Estela Rasal, directora del Festival Internacional de Cine de Huesca, irradia entusiasmo al hablar de la 53.ª edición (7-15 de junio de 2025), un evento que consolida a Huesca como epicentro del cortometraje y puente cultural con Hispanoamérica.

Nacida en Barcelona pero oscense de corazón, Estela lleva desde 2014 inmersa en el festival, primero como directora de producción y, desde hace tres años, al frente como directora general. “Crecí aquí, aunque viví en Madrid, París, dando tumbos. Volví hace años y me enamoré del festival”, cuenta con una sonrisa. Antes de 2014, ya frecuentaba sesiones como espectadora, pero de manera tangencial. Ahora, tras 11 años de entrega total, su visión ha transformado este evento en una celebración que abraza tanto a los oscenses como al mundo.

Cuando Estela y su equipo tomaron las riendas, el festival era un referente glamuroso, pero algo desconectado de la ciudad. “Estaba de espaldas a Huesca. Lo hemos abierto al público local con actividades paralelas, sin perder su prestigio internacional. Ahora es un festival de todos”, explica. Y ese prestigio no es menor: fundado en 1973, es el festival de cortometrajes más antiguo de España y el tercero del mundo, tras Oberhausen (1954), y Cracovia (1961). “No nos pesa tanto lo de ser históricos”, aclara con humildad. Lo que sí resuena es su estatus como uno de los seis festivales españoles que califican para los Premios Oscar y los Goya, una carta de presentación que pone a Huesca en el radar global.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Lea más: Crítica: “Un poeta” colombiano en Cannes

Conexión con el cine iberoamericano

El corazón del festival late con fuerza en su conexión con Hispanoamérica. “Huesca siempre ha estado unida al cine iberoamericano, desde los tiempos de nuestro fundador, Pepe Escriche”, dice Estela. Un ejemplo conmovedor es la sala en el Festival de Morelia (México) que lleva el nombre de Escriche, un símbolo de los lazos tejidos con América Latina. La sección iberoamericana, que incluye países de habla hispana, Portugal y Brasil, es un pilar del festival. En 2025, de los 2,085 cortometrajes recibidos de 101 países, 62 fueron seleccionados, muchos de ellos iberoamericanos, reflejando historias que conectan culturalmente con Huesca. “Premiamos ese cine porque es parte de nuestra identidad. Queremos que esos lazos sean cada vez más fuertes”, afirma.

Nombres como Michel Franco, que ganó un Danzante en 2009 y luego fue homenajeado por su carrera meteórica, o Diego Luna y Pablo Larraín, galardonados con el Premio Ciudad de Huesca Carlos Saura, han pasado por el festival, dejando huella. “Los grandes son los más sencillos”, asegura Estela, recordando la calidez de estas figuras. Soñando en grande, confiesa que le encantaría traer a Guillermo del Toro, aunque las agendas complican las cosas. “Todos los que vienen son merecedores, pero no están todos los que son”, dice con un guiño, parafraseando el refrán.

El festival no solo proyecta cortos, sino que impulsa a los cineastas iberoamericanos. A los seleccionados se les cubre una noche y dos días de estancia, con comidas incluidas, aunque el viaje depende de apoyos externos, como embajadas o ministerios. “No tenemos presupuesto para traer a todos, pero ayudamos a que vengan de Paraguay, Perú, México…”, explica. Esta accesibilidad ha permitido que talentos emergentes lleguen a Huesca, descubran su magia y lleven su nombre a sus países, como ocurre en festivales como Guadalajara o Morelia, donde Huesca resuena. “La cultura vende territorio. Gracias al festival, muchos en Hispanoamérica conocen Aragón”, subraya.

Mirando al futuro, Estela tiene planes ambiciosos. “O creces o mueres”, sentencia. Su gran apuesta es crear un mercado de industria para el cortometraje, con apoyo de fondos europeos, convirtiendo a Huesca en un punto de encuentro donde cineastas iberoamericanos conecten con agentes y surjan proyectos.

Lea también: Cannes: Unifrance destaca a la actriz India Hair en los “10 to Watch”

Enfoque didáctico

Además, el festival abraza lo social: con el programa Cine en las Aulas, en su segundo año, jóvenes aragoneses ruedan cortos con un enfoque didáctico sobre temas como la prevención del suicidio juvenil.

También, junto a Amazon, el Pirineos Mountain Film Festival y la Muestra de Cine Realizado por Mujeres, han creado una filmoterapia para mayores que se extiende todo el año. “Queremos que el cine sea una herramienta de cambio”, afirma.

Estela también destaca el trabajo con los más jóvenes. Aunque muchos cortos son para mayores de 18, el festival lleva sesiones de animación a institutos durante el año, mostrando trabajos premiados e introduciendo a los estudiantes al cine de forma amena. “Es una manera de sembrar amor por el cortometraje”, dice. Con estas iniciativas, Huesca no solo proyecta historias, sino que las crea, conectando generaciones y continentes.

El Festival de Huesca es, para Estela, una ventana al mundo y un orgullo para Aragón. “En Hispanoamérica, Huesca es sinónimo de cine. Que un cortometrajista de Perú hable de nosotros es impagable”, concluye. Con su pasión y visión, Estela Rasal asegura que este festival seguirá siendo un faro para el cine iberoamericano, demostrando que, desde una ciudad al pie de los Pirineos, se pueden contar historias que resuenan en todo el planeta.

* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.

Déjanos tus comentarios en Voiz