Beirut, Líbano. AFP.

Su película “Cafarnaúm” compite por un Oscar, pero para la directora libanesa Nadine Labaki queda lo más difícil: aprovechar el entusiasmo que despertó su filme para lograr un cambio real en su país. “Cafarnaúm” es una epopeya social y realista que ofrece una imagen explosiva de la infancia maltratada en el Líbano, pero también del tormento de los marginados.

La película fue aclamada en Cannes, donde ganó el premio del jurado en el 2018. Ahora, la cineasta espera ganar el Oscar a la mejor película extranjera el 24 de febrero para que las cosas se muevan en el Líbano. “El debate ya está sobre la mesa y era mi objetivo, crear este impacto, abrir el debate”, dijo Labaki a la AFP en su oficina en Beirut.

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Con 45 años, es la directora libanesa más reconocida internacionalmente en estos momentos junto con su compatriota Ziad Doueiri. Y está decidida a darle un buen uso a esta celebridad. “Siento que es un deber, no solo una posibilidad”, dice. “Es lo que empezaremos a hacer muy pronto: mostrar la película al gobierno, organizar mesas redondas con jueces y abogados”, añade.

“Tal vez tenga una gran influencia, tal vez no, pero tenemos que intentarlo”, afirma. La película, su tercer largometraje, ya ha cambiado la vida de sus protagonistas. Sigue los pasos de Zain, que rompe con sus padres cuando deciden casar a su hermana Sahar, de 11 años. El niño huye y halla refugio con Rahil, una indocumentada etíope que le confiará a su bebé Yonas mientras trabaja. Hasta que un día la mujer desaparece…

Refugiados sirios, inmigrantes, pero también libaneses que viven indocumentados, el trabajo de Labaki aborda varios temas delicados en un país socavado por las desigualdades sociales.

Los paralelismos entre el guión y la vida real de los personajes son inquietantes. Así, las dos madres de Yonas, la de verdad y la del filme, fueron detenidas y encarceladas durante el rodaje mientras se filmaban las escenas que mostraban a Zain y Jonas vagando por las calles de Beirut.

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