“Para mí es un placer estar en el Festival de Mar del Plata, siempre es hermoso volver a este fes­tival y, por supuesto, hacer cine en Argentina”, expresó la actriz paraguaya Lali Gon­zález, en la primera función de la película argentina de género fantástico “Los que vuelven”, en la que participa como antagonista y que se estrenó dentro de la Compe­tencia Argentina del 34º Fes­tival Internacional de Cine de Mar del Plata.“Creo que esta historia nos une mucho como países hermanos. Tiene mucho guaraní, está inspirada en nuestro idioma, aparte de los mensúes y parte lo que fue la selva”, agregó González, tras la pro­yección del pasado lunes 11 de noviembre, en Cinema del Shopping Gallegos de la ciudad bonaerense. “Fue un gran desafío, no solo como actriz, sino porque, hablo por todo el equipo, dependíamos cien por ciento de todo lo que era la selva. Nosotros depen­díamos de la naturaleza para filmar, no podíamos contro­lar, y eso era lo místico y se vio en pantalla”.

“Es también tomar con mucho respeto a la natura­leza, al Yguazú, al monte y a la selva, y a la lluvia, todo a la hora de hacer cine, por­que no teníamos ese control. Eso lo hacía más divertido y lo ponía más intenso a la hora de rodar. Pero lo logra­mos. Llovía mucho, fue diver­tido y ojalá que les guste y está hecho de corazón, y que viva el cine de género latinoame­ricano”, concluyó la artista paraguaya, que en “Los que vuelven” interpreta a Kerana, personaje que habla en gua­raní y destaca en una trama de época con posesiones malditas. Además, durante el rodaje, en octubre de 2018, Lali González se encontraba con cinco meses de embarazo.

“Filmar en la selva es muy particular, tiene algo medio místico de que si la selva te deja. El otro día leía que el productor había puesto en Facebook: fueron 21 jorna­das de rodaje, llovieron 28…”, contó la directora Laura Casabé. “Igual era notable porque llovía permanente­mente, entonces, todos los vehículos se quedaban, siem­pre llegar era imposible, ter­minábamos llenos de barro rojo, pero en un momento donde debíamos filmar, paraba o nos acompañaba, o llovía y lo adaptábamos y era hermoso. El clima, en ese sentido, siempre fue bastante especial porque todos estába­mos sufriendo, pero cuando teníamos que filmar la luz era bellísima porque había parado la lluvia, y yo estaba feliz al respecto de eso”.

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