“Otro año más. 62. Lo que la vida me enseñó es que la cuestión es ser cada día mejores personas. Estamos en tránsito. Caminante no hay camino, se hace camino al andar (Antonio Machado). Es la vida. Nos tropezamos. Nos equivocamos. Nos levantamos. Seguimos a pesar de las tormentas”, expresó Carlos Martini, el 17 de marzo pasado, al conmemorar su cumpleaños con sus 126 mil seguidores de Twitter (@680carlos) y los 58 mil de Instagram (carlosfmartini).

Ese día, el sociólogo, periodista y conductor del noticiero del mediodía de El Trece, tenía previsto autorregalarse la última novela de la argentina Claudia Piñeiro, “Catedrales”, así, como es su tradición, una camisa nueva, si es que la cuarentena por coronavirus se lo permitía, debido a los negocios cerrados. No obstante, Martini se encuentra aprovechando esta situación para avanzar con sus proyectos literarios.

“Fundamentalmente me está sirviendo de hincapié para lo siguiente: mi tercera novela”, anticipó. “Ahora va a salir la quinta edición de ‘¿Dónde estará mi primavera?’, que es mi primera novela. Esto me da un puntapié muy importante para la tercera, que es ‘La foto rota del padre Juan’, que a partir de un hecho real, contado por mi productor de Cáritas, quien fue seminarista mucho tiempo, estudiante de teología. Siendo él seminarista, le dieron una noche como misión, un 31 de diciembre, acompañarle a un sacerdote que estaba agonizando y se esperaba que el sacerdote como máximo alcanzara el amanecer del 1 de enero, porque se moría. Efectivamente se murió”.

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“Este compañero, Alselmo Ramos, me contó esta historia, y yo dije: acá hay materia para una novela, porque a partir de esa realidad yo puedo ficcionalizar, por ejemplo, que en la mesita de al lado, en el cajón había una foto que estaba rota, y aparecían tres personas y una cuarta que no aparecía. ¿Quién rompió la foto del padre Juan? Pero primero estoy haciendo apuntes en estos días, y luego le tendría que hacer una entrevista exhaustiva a este compañero mío de radio Cáritas, para que me dé muchos detalles acerca de la vida religiosa, y sacerdotal en particular, que él la conoció, y a partir de ahí nace el arranque de esta novela”, anticipó.

REDES SOCIALES

Mientras bosqueja su tercera novela, después de “¿Dónde estará mi primavera?” y “Tarde a abril”, Martini tiene otro libro en camino: “Y sí con un plan loco, para este año que estoy finiquitando ahora en marzo, sobre mis redes sociales. ¿Qué pasó? En Facebook e Instagram yo trato de desarrollar lo que escribo, entonces te adelanto lo siguiente: alguna gente me dijo ‘por qué no hacés una selección y publicás tus vivencias’, que en parte es autoayuda y en parte es biografía mía. Entonces seleccioné las redes sociales mías de los años 2017, 2018 y 2019, hasta diciembre de este año que pasó. A partir de esa selección, con dos introducciones de dos personas (a las que tengo que plantearles), más una mía, esta es una idea que tenemos con mi editor Alejandro Gatti de Intercontinental. Eso está terminado, porque la selección está, y ahora está en manos de una lectora, que está seleccionando mis publicaciones, no por año, sino por tema, que dice que va a ser más fácil para el lector, hacer capítulos por temas. Eso está en manos de Lita Pérez Cáceres, que es escritora también. Por qué te digo que es un producto loco: si hay algo más efímero en la existencia es una publicación en red social. En cambio, como yo le di cierto tono de cierta permanencia con historia que iba contando, vamos a ver cómo recibe el público”.

Conocido más por su carácter tímido y reservado, ¿cambiaron las redes sociales la vida de Martini? “Sí, porque fue un acto de salvación”, afirma. “Mi mamá cayó gravemente enferma de Alzheimer, allá en el 2014. Eso me desequilibró profundamente, hubo de por medio una decisión de suicidio. Superada esa etapa con ayuda de una sicóloga y un siquiatra, entonces qué yo hice a finales del 2016: me voy a meter en redes sociales, pero solo para tener 40 o 50 seguidores. Yo me equivoqué, yo tendría que haber armado un grupo de Whatsapp, pero como no entendía bien la diferencia, pensé que por el tipo de comunicación no me iban a seguir más de 50 personas. Por algún motivo, ese estilo de comunicación existencial, vivencial, caló y la gente entendió”.

“Dicho sea de paso, y esta es una opinión como sociólogo, y no como periodista, y no tengo ningún estudio hecho, pero te puedo asegurar como hipótesis: hay mucha gente en Paraguay que necesita que se le escuche, pero que se le escuche desde el punto de vista de su ánimo, de su momento íntimo, de sus vivencias, de sus dramas, de sus carencias… o sea, más allá de información política, económica o internacional nomás, yo percibo por la reacción a estas publicaciones mías, que mucha gente quiere hablar también de lo que le pasa emocionalmente. Creo que ese es el punto que se tocó en mis redes sociales, que hizo que mucha gente comenzara a meterse”, reflexionó.

CINE Y CAFÉ

Aparte de esos proyectos literarios, Martini ha sido coautor de una decena de libros sobre ciencias sociales, carrera que hizo en la Universidad Pontificia de Salamanca, en Madrid (España). Pero lo que es imposible cuantificar es cuántos libros ha leído. “Desde muy pequeño ya formó parte como mi segunda piel la lectura”, comentó. Su rutina de lectura implica un libro por semana, aunque el 40 aniversario de la muerte de Jean Paul Sartre, el próximo 15 de abril, le motiva a dedicar un apartado a la biografía del filósofo francés, que como existencialista ha influido mucho en la vida del comunicador. Su biblioteca personal está dividida en tres partes, dos de ellas alojadas en casas de sus hermanas Fátima y Ana.

Los seguidores de Martini saben sobre su tradicional espacio personal: “Ahora el 17 de abril cumplo exactamente 21 años yendo ininterrumpidamente al coffee shop del Shopping Villa Morra. En 1999, cuando se inauguran los cines del Villamorra, un sábado de tarde vi una película que se daba ahí, fui y llegué temprano, y me quedé a tomar un café, y me gustó el ambiente. Entonces, el sábado siguiente fui a ver otra película. Fui antes y volví a tomar un café. Y al tercer sábado, sin necesidad de ver una película, fui a tomar café y me quedé para siempre”.

Acerca de su faceta como cinéfilo, amplió: “Yo me formé en la década del 60 y 70, con la era de los cineclubes, en particular con el del Cristo Rey. Soy muy aficionado al cine clásico, al cine de los años 30, 40, 50, 60, 70… No, por ejemplo, a las superproducciones, ni al mundo de los superhéroes, sino a otro tipo de cine, por ejemplo, ‘Psicosis’ de Hitchcock, ‘Casablanca’, por citarte, otro caso, ni qué decir, en la década del 70 recuerdo ‘Tarde de perros’, o ‘Quién le teme a Virginia Woolf’ de los 60. Es decir, películas que tienen que ver con cine clásico, historias sobre dramas humanos, por eso es que ahora, cada vez que hay dramas humanos me atrae enormemente, y la última película que vi y me pareció una obra maestra fue, justamente un día antes de que cerraran los cines, ‘Matar a un muerto’, esta película paraguaya sobre los enterradores de cadáveres de la dictadura”.

¿Series? Martini puntualiza que prefiere ver una película que comience y que termine dos horas después, y prefiere verla en el cine. Aunque en su niñez no se perdía episodios de “Bonanza”, “Larami”, “Patrulla de caminos”, “Daktari”, entre otros. Sobre sus libros de cabecera cita: “Doctor Jekyll y Míster Hyde” (1886) de Robert Louis Stevenson, “El retrato de Dorian Gray” (1890) de Oscar Wilde, “El túnel” (1948) de Ernesto Sábato, “La tregua” (1960) de Mario Benedetti, y una obra paraguaya que “hasta hoy me impresiona”: “La niña que perdí en el circo” (1987) de Raquel Saguier.

KUWAIT

¿Cómo llegó la televisión en la historia de Martini? “Con una guerra”, dijo. “En agosto de 1990, Irak invadió Kuwait, entonces en enero de 1991, meses después, George Bush, padre, le declara la guerra a Irak, para sacarlo de Kuwait. En aquel entonces no era terminar con el régimen de Irak, sino sacarlo de Kuwait. En el canal 9, televisión Cerro Corá, estaba Benjamín Fernández Bogado, y entonces un día me llama y me dice, estamos hablando de la era precable, preinternet: ‘No querés venir la noche acá en canal 9, vamos a hacer un programa especial diario para hacer un seguimiento de la guerra’. Ese fue mi puntapié en televisión, y dos años después, en el año 93 ya entré como analista político, todos los viernes por la mañana, en un programa que se llamaba ‘Buenos días con Ángel Cano’, que se daba en la antigua CVC, Cablevisión Comunicaciones. Después, ya en el 94 fui parte del programa ‘Vía libre’ de Mario Ferreiro en canal 9, que producía Alta Producciones, y al año siguiente, en la primera semana de marzo del año 1995, me integré a Canal 13 como analista de temas locales e internacionales, con Paz Vera y Óscar Acosta. A mí me tocó estar una vez a la semana, primero con emisión grabada, después con el tiempo en vivo”.

Sobre su salto a la conducción del noticiero, relató: “Yo estuve en Canal 13 hasta setiembre del año 1997; hasta octubre de 1998, un año en que estuve en un canal que nacía, que se llamaba TV2. En TV2 yo comencé a hacer noticieros, en marzo de 1998, y ya en Canal 13, al volver, el 2 de enero de 1999, ahí sí con Paz Vera. En TV2 yo hacía con Lourdes García. Ahora justamente se cumplen 22 años que yo hago noticieros”.

Consultado si piensa jubilarse alguna vez, contó: “El tiempo es lo único inexorable que hay en la vida después de la muerte. Así es que en algún momento tendré que dejarlo. Yo creo que este trabajo en particular depende mucho del público. Es decir, hay un momento dado, sea en estudios de rating, sea en estudios cualitativos, en que un medio puede darse cuenta si un conductor o una conductora ya no reciben la credibilidad de la gente. Ese es el momento en que uno entra en crisis. Por eso el esfuerzo mío, y esto no es un esfuerzo anual, es un esfuerzo día a día, mediodía a mediodía de ser muy estricto con lo que presentamos, porque el único valor que tenemos los presentadores de noticieros, el único valor, se cae este y se cae todo lo demás: es la credibilidad. Si la credibilidad entra en crisis, entra en crisis todito como efecto dominó de un presentador de noticias”.

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