Aún la tarde cargaba de sol cuando Skay Beilinson trajo el primer gran pogo al Espacio Idesa, el sábado pasado, al “sorprender” con el incom­bustible clásico de Patri­cio Rey y sus Redonditos de Ricota, de 1986: “Jijiji”. Así, el primer artista internacio­nal del Cosquín Rock agitó a la creciente multitud.

Con estruendo de guitarra y una mística rockera, Beilin­son impactó con una decena de temas de su banda Skay y Los Fakires, como “Equi­librista”, “Flores secas” o “Lejos de casa”; y ofrendó una obra más de Los Redondos, “Criminal Mambo”, para ele­var tempranamente el pogó­metro del festival.

La apertura estuvo a cargo de destacados artistas naciona­les como Entre Hojas, Mis­smaella, LaNuestra, Kita Pena, Salamandra y Villa­grán Bolaños. También hubo un tercer escenario donde estuvieron Antenna, Mauri­cio y las Cigarras, Los Tem­pranos y Eeeks.

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Con la mística ricotera, Skay Beilinson zambulló al público en rock.

LO PROMETIDO

La propuesta cambió radi­calmente con la presencia de Manu Chao, quien también desembarcaba por primera vez en un escenario para­guayo. El ex líder de Mano Negra se ubicó en el centro del imponente escenario nada más que con una guitarra acústica y comenzó a desen­lazar esa magia de trovador. “Rohayhu Paraguay”, saludó.

El cantautor franco-español dedicó “Me llaman calle” a La Chispa, que la noche anterior había visitado, luego de una campaña viralizada en redes sociales para que el artista pudiera conocer este centro cultural asunceno. Siguió con “La vida tómbola”; aprovechó para mostrar un par de can­ciones recientes: “Todo lle­gará” y “No solo en China hay futuro”; y continuó conec­tando su repertorio para abarcar mayores emocio­nes contenidas: “Malegría / Mala vida”, “Circo Caliente / Libertad”, “Bongo bong / Je ne t’aime plus”.

“Gracias por el aguante”, decía Manu Chao al cerrar cada canción. La sencillez de su presentación mantuvo cautivo al público, que se sumó a los coros más cono­cidos de “Clandestino”, y aplaudiendo “La despedida”, “Bienvenido A Tijuana”, “La Vacaloca”; el cover de Onda Vaga, “¿Cómo que no?”; hasta el cierre con uno de sus éxi­tos en solitario, “Desapare­cido”, “Volvemos pronto con la banda, prometido”, se des­pidió, reiterando el aprecio al público, con la tradicional expresión en guaraní.

Kchiporros fue la revelación nacional: la aceptación fue baile.

FIESTA NACIONAL

Si de Skay Beilinson a Manu Chao fue un rotundo viraje sonoro, de Manu Chao a Kchi­porros fue una explosión. La banda paraguaya entró con todo, inmediatamente con­quistó a la multitud y con­virtió el festival en un baile: tras triunfar en grandes fes­tivales de México, Kchipo­rros logró imponerse por fin a nivel local en un evento que lleva el rótulo de rock; y la aceptación se tradujo en una auténtica fiesta, cuando toda­vía faltaban Ciro y Los Per­sas, Revolber, Las Pelotas y La Vela Puerca.

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