“La Ley busca for­malizar e insti­tucionalizar la producción editorial, apoyar el trabajo y la formación de los escritores, la formación de los lectores, involucrar más al Estado en la cultura del libro, crear organismos y fondos que promuevan todo tipo de fomento de la escritura y la lectura, entre muchos otros aspectos”, señala Andrés Col­mán Gutiérrez, presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), que forma parte de la Mesa Técnica del Libro propiciada por la Secretaría Nacional de Cul­tura buscando promover la ley del libro.

“Desde nuestra situación de escritores nos interesa princi­palmente bregar por mejores condiciones de retribución a los derechos de autor, que hagan que el oficio de escribir y publicar libros deje de ser un oficio marginal y romántico, de hobby o voluntad, sino que un escritor pueda dedicarse profesionalmente a la crea­ción literaria y ganar digna­mente por su trabajo”, agrega el escritor y dirigente.

El antecedente a este espa­cio se gestó tiempo atrás con representantes de varias organizaciones del sector (editores, escritores, biblio­tecarios, gestores de infor­mación), quienes tras varios años de trabajo presentaron un anteproyecto al Congreso, pero este quedó trabado en procesos burocráticos.

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El nuevo marco regulatorio establecería medidas como la creación de un Consejo Nacio­nal de la Lectura y el Libro u otro organismo similar, que se ocupe de poner en marcha una serie de acciones esta­blecidas en la ley para pro­mover la creación literaria, la publicación de contenidos y el fomento de la lectura; coordi­nando los trabajos de depen­dencias afines al ámbito cul­tural y educativo.

“Vemos positiva la iniciativa de que desde el Estado y la clase política se comprenda la importancia de apoyar y promover la creación litera­ria y la lectura. Un país crece, se desarrolla y se conoce a nivel internacional no sola­mente por su producción eco­nómica, sino también por el brillo de su producción cultu­ral. Vemos como algo positivo todo lo que apunte a desarro­llar nuestra creación artís­tica y cultural. Hasta ahora no encontramos aristas nega­tivas en el proceso de reela­boración de la ley del libro, porque todavía estamos en la fase de recoger y procesar los diversos aportes”, expresó Colmán.

EXPERIENCIAS

Esta no sería la primera ley que fomente la producción de industrias culturales en el país, tanto desde la pers­pectiva de creación como de consumo. Actualmente está vigente la ley del cine.

“Las experiencias en países vecinos son muy interesan­tes. La Argentina, por poner como ejemplo, es un país de lectores y eso se nota en la calle, donde se venden libros en puestos ambulantes como aquí se venden devedés pira­tas o productos electrónicos. Se nota también en la forma­ción intelectual del promedio de la población, como en Uru­guay, en Chile. Son países en donde el Estado valora y pro­mueve el proceso de escribir y publicar libros, en donde exis­ten leyes y programas estata­les de respaldo a la creación literaria, de fomento a la lec­tura”, explicó.

La ley sería importante como un punto de partida en un contexto donde el hábito de la lectura no solo ha sido poco estimulado, sino que ahora se encuentra más dejado de lado.

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