Don Efrén Echeverría, más conocido por todos por el apodo cariñoso de “Kamba’i”, falleció ayer a los 86 años luego de haber sido distinguido y reconocido de manera formal por su talento y creatividad en su instrumento, la guitarra, pero con el contraste de haber pasado en muchas ocasiones por grandes necesidades económicas.
Tanto sus composiciones así como su creatividad a la hora de crear su música son legados que deja don Efrén. La onomatopeya y el relato del Paraguay profundo a través de su instrumento lo llevaron a crear dos de sus obras más conocidas: “Ryguasu kokore” y “Jagua’i karê”. Otras de su composiciones reconocidas son: “Itavera”, “Guata yeruti”, “Taita José”, “Belénpe guare”, “Vaka ra’y chápelo”, por citar algunas.
Sus restos fueron velados ayer en su domicilio ubicado en la Primera Compañía de Luque, ciudad donde murió, con presencia de familiares y gran cantidad de amigos y músicos de todos los géneros.
“Kamba’i”, con una forma personal de afinar la guitarra, conocida como la “afinación del diablo”, logró maravillar al público popular y al académico, siendo él de talento nato, autodidacta y un curioso del sonido de su instrumento.
Nació en Lima, departamento de San Pedro, en marzo de 1932, y desde la experiencia rural y como trabajador del obraje logró captar la esencia de la música paraguaya y su gente, y transmitirla en su técnica de ejecución, que fusionaba el rasguido rítmico y la ejecución de la melodía al mismo tiempo.
Llevado por su talento y su amor a la música, “Kamba’i” llegó a Asunción en la década del 60 para asentarse y desarrollar una carrera con las idas y venidas propias de la profesión.
TESORO VIVO
En el 2007, Echeverría fue declarado tesoro vivo de la humanidad por la Unesco, recibió además varias distinciones y reconocimientos, entre ellos el Centro Cultural de la República El Cabildo llegó a otorgarle el galardón Maestro del Arte.
El nombre de don Efrén Echeverría figura entre los grandes compositores de música popular, entre los cuales se puede citar a Mauricio Cardozo Ocampo, Agustín Barboza, Herminio Giménez, Demetrio Ortiz, Emiliano R. Fernández y José Asunción Flores.
“Un grande en todo sentido”
El requintista Juan Cancio Barreto señaló también su admiración hacia don Efrén Echeverría, como colega, y siendo dos referentes muy importantes del folclore paraguayo.
“Fue un grande en todo sentido, como persona su gran humildad y como guitarrista y creador, único en su estilo en el mundo”, comenta Barreto, con quien Kamba’i compartió escenario y vivencias en múltiples ocasiones.
“A sus músicas las recordarán por varias generaciones al igual que las obras de otros como don Emiliano R Fernández”, refirió. “Le agradezco a Dios por darme la oportunidad de conocerlo y haber aprendido de él todo lo referente al trato de hermano en la guitarra. Grande Kamba’i. Maestro inolvidable”, concluyó.
“Hay que respetar a los creadores”
“Lo conocí a mediados de los 90 en el marco del proyecto ‘Guitarreros’, y desde ahí compartimos muchas veces escenario”, comenta Chaparro, quién compartió con grandes figuras del folclore y la guitarra como don Efrén y Barnie Zaracho.
“Recuerdo que estábamos en el camerino de Canal 9, yo estaba calentando con una escala de blues, Kamba’i me preguntó que era eso, y le mostré. Le dejé un rato la guitarra y cuando volví él ya esta estaba componiendo un tema”, comenta Rolando, quien compuso en su homenaje: “Kamba King”.
Chaparro refirió que “hay que respetar a los creadores”, que la sociedad debe aprender a respetar los derechos de autor y la profesión del músico. “Tenemos que parar con el ‘achinjaranguismo’.
“Kamba’i dividió su estilo en dos”
“Kamba’i dividió su estilo en dos. Por un lado, estaba la técnica a la que él llamaba ‘Arpeando’ en la que emula la ejecución del arpa paraguaya, fruto a su admiración de la guitarra clásica. A la otra técnica él lo llamaba ‘Rasguido Oguývo’, que consiste en tocar el rasguido y la melodía a la vez, que es por la que más se le reconoce”, explica el guitarrista José Villamayor, quien en el 2013 lanzó el libro didáctico “La técnica de Kamba’i Echeverría”.
“A través de este trabajo (el libro) intenté transmitir el mensaje y el legado que él me dejó. El de ser creativo y reinventarse siempre, de nunca creer que uno sabe todo y de que uno es capaz de hacer historia si cree en sí mismo y trabaja con constancia”, concluyó.