El cantante y compositor Vitalino Rodríguez, conocido como Alberto de Luque, dejó de existir en la víspera a los 82 años, legando un aporte inmenso en producciones, interpretaciones y creaciones para el acervo cultural del país.
Nacido en Iturbe, departamento del Guairá, el 12 de marzo de 1938, Alberto de Luque fue una figura que desde muy joven ya se destacó por su voz en los escenarios. Su ida a Buenos Aires en plena pubertad, le permitió rozarse con los más grandes creadores de la música popular paraguaya.
La generación de oro de la música nacional pierde a otro de sus grandes figuras. A los 17 años grabó junto a la orquesta de Herminio Giménez la polca “Cerro Porteño”, junto al coro de Teatro Colón, en Buenos Aires, haciendo inmortal su voz para la cultura paraguaya, aún sin saberlo.
Además de lucirse y aprender junto a los grandes de la música paraguaya como José Asunción Flores, y Mauricio Cardozo Ocampo, realizó trabajos con figuras internacionales como el Trío los Panchos, Armando Manzanero, Marco Antonio Muñiz y otras. Sus canciones también fueron incluidas en varias películas como “Nacido el 4 de julio”, de Oliver Stone.
Su proceso formativo tuvo sus primeros pasos en el Conservatorio López Buchardo, en la ciudad de Buenos Aires, y logró continuidad en el Conservatorio de Música de Hamburgo, ya radicado en Europa, donde tuvo giras por Alemania, Holanda, Inglaterra y Francia.
RECONOCIMIENTOS
Reconocido como el Archiduque de la Canción, Rodríguez obtuvo una serie de distinciones a lo largo de su carrera: primer premio en el Festival de la Composición de Ypacaraí en los años 1981 y 1985, y la condecoración en grado de Comendador, por parte del gobierno de Paraguay, entre otras distinciones. En la víspera, la Secretaría de Cultura publicó a través de su fanpage, “su más alto reconocimiento y gratitud a la generosa y brillante entrega (…), como un tesoro que guardaremos entre nuestros valores más caros y entrañables”.
Algunasdesusobrasmásdifundidas son: “Vergel Luqueño”, “A mi Pueblo Iturbe”, “Vos y Yo Seremos Todo”, “Así es mi Tierra”, “En Cualquier Primavera”, “Qué Linda es la Tierra Mía” y “Llora, Llora Urutaú”, por citar algunas.
LE DIO UNA MANO A LOS BEATLES
Una de las anécdotas más encendidas de Alberto de Luque tiene que ver con Los Beatles. Corría octubre de 1961. El músico paraguayo estaba en el sello Polydor, de Hamburgo (Alemania), preparando su tercer longplay. Cuando fue al baño, se encontró en el pasillo con Tony Sheridan.
“Mi amigo, por favor, ayúdame”, le dijo. “Tengo un gran problema, los muchachos quieren irse de nuevo a Liverpool y yo no puedo, tengo mujer e hijos acá”. Los muchachos eran Los Beatles.
“Qué querés”, preguntó el cantante guaireño. En aquella época, su amigo tenía un grupo llamado “Tony Sheridan and the Beatles”, que “actuaba en un bar de mala muerte en el barrio St. Pauli” y contaban con “tres sencillos y no vendían nada”, por lo que Polydor no les prestaba atención.
Sheridan le respondió que querían romper el contrato. Alberto era muy cercano al director artístico de la disquera, Bobby Smith (coautor de varias de sus canciones). El paraguayo intercedió, y Smith pidió el contrato a su secretaria.
Mientras lo esperaban, Sheridan le presentó a John Lennon y Paul McCartney, “Lennon era flaco, alto, casi tan alto como yo, con un anteojo blanco, la cara amarillenta” y McCartney “se reía, me besaba la mano, ‘thank you’ y más thank you’”, contó el músico paraguayo.
“Bobby apareció con el contrato en la mano, rompió en cuatro pedazos y les entregó. Los muchachos me dieron las gracias, no sabían qué hacer, el que era más amoroso era Paul McCartney; John Lennon, mucho más frío”, recordó. “Entonces me agradecieron tanto y se fueron. Ellos se fueron a Liverpool, y seis meses después cae la bomba: ‘Yeah, yeah, yeah...’”, por “She loves you”, resumió Alberto de Luque.