Si la escuela es una institución de con­trol social y dosifica­ción de la cultura permitida, si las galerías son los templos de exclusión del arte, edificadas con paredes de clase que simu­lan ser biombos de conoci­miento que sostienen los cua­dros con la fuerza del saber, en el país donde todo es mercan­cía, si el gozar estético siempre espera el rovasa sacerdotal de los curadores, “¿quién resis­tirá cuando el arte ataque?”, habría que preguntarse como Luis Alberto Spinetta (1986).

“Ensueños chaqueños”, un óleo sobre lienzo de Ariel Mencia, es el horizonte que contempla ahora en un come­dor Fidel Fernández mientras le pone aderezo a una empa­nada. El silencio que nace en los ojos le gana al monólogo del televisor que casi se diluye por ahí cerca. Fidel ve la conquista de uno de sus tantos proyec­tos: Arte Para el Pueblo, una iniciativa que de alguna forma sale a atacar con arte a la gente, con cuadros y fotografías atro­pella al ciudadano de a pie, sin barreras más que la intuición directa y sensitiva en cual­quier lugar cotidiano.

“La fantasía de Melany”, lápiz y estilógrafo sobre papel, de Nicolás Riquelme.

“Arte Para el Pueblo surge de la necesidad de generar un movimiento cultural-vi­sual en nuestra comunidad. Hacerlo de manera dinámica y abarcante, con artistas que viven o nacieron aquí y gestio­nados por nosotros mismos. La mayoría de las obras par­ticipantes tienen una esen­cia o propuesta social, hay obras (como las fotografías) que captan el paso del tiempo, pinturas en las que se resal­tan la construcción social de lo cotidiano y obras de conte­nido expresionista. En gene­ral, la temática libre”, comenta Fidel Fernández respecto al proyecto que impulsan.

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Se trata de una exposición que rompió las barreras del “buen lugar” y ahora las obras están expuestas en locales comer­ciales y distribuidas en dife­rentes puntos de la ciudad, usando la ruta Transchaco como el eje para la selección de los comercios: Despensa Noelia, Ferretería Achu­carro & Hijos, Autoservice y Parador Vago, Despensa Dos Hermanas, Carnicería Don Neneco, Impresiones Pancho Torres, Comedor Il Napoletano, Bodega Lekaya, Almacén LM (Luis Mochet) y Despensa Eduardo-Ale, reem­plazaron con un tereré al vino de honor a algún vernisache posible.

“Con esto estamos comen­zando la actividad de difun­dir y descentralizar. La mayo­ría de los artistas no vive del arte (a excepción de dos o tres), por ende, se nos hace cuesta arriba la financiación del pro­yecto. Independientemente a la gestión estatal, creo que los artistas deberíamos pro­mover y realizar actividades culturales que involucren a la sociedad, en las que lo indi­vidual se vuelva colectivo”, explicó Fidel sobre este pro­yecto que se extiende hasta el 31 de diciembre.

Colocando las obras en los lugares de exposición.

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