La Habana, Cuba. AFP.

La legendaria bailarina cubana Alicia Alonso, la única latinoamericana en ostentar el título simbólico de “prima ballerina assoluta” (otorgado a los bailarines más excepcionales), falleció ayer en La Habana a los 98 años de un fallo cardíaco, dijo a la AFP un portavoz de la compañía Ballet Nacional de Cuba, que ella fundó en 1948 y dirigió hasta su muerte.

Muchos evocan a la bailarina de cuello de cisne, disciplinada y temperamental como pocas, que seducía al público con sus giros virtuosos, así como a la coreógrafa exigente que hacía repetir incansablemente los movimientos en busca de la perfección. Otros la ven como la gran dama cubana que entregó su alma a la Revolución del fallecido Fidel Castro, y que se codeaba con reyes, poetas y políticos. Fue con el apoyo de Fidel que su escuela creada en 1948 tomó impulso después del triunfo de la revolución en 1959.

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Alonso, quien debutó en Broadway en 1938, se quedó casi ciega a los 20 años después de sufrir un doble desprendimiento de retina, y bailó casi toda su vida guiándose por las luces sobre el escenario. Se retiró en 1995, a los 74 años.


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