El tango (2009), la danza de las tijeras (2010), la pirekua (2010), la capoeira (2014), el mariachi (2011), son algunos de los ritmos latinoamerica­nos que lograron ser eleva­dos a la categoría de patri­monio de la humanidad por la Unesco. Hoy se busca que la guarania sea reconocida de la misma forma, un desa­fío que tiene como uno de sus soldados a uno de los cultores contemporáneos del ritmo creado por José Asunción Flores, Ricardo Flecha.

El compositor habló con La Nación sobre la iniciativa, los antecedentes y su vínculo con este género propio del Paraguay.

–¿Cómo surge la idea de elevar a la guarania como patrimonio de la humani­dad?

–La historia empieza des­pués de repatriar los restos del maestro Flores a princi­pios de los noventa. Amigos y amantes de la música del maestro que propiciaron su repatriación empezaron el largo camino de la reparación histórica de su figura. Entre ese grupo de amigos y aman­tes del maestro Flores sin duda se destaca la figura soli­daria y compañera del gran Gilberto Rivarola. A él se sumaron importantes refe­rentes de la música y la inte­lectualidad paraguaya como Alcibiades González del Valle, Antonio Pecci, Jorge Garbett y José A. Galeano, nucleados todos en el Ate­neo Cultural José A. Flores. Se presentó a consideración de las esferas gubernamentales (es uno de los requisitos de la Unesco), pero se frustró por motivos burocráticos pri­mero y luego por el golpe del 2012. Esta idea fue reiterada ahora por la Asociación Cul­tural A puro canto, de la cual soy miembro.

–¿Es la guarania el ritmo más internacional del Paraguay?

–Sin duda la guarania es la banda sonora del Paraguay, aunque a veces artistas inter­nacionales la han interpre­tado en versiones muy parti­culares que de alguna manera desvirtúan su esencia.

–De alguna forma la gua­rania fue resistida o per­seguida por el poder en Paraguay considerando a su creador?

–Con Flores se da una situación bastante singular, la guarania no fue prohibida, su creador sí, por definición ideológica.

–¿Qué va a significar este reconocimiento de la gua­rania para la cultura para­guaya?

­–En primer lugar es impor­tante recordar que Flores, al crear la guarania, sostuvo que no es solo un género musi­cal, sino un estado de ánimo, una forma de ver la realidad e interpretar el mundo. Por tanto, para cada paraguayo la guarania es como un espejo que nos ayuda a reconocer y a reflexionar sobre quiénes somos y hacia dónde tran­sitamos, sin perder de vista que Flores era un entusiasta de la paz, una paz con digni­dad. Soñaba con un Paraguay más justo y más solidario, soñaba con un mundo mejor. La importancia del recono­cimiento de la Unesco radica en que esta es una instancia especializada de la Organi­zación de las Naciones Uni­das con toda la repercusión que esto implica en el posicio­namiento de la guarania y el Paraguay en una dimensión más universal por su conte­nido ético, poético y musical.

–¿Cuál es tu vínculo perso­nal con este ritmo?

–Inicialmente la guarania llega a mis oídos gracias a mi papá y grandes músicos amigos suyos como los Her­manos Larramendia, y las esporádicas visitas a mi casa paterna de un gran cultor de la música paraguaya, Aníbal Lovera (primo de mi mamá). Dos personas importantes para mi mundo sonoro fue­ron Emilio Bobadilla Cáceres (mi primer profesor de gui­tarra y canto) y luego Dios­nel Chase.

Don Agustín Barboza es quien ayuda a consolidarme como cultor de la guarania. De él aprendí a interpretarla, cómo sentirla y lo más impor­tante de todo es que me acercó a la vida del maestro con anéc­dotas, relatos y versiones des­conocidas de las guaranias de Flores. En los nuevos tiempos, el aporte de Óscar Cardozo Ocampo fue un factor deci­sivo para cerrar este impor­tante ciclo en mi vida.

–¿Falta más difusión de la guarania en el país?

–Falta mucha difusión y esa es una tarea con la que debe­mos comprometernos todos los paraguayos para lograr el reconocimiento de la Unesco.

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