Inevitablemente, la nostalgia del primer Asunciónico, de 2015, sobrevoló como la lluvia sobre la segunda edición, que mostró la primera de sus tres fechas, el martes último. Es cierto, las inolvidables emociones vividas con Robert Plant, Smashing Pumpkins y Jack White, o la alucinante revelación de Skrillex, fueron transversales a distintas generaciones.
El presente festival se construye sobre figuras de reciente década. Dos djs noruegos tuvieron dispares efectos: Alan Walker, más vibrante, y Kygo, con un set decepcionantemente tedioso. Luego, Turf aportó cierto entusiasmo directo, necesario entre ambas bandejas nórdicas; aunque en un escenario algo exagerado para una banda de discreta trayectoria. Hubiera merecido ese horario estelar (20:35) la emergente cantautora chilena Mon Laferte, que fue una sorpresa, aunque programada demasiado temprano.
A pocos minutos de las 23:00, tanto la intro de Imagine Dragons como la llovizna empezaron. Ya con "I don't know why" y el hit "Believer", la distorsión de guitarra y la contundencia rítmica de bajo y batería electrizaron a la multitud (unos 18 mil asistentes), junto al carisma arrollador del cantante Dan Reynolds, que enseguida abrazó una bandera paraguaya y bajó del escenario a chocar las palmas de los fans, durante "It's Time". También agitaron "Whatever it takes", "On top of the world" o "Creep" (Radiohead), y la divertida ensalada de frases en español, al presentar "Mouth of the river".
"La música es mi refugio; salvó mi vida", expresó Reynolds, en dos de los emotivos pasajes testimoniales, especialmente en la parte final, con "Demons" y "Rise up". La lluvia, a ratos torrencial (solo en el antepenúltimo tema falló un micrófono), pasó a ser un efecto más del show, y con toda obviedad para "Thunder". Y con la promesa de volver, tras hora y media de intenso recital, el ritual se coronó con "Radioactive". Poco después, en redes, Imagine Dragons compartió: "Una noche que nunca olvidaremos. Gracias por la sangre, sudor y lágrimas Paraguay".