Si la escuela es una institución de control social y dosificación de la cultura permitida, si las galerías son los templos de exclusión del arte, edificadas con paredes de clase que simulan ser biombos de conocimiento que sostienen los cuadros con la fuerza del saber, en el país donde todo es mercancía, si el gozar estético siempre espera el rovasa sacerdotal de los curadores, “¿quién resistirá cuando el arte ataque?”, habría que preguntarse como Luis Alberto Spinetta (1986).
“Ensueños chaqueños”, un óleo sobre lienzo de Ariel Mencia, es el horizonte que contempla ahora en un comedor Fidel Fernández mientras le pone aderezo a una empanada. El silencio que nace en los ojos le gana al monólogo del televisor que casi se diluye por ahí cerca. Fidel ve la conquista de uno de sus tantos proyectos: Arte Para el Pueblo, una iniciativa que de alguna forma sale a atacar con arte a la gente, con cuadros y fotografías atropella al ciudadano de a pie, sin barreras más que la intuición directa y sensitiva en cualquier lugar cotidiano.
“Arte Para el Pueblo surge de la necesidad de generar un movimiento cultural-visual en nuestra comunidad. Hacerlo de manera dinámica y abarcante, con artistas que viven o nacieron aquí y gestionados por nosotros mismos. La mayoría de las obras participantes tienen una esencia o propuesta social, hay obras (como las fotografías) que captan el paso del tiempo, pinturas en las que se resaltan la construcción social de lo cotidiano y obras de contenido expresionista. En general, la temática libre”, comenta Fidel Fernández respecto al proyecto que impulsan.
Se trata de una exposición que rompió las barreras del “buen lugar” y ahora las obras están expuestas en locales comerciales y distribuidas en diferentes puntos de la ciudad, usando la ruta Transchaco como el eje para la selección de los comercios: Despensa Noelia, Ferretería Achucarro & Hijos, Autoservice y Parador Vago, Despensa Dos Hermanas, Carnicería Don Neneco, Impresiones Pancho Torres, Comedor Il Napoletano, Bodega Lekaya, Almacén LM (Luis Mochet) y Despensa Eduardo-Ale, reemplazaron con un tereré al vino de honor a algún vernisache posible.
“Con esto estamos comenzando la actividad de difundir y descentralizar. La mayoría de los artistas no vive del arte (a excepción de dos o tres), por ende, se nos hace cuesta arriba la financiación del proyecto. Independientemente a la gestión estatal, creo que los artistas deberíamos promover y realizar actividades culturales que involucren a la sociedad, en las que lo individual se vuelva colectivo”, explicó Fidel sobre este proyecto que se extiende hasta el 31 de diciembre.