eso nos ofrecen menús rápidos de alto contenido calórico que se consumen muchas veces “de a pie” o “de paso”, y de preferencia respecto a lo que se conoce como “comida saludable”. Bueno, no hay que ir muy lejos: de allí el nombre de “fast food”.
Hoy sabemos que Mafalda tenía razón. No nos gusta lo que sabemos que no es calórico y es amargo, porque nuestra memoria genética lo toma como no útil. Por eso, hasta para comer estamos DE LA CABEZA, porque todo tiene su explicación en el apasionante mundo de las Neurociencias. Nos leemos en siete días.
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La filosofía de Mafalda: un libro homenaje a Quino
El primer libro recopilatorio acerca de Mafalda tras la muerte de Quino. Aquí una forma de recordar a quien era considerado “un filósofo en los zapatos de un niño”.
El libro de las viñetas ya está disponible gracias a la editorial Lumen y su sinopsis nos adelanta: “Podrían decirse muchas sutilezas del mundo, pero hay que reconocer que a menudo puede parecer un inmenso plato de sopa. ¿Y qué decir de la humanidad que lo habita? Aunque parezca incorregible, tratar de comprenderla y de aportar su granito de arena para mejorarla, como hace una pequeña filósofa como Mafalda, es la tarea a la que nos invita Quino, una y otra vez, a través de sus tiras”.
Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino, partió en septiembre pasado y la editorial pensó en hacer este recopilatorio como un homenaje para el creador de Mafalda. “Nos pareció que el mejor homenaje que le podíamos hacer a Quino con el siguiente recopilatorio era hablar de la filosofía de Mafalda”, explicó al elDiario.es Lola Martínez de Albornoz, editora de Lumen.
Martínez es también la responsable de una serie de libros que está publicando la firma sobre nuestra amada Mafalda en torno a diferentes temáticas, como el feminismo o el amor. Y ahora le llegó el turno a una de las doctrinas que Mafalda nos enseñó a aprender de manera directa, amena y reflexiva. Quizás aún sin identificar que nos hablaba incluso de filosofía.
Como lo recuerda Umberto Eco en su recomendación de este libro recopilatorio: “El pensamiento vivo de Mafalda, una heroína de nuestro tiempo”. Y que esperamos encontrarnoslo en las librerías locales muy pronto. Avisanos con un comentario si lo haces.
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Mafalda en una colección de carteras por el “Día Internacional de la Mujer”
La marca de bolsos mexicana Cloe suma a Mafalda a su colección limitada de carteras creadas en conmemoración al “Día Internacional de la Mujer”, que se celebra cada 8 de marzo. Los diseños buscan representar la esencia más pura del personaje icónico conocida por transmitir siempre un mensaje sobre la empatía y el amor propio, al prójimo y a las pequeñas cosas de la vida.
Los discursos de Mafalda han pasado de generación en generación, los cuales la han mantenido vigente como la niña que criticaba temas sociales a favor de la igualdad y, sobre todo, a favor de la reivindicación en el papel de la mujer como persona individual y no como el rol que la sociedad espera de ella.
La marca incorpora la figura de este personaje influyente creado por Joaquín Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, a su nueva colección de bolsos de silueta Tote, que incluye cuatro colores en sus diseños: rojo, negro, blanco y multicolor.
El bolso rojo se representa por la frase “Este mundo es una sopa”; el blanco comparte la frase “Lo importante es ser uno mismo”, el multicolor destaca su característico perfil y el negro trae a la silueta de Mafalda dirigiendo la vista hacia su nombre.
La colección se complementa con otros productos como billeteras y calzados, diseñados bajo el mismo concepto: vestir a la niña que desde siempre defendió los derechos de las mujeres.
Fuente: Forbes México.
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Mafalda, el otro yo de Quino
Nada define tanto la idiosincrasia de Quino como aquella tira en la que Mafalda le muestra a su oso de peluche un globo terráqueo y le pregunta “¿Te gusta? Porque es una maqueta, el original es un desastre”. El escepticismo y la amarga reflexión ante las desgracias del mundo afloran en los agudos, sarcásticos y transgresores comentarios de la niña rebelde, convertida en el otro yo de Joaquín Lavado, conocido mundialmente como Quino, a secas.
En otro celebrado cuadrito, un hombre que se encuentra con un amigo en la calle le dice “¡el mundo es un pañuelo!” y Mafalda, observadora de la escena, piensa: “Habrá que quejarse a la lavandería”. Las ideas del dibujante y humorista, como buen artista, se expresaron a través de sus historietas y sólo con cuentagotas en apariciones públicas.
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Retraído como Felipito, otro de sus legendarios personajes compañeros de la pequeña contestataria, Quino desfiló por distinguidos escenarios donde se le rindió tributo por su obra, mientras él parecía no saber qué contestar, conmovido pero algo abrumado. El día de un homenaje al lado de la estatua de su más popular creación de papel, un presentador dijo eufórico: “... ¡y esperamos que Mafalda viva 50 años más!”.
“Por el estado en que está el planeta, no creo que lleguemos muy lejos”, respondió Quino, parco y descreído, un poco asombrado e incómodo como siempre ante tanta euforia y zalamerías a su alrededor. Quino dibujó y escribió Mafalda desde 1964 hasta 1973, pero la niña ha perdurado en las nuevas generaciones y es usada como símbolo por el movimiento feminista.
Hija de los 1960 y 1970
Quino justificó el impacto de su historieta en el momento histórico en que aparece y se desarrolla, los años 1960 y 1970, de una explosión creativa y revolucionaria en todos los ámbitos. “Mafalda salió bien porque la época en que lo hice era buena, aunque había conflictos como siempre. El ser humano es quilombero (revoltoso) por naturaleza”, explicó.
Tercer hijo de padres republicanos españoles de clase media, se sumergió en el universo del dibujo por influencia de un tío que ejercía el oficio en un periódico de su natal Mendoza (oeste), al pie de la cordillera de Los Andes. Pero sus padres fallecieron antes de su adolescencia y un hermano mayor tuvo que ayudarlo a salir adelante.
“Sufrí mucho porque vivía en condiciones precarias mientras deambulaba por redacciones de diarios y revistas sin mayor éxito. Compartí una pieza de pensión con tres o cuatro tipos”, recordó. Su vida se iluminó cuando pudo por fin publicar en revistas, momento que definió como “uno de los más felices” de su existencia. Quino estuvo casado por más de medio siglo con Alicia Colombo, quien falleció en 2017.
Mundo irresponsable
Las historias de la niña con nombre de princesa italiana están traducidas a 26 idiomas y sólo en Argentina han vendido 20 millones de ejemplares. Reacio a la adulación o al elogio desmedido, Quino ha dicho que sus trabajos tuvieron éxito en Latinoamérica o en naciones latinas de Europa, pero son una rareza en países anglosajones, China, Rusia o el mundo árabe.
“¡Ahora voy a sentir más respeto por mí mismo!”, declaró con ironía después de tantos homenajes. El retrato de Mafalda está colgado en la Galería de Ídolos Populares de la Casa Rosada (gobierno), junto a leyendas como el exfutbolista Diego Maradona, el rockero Charly García, el extenista Guillermo Vilas, el bailarín clásico Julio Bocca, el automovilista Juan Manuel Fangio y el cantante de tango Carlos Gardel.
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La criatura que dejaba mudos y helados a los adultos con sus preguntas y ácidos comentarios, fue clasificada por el intelectual italiano Umberto Eco como “una heroína iracunda”. Ella “rechaza al mundo tal cual es, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres”, según Eco.
No se hace cargo del horror de las guerras, la injusticia y la hipocresía en las relaciones sociales. El globo terráqueo aparece de nuevo en otro cuadrito y Mafalda le acaba de colgar un cartel que dice “Irresponsables trabajando”.
Fuente: AFP.