Por Jimmi Peralta, jimmielestudio@gmail.com

Frontal, crítico y comprometido con construir con la palabra desde el periodismo, el analista económico Pablo Herken se suma al Grupo Nación desde el próximo mes. La Nación habló sobre su tiempo fuera de los medios, sobre sus motivaciones y respecto a la responsabilidad de los medios de comunicación, actualmente.

¿Cómo viviste este período trabajando fuera de los medios?

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–Después de 10 meses de aislamiento total de los medios de comunicación locales, volviendo al trabajo interno a full, en mi gabinete, de laboratorio, silencioso y disciplinado, sin clima tóxico, de estudio, investigación, actualización de mi banco de datos, reordenamiento de la red de intercambio de información vía internet (páginas webs) y correo electrónico para recibir prácticamente todo lo necesario directamente desde las fuentes, sin intermediarios, volví a ser tentado por ese corazón de comunicador.

¿Con qué propuestas llegás para sumar dentro del Grupo Nación?

–La comunicación con la gente me completa. Resurgió con fuerza la vieja vocación de querer informar, comentar, opinar, analizar, hablar, escribir, con mi sello personal característico. Y acepté con mucho gusto la invitación del Grupo Nación. Para sumarme a un equipo –una familia realmente– de profesionales con los que compartir la responsabilidad de hacer una prensa equilibrada, con visión constructiva, en libertad, siempre poniendo al país en primer lugar. Llego con mi “Duele decirlo, pero hay que decirlo”: destacar, aplaudir y valorar todo lo que está bien y se hace bien, sin importarme el gobierno de turno; y señalar, protestar, criticar, todo lo que en base a mis conocimientos esté mal y se haga mal. Pero aun siendo un francotirador nunca atacar con una crítica destructiva. Buscando siempre incluso acercar una propuesta alternativa de solución a los problemas.

¿Algo más te ha llevado a esta decisión de volver a los medios?

–Vuelvo también porque se ha iniciado un nuevo tiempo político, nuevo gobierno, pero con la misma política económica del gobierno que se fue. Apasionante. Quienes más criticaban la política económica del anterior gobierno hoy son sus más férreos defensores. Es que saben que reciben una herencia económica muy buena. Una cosa lo que se dijo en campaña electoral. Otra, bien distinta, cuando llega la hora de gobernar. Y no queda otra que seguir avanzando, acelerar al máximo. Porque como dijo el amigo Benigno López “la vara que recibo está muy alta”. No hay que reconstruir. Hay que seguir construyendo y mejorando. La gente muy pronto se dará cuenta si voy lento y haciendo menos.

¿En qué espacios colaborarás dentro de los medios del Grupo?

–Voy a estar en la radioemisora 970 AM en el programa “A Punto”, con Augusto Dos Santos y equipo, lunes a viernes, de 7:00 a 10:00. Pondré en la mesa todo lo que tenga que ver con el mundo económico, en un lenguaje claro, sencillo, directo, agradable. Pierdo si no se me entiende. También tendré presencia visual en el “canal GEN” los viernes con un comentario típicamente de mi estilo, punzante, en el noticiero de la noche “INFO+”. Y entre otras tareas, uno de mis compromisos profesionales con la prensa escrita voy a desarrollarlo en el diario La Nación, con una columna de opinión y análisis semanal, los domingos.

¿La frontalidad en tus opiniones te ha generado problemas?

–No es el aplauso el que se debe buscar al hablar y decir lo que uno piensa. Tampoco la simpatía o el aprecio. Un comunicador social sabe perfectamente bien que si se maneja con una opinión independiente, no más del 50% de la gente lo acompañará. El otro 50% estará en desacuerdo y lo criticará; y hasta hablará mal y escribirá lo peor. Ni aplausos, ni popularidad, ni fama. Solamente respeto. Esta ha sido siempre mi carta de presentación. Y, para mi satisfacción personal y profesional, fue aceptada y valorada por los directivos del Grupo Nación, al que me incorporo a full.

EJES DE TRABAJO

Parece ser el rigor uno de los ejes de tu trabajo.

–Jamás permití ser parte de los intentos de destrucción de nuestra economía, ni en dictadura ni en democracia. Mi formación viene de maestros de la escuela de economía alemana, y desde el principio me enseñaron con exigencia durísima que “con la economía no se juega, es la comida de la gente, toca el estómago del pueblo, que lo político no contamine su cuidado”. No me puedo dar el lujo que por cuestiones ideológicas, políticas, electorales, intereses económicos e incluso propios proyectos personales, de patear la economía porque “no me gusta”, “no me interesa”, “no me beneficia”, “no va con lo mío”, “quiero otra cosa”. Puedes hacer todo lo que quieras, si así lo quieres, pero no me patees la comida de la gente. En todo caso, si eres coherente, empieza por patear la tuya.

¿Tenés una lectura crítica sobre el trato de la información de algunos medios hoy?

–El grueso de los medios de comunicación hoy enferma, no sana. Destruyen, no construyen. Nadie realmente busca la verdad. Cada uno tiene “su” verdad. La vende mejor aquel que mejor sabe venderla. La libertad para un liberal es lo más valioso. Todo con ella, nada sin ella. Vida o muerte. Es hermosa la libertad de prensa y de expresión. Pero no hay independencia. No la hay. Y duele. No hay equilibrio entre la risa y el llanto. Dicen no pocos que la prensa no está para hacer sonreír, no es su misión. A la gente le gusta la desgracia, pues bien, vamos a vender desgracia. Y nos volvemos fanáticos al punto tal que sólo vendemos desgracia. Al desgraciar a nuestra gente la desgraciamos aún más. Ya tenemos el grave problema histórico de una población con una actitud negativa. El paraguayo es negativo. Las causas son muchas. El paraguayo es pesimista. Y los medios de comunicación tienen un enorme grado de culpabilidad.

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