El 4.º Evia Film Project, una iniciativa dedicada al cine verde organizada por el Festival de Cine de Tesalónica con el apoyo del Ministerio de Cultura de Grecia, acogió una jornada de discusión que exploró el universo cinematográfico del verano griego. Esta edición se celebró del 17 al 21 de junio.

Este evento, titulado “Filmar el verano griego: Luz y mitos, estereotipos y desafíos”, abordó temas como la sostenibilidad, el turismo, la construcción y deconstrucción de los estereotipos del verano griego, y las dificultades de rodar durante esta temporada. Más de 250 invitados viajaron en barco desde Edipsos hasta Limni, disfrutando de la espectacular costa del norte de Evia, para luego asistir al evento en el edificio Mela.

Reflexiones sobre el verano griego

Orestis Andreadakis, director artístico del festival, dio la bienvenida al público y destacó el enfoque temático de este año: redefinir el verano griego. “Queríamos reflexionar sobre lo que significa vivirlo realmente, sus cambios en los últimos años, su sostenibilidad y los efectos del sobreturismo, la sobrepesca y el sobreconsumo. ¿Cuánto más podemos vivir en él?”, señaló. También subrayó los desafíos de la industria cinematográfica, como capturar la luz griega en cámara y hacer producciones más sostenibles.

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Profesor Konstantinos Kartalis, experto en física ambiental y climática. Foto: David Sánchez

El impacto del cambio climático

El profesor Konstantinos Kartalis, experto en física ambiental y climática, ofreció una ponencia sobre el pasado, presente y futuro del verano griego. Explicó cómo el cambio climático ha alargado esta temporada, restando días a la primavera y el otoño, con un aumento continuo de temperaturas y olas de calor que afectan mayo y septiembre. Usando Santorini y Mykonos como ejemplos, señaló irregularidades térmicas debido a una mala gestión del turismo, que ha colapsado los ecosistemas locales.

Kartalis también abordó los incendios, recordando el devastador fuego de Evia en 2021. “Los incendios siempre han existido en Grecia, pero en los últimos 30 años se han vuelto más agresivos debido a sequías y olas de calor simultáneas. No son causados directamente por el cambio climático, pero la mala planificación agrava sus consecuencias”, afirmó. Sin embargo, destacó la resiliencia de la naturaleza, con la regeneración de la vegetación en Evia cuatro años después.

El aumento de la temperatura del mar, las olas de calor marinas y la construcción descontrolada en las costas fueron otros puntos clave. Kartalis advirtió sobre las “noches tropicales” urbanas, con temperaturas nocturnas superiores a 25 °C, y la desigualdad climática: los barrios de menores ingresos enfrentan mayor riesgo térmico. Concluyó instando a los profesionales del cine a usar su plataforma para combatir la crisis climática, enfatizando que “el problema es reversible, pero requiere decisiones urgentes”.

El verano griego en el cine

La discusión continuó con los directores Sofia Exarchou (Animal) y Argyris Papadimitropoulos (Suntan), junto al cinematógrafo Simos Sarketzis, moderados por el crítico Christos Mitsis. Los cineastas compartieron sus experiencias rodando en verano, analizando tanto el aspecto estético como los retos prácticos.

Exarchou explicó que en Animal, premiada en el 64.º Festival de Tesalónica, el verano griego no es idílico, sino un telón de fondo oscuro para los trabajadores hoteleros. Rodar en octubre fue una decisión práctica debido a los altos costos y permisos en temporada alta. Papadimitropoulos, por su parte, describió Suntan, filmada en Antiparos, como una película luminosa con oscuridad interna, aprovechando el ambiente real de las fiestas veraniegas, aunque resaltó la sobrecarga turística de la isla.

Sarketzis destacó los desafíos técnicos del verano: “La posición del sol es la misma en todo el mundo, pero el verano griego es una mezcla única de elementos. Las temperaturas de 40 °C afectan las cámaras, y los rodajes pueden extenderse hasta 18 horas”. También señaló que el verano, ahora prolongado de mayo a noviembre, permite rodajes fuera de temporada para producciones de bajo presupuesto.

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Los directores Sofia Exarchou (Animal) y Argyris Papadimitropoulos (Suntan), junto al cinematógrafo Simos Sarketzis, moderados por el crítico Christos Mitsis. Foto: David Sánchez

La luz griega: entre desafío y poesía

El evento culminó con la ponencia “La tierra como tragaluz, la mirada como vínculo” del poeta Yannis Antiochos, quien exploró la relación entre la luz del verano griego y la mirada humana. Para Antiochos, esta luz es abrumadora: “No ilumina, corroe. El verano en Grecia no es una estación, es un régimen de luz que provoca dolor y revela la esencia de la experiencia griega”. Citando a Giorgos Seferis, describió cómo esta luminosidad obliga a desviar la mirada, comparando a los turistas con los prisioneros de la caverna de Platón.

Antiochos criticó la filmación en verano, ya que la luz de julio “devora y no puede ser arte”, sugiriendo rodar en otoño para capturar una luz más suave. Concluyó con una reflexión sobre la sostenibilidad: “Permanecer en la luz es el mayor desafío. La sostenibilidad es durar a pesar de la exposición, buscando una luz intermedia que no queme”.

Un cierre memorable

Tras las discusiones, los invitados recorrieron el encantador pueblo de Limni y degustaron la gastronomía local, cerrando una jornada dedicada al verano cinematográfico. El viaje en ferry desde Edipsos fue patrocinado por la Autoridad Portuaria de Evia y Elisabet Cruises, a quienes el Festival agradeció, especialmente al capitán del puerto, Sotiris Danikas.

* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.

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