Santiago, Chile. AFP y Redacción La Nación.
Atento a mantener cautiva una audiencia masiva, el Festival de la Canción de Viña del Mar demuestra en su 60ª edición que es posible sobrevivir a la red global de contenidos digitales con un show cargado de guiños al pasado. Con las competencias internacional y folclórica en segundo plano el festival repite en esta edición la fórmula de las últimas décadas, presentando una diversa parrilla de artistas.
El evento arrancó el domingo a puro reguetón, con la presentación estelar de los puertorriqueños Wisin&Yandel. El cantante español Raphael fue el encargado de abrir la segunda noche del festival. Se trata de su sexta visita, en la que se presentó acompañado de la Orquesta Sinfónica de Chile, con la que interpretó “Promesas” y de “Igual”, para luego interpretar los clásicos “Digan lo que digan” y “Mi gran noche”. Tras recibir la Gaviota de Plata, el astro español conquistó al público con temas como “La quiero a morir”, “Escándalo” y “Qué sabe nadie”. Raphael recibió la ansiada Gaviota de Oro, aclamado por el público.
La mexicana Juri cerró la segunda fecha de Viña del Mar, con una recopilación de los temas con los que triunfó en la década de los ochenta. Luego interpretó temas de su último disco. La salsa del puertorriqueño Marc Anthony y las canciones románticas del mexicano Marco Antonio Solís serán también grandes protagonistas de un festival que cierra el viernes. Un día antes, los Backstreet Boys se presentarán 21 años después de su primera actuación en el balneario chileno. La presencia del puertorriqueño Bad Bunny, máxima figura del último día del festival, reafirma que la filosofía de “Viña” es revivir el pasado, sin descuidar el presente.