Resultado “accidental” de una imagen generada por inteligencia artificial (IA), su rostro demoníaco e hinchado invadió las redes sociales: la artista Supercomposite contó a la AFP cómo su criatura, Loab, la obsesionó y luego la agotó.
Viralizado en redes sociales hace dos años, el rostro que parece salido de una película de horror fue aclamado en medios internacionales como una “forma de expresión que no existía antes”, “inquietante”, que ha generado “largas conversiones éticas y sobre la estética, el arte y la tecnología”.
Fue en abril de 2022 que aparecieron esas mejillas rojas y tez cerosa. Supercomposite, nombre real de Steph Maj Swanson, vive en Suecia y está probando las nuevas posibilidades que ofrece la IA. Herramientas de aprendizaje automático como Midjourney, Stable Diffusion o DALL-E han permitido recientemente generar imágenes a partir de una simple descripción escrita llamada “prompt”.
Swanson explora el concepto de las llamadas peticiones negativas, pensadas para excluir un elemento de la imagen. La artista de 32 años decidió probar la IA con una petición muy abstracta. Al teclear el prompt negativo “Brando::-1″, pidió a la herramienta producir un resultado lo más diferente posible de... Marlon Brando.
“Básicamente intento obtener lo contrario de cualquier cosa”, explicó en una entrevista con AFP durante el Chaos Communication Congress, que cada fin de año congrega a hackers de todo el mundo en Hamburgo, Alemania.
El opuesto del actor estadounidense produjo un logo negro sobre el cual aparece en letras verdes “DIGITA PNTICS”. Cuando vuelve a pedir lo contrario de ese logo con el prompt “DIGITA PNTICS skyline logo::-1″ aparece por primera vez la imagen de una mujer “realmente triste e inquietante con los cabellos largos y mejillas rojas”.
Si se repite la acción se obtiene el mismo resultado, entonces aparece la palabra Loab en letras truncadas: la criatura digital tiene nombre. Fascinada por su descubrimiento, Swanson repitió el ejercicio combinando Loab con otras imágenes creadas por IA, como la de una amiga generada a partir de la indicación “túnel de cristal hipercomprimido rodeado de ángeles al estilo de Wes Anderson”.
Incluso con imágenes diferentes, dice la artista, “me la repetía una y otra vez. ‘Infectaba las imágenes’ en el sentido que era difícil ‘diluirla’. A veces reaparecía después de haber desaparecido (...) Eso era lo más aterrador”. Aún más inquietante, Loab aparecía regularmente al lado de niños, a veces descuartizados”, siempre en un mundo “macabro” y “sangriento”. Tanto así que Swanson decidió no mostrar nunca algunas de las 900 imágenes generadas.
“Me obsesioné tanto que quería ver hasta dónde podía llevar a la modelo”. La existencia de Loab fue revelada por primera vez en septiembre de 2022 en Twitter, ahora X. “Se volvió viral, mi vida cambió”, contó la artista de cabellos cortos y gafas redondas. Se desconocen los motivos de la aparición recurrente de ese personaje inquietante. Entender cómo interpreta una IA generativa las peticiones abstractas es una tarea imposible, según los especialistas.
Swanson nunca quiso revelar el nombre de la herramienta utilizada para no “desviar la atención de su arte al de los fabricantes”. El precio de su decisión son dudas sobre la autenticidad de su origen. Algunos internautas sospechan que Loab es un “creepypasta”, término anglófono que designa una historia de horror divulgada por internet, una especie de leyenda urbana digital inventada para infestar las redes sociales.
Finalmente, harta de su creación, la artista lleva más de un año sin tocar a Loab. Dejó temporalmente de crear imágenes de IA para consagrarse a escribir un guion. “Me agotó”, reconoció. “Se activa un circuito de dopamina en tu cerebro, es muy adictivo seguir pulsando ese botón para obtener resultados”. Al final, Supercomposite cree que los resultados más interesantes son los obtenidos “por accidente” o “intentando engañar el modelo de IA”. “Si lo utilizas como quieren los fabricantes, generalmente obtendrás cosas bastante insulsas”.
Cuando en mayo el científico sudafricano Adam Pantanowitz aterrizó en Paraguay para la segunda edición de FutureX powered by Singularity, no solo trajo innovación sino que tambiénesperanza para personas que merecen recuperar autonomía plena de salud. Mostró cómo en tiempo real se puede controlar un brazo robótico con la mente y hasta transmitir pensamientos a través de internet.
La innovación hoy compite con la ciencia ficción. No tiene limitaciones, ni siquiera las del cuerpo humano. Desde Sudáfrica, y en el marco de la segunda edición del FutureX powered by Singularity - impulsado por itti, en alianza con Singularity University de Silicon Valley y realizado en el Centro de Convenciones Conmebol-, el científico y emprendedor tecnológico Adam Pantanowitz llegó a Paraguay para demostrar que lo que alguna vez pareció imposible, como controlar un brazo robótico con la mente o transmitir pensamientos en vivo por internet, hoy ya es realidad.
Tras su disertación ante más de 1.000 líderes, emprendedores y científicos, Adam, quien es figura clave de la Singularity University y uno de los referentes mundiales en interfaces cerebro-computadora y biotecnología aplicada, conversó en exclusiva con FOCO sobre sus proyectos más disruptivos y su visión para el futuro.
Uno de sus inventos más resonantes, y con el que conquistó a los participantes durante el evento, es el Brainternet. Se trata de una tecnología que permite transmitir en tiempo real la actividad cerebral a la red. “Queríamos probar que una interfaz bidireccional entre el cerebro y el internet es posible. Y no solo es posible, sino que redefine cómo interactuamos con el mundo, especialmente en medicina”, explicó.
La idea, según él, no es solo diagnóstica, sino transformadora, pues gracias a este descubrimiento es posible darle autonomía a personas con discapacidades para que puedan interactuar con su entorno usando solo sus pensamientos, por lo que para la medicina es un gran avance y resulta una aliada indiscutible.
FutureX powered by Singularity expuso casos en los cuales la tecnología se pone al servicio de la ciencia y del bienestar humano. Foto: Gentileza.
Tecnología con propósito. Hoy día se cree que para concretar estas creaciones se necesita de mucha inversión. Sin embargo, esto no es así. Una muestra de ello son los primeros prototipos de Adam que se construyeron con apenas USD 30.
El especialista contó que lideró el desarrollo de soluciones como sillas de ruedas controladas por la mirada y prótesis robóticas guiadas por impulsos neuronales. ¿El motor detrás? La innovación con propósito.
Según el científico-emprendedor, la clave para convertir ideas radicales en realidad está en imponer restricciones inteligentes, como tiempo o presupuesto, que acortan el campo de posibilidades y orientan el proceso creativo. Esa “constancia” convierte lo abstracto en pasos concretos, minimiza la incertidumbre y orienta cada interacción.
Atendiendo a esta línea de pensamiento, actualmente, su trabajo se ha expandido a múltiples industrias. Y lo que es mejor, según el mismo relata, es que ya se están salvando 10 vidas por día gracias a una combinación de inteligencia artificial, datos y logística en tiempo real. “Estamos cambiando la industria de las respuestas médicas, y esto recién empieza”, señaló con orgullo Adam, quien también es cofundador de Aura, una plataforma tecnológica que redefine los servicios de emergencia en Sudáfrica y Reino Unido.
El futuro que llegó. Sobre los dilemas éticos de intervenir en los procesos cerebrales o desarrollar tecnologías de aumento humano, Adam aclara que “no se trata de imponer soluciones, sino de dar opciones. Hay que empoderar, no invadir. Lo verdaderamente ético es ofrecer caminos a quienes quieren elegir”.
En este contexto, destacó el papel de la inteligencia artificialcomo la tecnología más transformadora para la humanidad. “Su impacto será transversal. Hoy estoy enfocado en aplicaciones para el sector salud, como la predicción de errores médicos o tratamientos personalizados basados en RNA”, adelantó.
Adam avanzó un paso más, pintando un escenario para el 2030 en el que lo imposible se convierte en cotidiano, y donde la ciencia no es un lujo, sino una herramienta de esperanza. Según él, la convergencia entre biología y computación está a punto de entrar en una nueva era.
Tendencias 2030. El Brainternet, esa interfaz cerebral que transmite señales en tiempo real, es solo el comienzo. Con cascos equipados con electrodos y chips inteligentes, ya se puede monitorear una precrisis epiléptica o una migraña, algo que él visualiza como rutina médica, y evitar accidentes justo cuando más se necesita. “En menos de diez años, podríamos tener implantes cerebrales que ejecuten tareas digitales solo con el pensamiento”, comentó Adam, evocando una imagen de autonomía para quienes hoy dependen de otros en su día a día.
Pero hay más. Como adelanto habló de los sensores que podrían estar integrados discretamente en una vincha o unas gafas, en lugar de usar un casco. También adelantó territorios en los que aún no ha puesto el pie. “Imaginen modelos digitales del cuerpo que permitan ensayar terapias y cirugías en un entorno virtual antes de hacerlas en el quirófano; o fármacos diseñados por inteligencia artificial que actúan con precisión molecular, reduciendo tiempos y efectos secundarios”, mencionó entusiasmado.
Para él, estas no son ideas vagas, sino pasos clave en un plan ambicioso de convertir la tecnología genética y neurológica en herramientas elegibles para cualquiera; soluciones de bajo costo, alto impacto y profunda humanidad; una medicina centrada en la prevención y la autonomía, no solo el tratamiento.
Próximas tendencias
Interfaces neurales no invasivas: Esta tecnología, desarrollada por startups como Precision Neuroscience, que ya recaudó USD 155 millones y trabaja con dispositivos implantables y reversibles, promete dar autonomía a personas con parálisis o afectadas por enfermedades neurodegenerativas.
Gemelos digitales del cuerpo: Más que modelos, son “laboratorios virtuales personalizados”. Con ellos, un médico podría ensayar un tratamiento o anticipar complicaciones en un entorno seguro. Esto permitirá optimizar cirugías, reducir tratamientos fallidos y disminuir hospitalizaciones, revolucionando la medicina preventiva.
Diseño de fármacos con IA y simulación molecular: En 2030, esta capacidad dará paso a tratamientos personalizados en tiempo récord, con un impacto directo en millones de pacientes.
Emoción y color en la atmósfera onírica de la pintora Carla Ascarza
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Jorge Zárate
jorge.zarate@nacionmedia.com
Fotos: Gentileza
La artista llama realismo lírico a su búsqueda, la transmisión con imágenes de sentimientos profundos e incluso valores. “Quiero transmitir la esperanza, la vitalidad, el misterio, la gratitud”, cuenta de sus bellas artes.
“Defino muchas de mis obras dentro del realismo lírico porque habitan una frontera entre lo real y lo simbólico”, cuenta Carla Ascarza. “Me interesa representar escenas, personas y objetos que existen, pero llevarlos a otro plano a través de la atmósfera, la paleta y la composición”, define.
Plástica de importante trayectoria, sus cuadros de la serie “Mensajeros” abordan lo mítico y lo tangible de los mainumby, colibríes que llevan y traen luces, colores, reflexiones.
“En esa transformación se produce el lirismo: lo que está cargado de emoción, de memoria, de misterio. La pintura me permite decir lo que no cabe en la literalidad. Puedo usar una figura humana o un objeto cotidiano, pero los rodeo de elementos poéticos para que emerjan como visión, como huella sensorial”, apunta.
Entiende al color como un comunicador eficaz. “Es una herramienta de intuición y también de resistencia: en un contexto como el nuestro, donde tantas veces se impone la opacidad, defender el color es también defender la vida”.
–¿Cuál fue el disparador de la colección “Mensajeros”?
–El disparador fue una vivencia íntima y una necesidad interior de nombrar lo intangible. Los colibríes llegaron a mí como metáfora de aquello que no permanece, pero deja huellas. En “Mensajeros” no los represento solo como aves, sino como símbolos de lo etéreo, de lo que se posa apenas en la conciencia. Ellos son portadores de mensajes del alma: la fugacidad del instante, la ligereza de lo esencial, la belleza que no se impone, pero transforma. La serie nace del deseo de capturar esa sutileza y convertirla en color, en forma, en presencia.
“Colibrí”. De la serie “Mensajeros”“Colibrí”. De la serie “Mensajeros”
NARRANDO LO INVISIBLE
–En tus series anteriores se ve una búsqueda por retratar la escena cotidiana, los rostros cercanos. ¿Cómo vas volcando a los lienzos tus inquietudes? ¿Seguís un plan?, ¿pintás lo que te es urgente?
–Trabajo a partir de una urgencia interior. Hay veces en que una imagen se instala en mi cabeza y no me suelta hasta que le doy cuerpo en el lienzo. A veces es un rostro anónimo que encuentro en una fotografía o una escena callejera que me golpea. No siempre tengo un plan estructurado, pero sí una búsqueda constante: la de narrar aquello que suele pasar desapercibido. Lo invisible, lo que no está en los titulares. Pinto para dar visibilidad a lo común, pero con una carga simbólica profunda. En ese sentido, la serie “Contramundos” fue muy significativa: cada obra fue una pequeña crónica visual del Paraguay contemporáneo.
–Contanos un poco más de tu relación con el color. ¿Cómo decidís ese universo personal?
–El color para mí es emoción. Es lenguaje puro. Muchas veces dibujo con el color. Nunca lo uso de manera literal. Mi paleta se construye a partir de lo que siento, de lo que quiero provocar. La realidad ya tiene sus propios tonos, pero el arte me permite alterarlos, amplificarlos, volverlos signos. A veces un verde ácido, un fucsia estridente o un naranja encendido no tienen lógica si uno los mira desde lo mimético, pero sí si los entiende como pulsaciones anímicas. Pinto desde el color porque él habla más rápido que las palabras.
–También abordaste lo abstracto. ¿Cómo fue ese recorrido?
–Lo abstracto fue, en mi caso, un espacio de liberación. Al principio, mi obra estaba más centrada en el retrato y la escena figurativa, pero la abstracción me permitió explorar otros caminos: el gesto, la mancha, el ritmo. Fue como quitarme las palabras de encima y quedarme solo con la voz. Me interesa lo abstracto cuando nace de una pulsión verdadera, cuando no es solo una estética, sino una necesidad de expansión. Algunas obras de transición en mis series combinan ambos lenguajes: hay figura, pero también hay fuga hacia lo simbólico, hacia lo que no puede decirse con formas reconocibles.
CREAR CON HONESTIDAD
–Fuiste premiada y tu obra se exhibió en el exterior. ¿Cómo sigue ese camino?
–El reconocimiento que recibí en Moscú con “La dulcera”, obra de la serie “Contramundos”, fue muy importante para mí. No solo por el premio en sí, sino porque visibilizó una escena local que muchas veces queda relegada. Esa obra nació de una historia real, de una mujer que vendía dulces de mamón en Garibaldi. Yo la fotografié, hablé con ella, le comenté sobre mi trabajo, compré sus dulces, le solicité permiso para fotografiarla y luego la convertí en símbolo. Fue mi forma de hablar sobre la desigualdad, sobre la cultura del consumo, sobre lo invisible. A partir de esa experiencia se abrieron otras puertas, pero más allá de lo institucional, lo que me mueve es seguir creando con honestidad. Hoy me interesa explorar más a fondo las narrativas indígenas, la memoria colectiva, los ritos del presente. El camino sigue desde ahí.
“La dulcera”. De la serie “Contramundos”
–¿Cómo ves la plástica nacional?, ¿qué cosas destacás de este presente?
–La plástica nacional es profundamente valiente. Está llena de artistas que, a pesar de contextos hostiles, producen con una potencia conmovedora. Pero no puedo dejar de señalar la precariedad estructural en la que trabajamos muchos de nosotros. Los materiales son carísimos: un solo tubo de óleo, un pincel profesional, un lienzo, representan una inversión enorme. Muchos colegas pintan en condiciones mínimas, con recursos limitados y aun así construyen discursos estéticos de gran profundidad. Falta apoyo sostenido, políticas públicas reales, espacios de visibilidad. Aun así, el arte persiste. Se renueva, se reinventa. Destaco sobre todo el trabajo de mujeres artistas, de jóvenes que se animan a experimentar, de quienes cruzan el arte con la militancia, con lo social, con lo comunitario. Es un momento duro, pero fértil. Y estoy convencida de que el arte seguirá abriendo caminos, aunque tenga que hacerlo con las uñas. La plástica paraguaya está viva. Y lo está no por el mercado, sino por la urgencia expresiva de sus creadores.
–¿Cuál es tu materia pendiente en la plástica?
Siento que una de las búsquedas más importantes que tengo como artista –y también como ser humano– es profundizar en el compromiso del arte con las causas humanitarias. Vivimos en un mundo profundamente desigual, herido, con pueblos que luchan por su derecho a existir, a hablar, a vivir. Mi materia pendiente no es una técnica, ni siquiera una exposición; es usar cada vez con más claridad mi voz visual a favor de la vida. Me interesa cada vez más vincular mi obra a causas sociales, a los pueblos indígenas, a la defensa del planeta, a la memoria colectiva. Para mí, el arte no debe ser indiferente. Tiene que incomodar, abrazar, iluminar, conmover. Y ahí está mi tarea pendiente: seguir encontrando lenguajes que acompañen y denuncien. Que no se queden en lo estético, sino que toquen lo ético.
NARRAR DESDE OTRO LUGAR
Carla Ascarza estará exponiendo en la muestra colectiva “Sinergia, arte femenino en diálogo con la memoria urbana”, que abre el próximo 15 de agosto a las 19:00 en el Espacio Cultural Staudt, sito en Iturbe 333 casi Mariscal Estigarribia. Expondrá allí en conjunto con Norma Annicchiarico; Gloria Valle y Osvaldina Servián.
Vale recordar que Carla, además de artista plástica, es también comunicadora.
–¿Qué facetas de la expresión potencia la pintura?, ¿qué cosas permite expresar más allá de las palabras?
–La pintura es, para mí, el lenguaje donde lo no dicho se vuelve posible. Como comunicadora, valoro el poder de la palabra, pero sé que tiene límites. Hay experiencias que no se traducen fácilmente: el dolor ancestral, la belleza inexplicable, la rabia callada. La pintura me permite explorar dimensiones expresivas que la palabra, por momentos, no alcanza. Pero, como comunicadora, siempre he sentido un fuerte compromiso con la narrativa: contar historias, dar sentido, transmitir lo profundo de lo humano. En mi obra, esa narrativa se vuelve visual, simbólica, sensorial.
–Se sigue contando, descubriendo…
–Pinto no solo para emocionar, sino también para contar. Cada personaje, cada escena, cada fragmento de color tiene una historia detrás. La pintura potencia esa posibilidad de narrar desde otro lugar, de dar cuerpo a relatos que a veces no encuentran espacio en los medios tradicionales. Y me permite también generar otra temporalidad: la del silencio, la contemplación, el tiempo detenido que exige una imagen. La narrativa visual que construyo desde el arte es una extensión de mi voz como comunicadora, pero una voz que a veces se vuelve más poderosa, más ambigua, lo que es fundamental para interpelar al otro. La pintur a abre un campo de significación que no pretende cerrarse . Y en eso me siento profundamente libre.
Carla Ascarza, artista
BREVE BIO
Carla Ascarza es licenciada en Artes Visuales por el Instituto Superior de Artes Verónica Koop con la puntuación summa cum laude. Cuenta con un masterado en Antropología Social por la Universidad Católica de Asunción y especializaciones en antropología de la salud y derechos humanos. Dentro de su formación artística estudió en programas y talleres en la Escuela de Bellas Artes, talleres libres de Olga Blínder, Edith Jiménez, Lisandro Cardozo, Vicente Duré, Luis A. Boh y Jo Oliveira. Fue becada por el maestro Livio Abramo como asistente en sus talleres de línea y color.
Cuenta con numerosas exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Entre las más recientes se mencionan Muestra Kuña Mbarete Rembiapo, Sala Jacinto Rivero, Centro Paraguayo Japonés (2025); Muestra Ñepyrumby, Apart Hotel Maison Suisse (2024); Muestra Apertura de ciclo. Casa Hassler, San Bernardino (2024); Muestra Incondición Interior, Centro Cultural Manzana de la Rivera (2023).
Obtuvo el Primer Premio de Pintura en el XII Festival Mundial de Bellas Artes VERA, Moscú, Rusia. Año 2017. Representó a Paraguay en la muestra internacional Passion Art Barcelona. Sus cuadros también representaron al país en muestras en Nueva York (EE. UU.), Canberra (Australia) y Seúl (Corea).
Captan el gas frío que formó las primeras galaxias
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El observatorio ALMA, con el radiotelescopio más potente del mundo y ubicado en el norte de Chile, reveló las imágenes más detalladas hasta ahora de los inicios del universo, que permiten observar el gas frío que formó las primeras galaxias. “Nunca habíamos conseguido tanto detalle y profundidad en galaxias del universo temprano”, dijo a la AFP Sergio Martín, jefe del Departamento de Operaciones Científicas de ALMA, durante la presentación de las fotografías en Santiago.
La observación fue liderada por Rodrigo Herrera-Camus, director del Núcleo Milenio de Galaxias (MINGAL) de Chile. Las imágenes captaron los gases existentes hace más de 13.000 millones de años, que dieron paso a la formación de galaxias. Un aporte que profundiza lo descubierto en 2012 por el telescopio espacial James Webb (JWST), que reveló imágenes de galaxias que existieron en ese entonces, las más antiguas del universo.
Con la captura de estos gases existe “la oportunidad de estudiar de dónde nacen las estrellas”, afirmó Herrera-Camus a la AFP. Gracias a sus cielos limpios, Chile alberga los telescopios de más de 30 países, entre ellos algunos de los instrumentos astronómicos más poderosos del mundo, como el Observatorio ALMA o el futuro Telescopio Extremadamente Grande, que en 2027 observará distancias jamás alcanzadas.
ALMA forma parte de un esfuerzo mancomunado entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO) y el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ).
Estudio sugiere que uso de IA hace menos críticos a los estudiantes
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Cuando Jocelyn Leitzinger pidió a sus estudiantes que contaran una anécdota personal sobre la discriminación, se dio cuenta de que la víctima solía llamarse Sally. “Estaba claro que era un nombre femenino habitual para ChatGPT”, lamenta esta profesora de Chicago. Sus estudiantes “ni siquiera escribían sobre sus propias vidas”, afirma Leitzinger, que imparte clases de negocios y sociedad en la Universidad de Illinois.
La profesora calcula que alrededor de la mitad de sus 180 alumnos utilizaron ChatGPT de forma inadecuada el semestre pasado, incluso al escribir sobre las cuestiones éticas que rodean a la inteligencia artificial (IA)... Y explica a AFP que no le sorprenden los resultados de una investigación reciente, que sugiere que los estudiantes que utilizan IA generativa para escribir sus trabajos son menos críticos.
El estudio preliminar, que aún no ha sido revisado por pares, se hizo viral en redes sociales, resonando claramente entre muchos docentes que se enfrentan a estas prácticas. Desde su publicación el mes pasado, más de 3.000 profesores han escrito al equipo de investigadores del MIT que lo llevó a cabo, según declaró a AFP su autora principal, Nataliya Kosmyna.
Para este estudio, 54 estudiantes de la zona de Boston fueron divididos en tres grupos. Tenían que escribir redacciones de 20 minutos, el primero utilizando ChatGPT, el segundo un motor de búsqueda y el tercero solo sus sesos.
Los investigadores midieron la actividad cerebral de los estudiantes durante sesiones espaciadas varios meses y dos profesores calificaron sus textos.
Los usuarios de ChatGPT tuvieron resultados significativamente peores que los que utilizaron únicamente la cabeza. Los electroencefalogramas mostraron que distintas regiones de sus cerebros se conectaban entre sí con menos frecuencia.
Además, más del 80% de los usuarios de la IA no podían citar ningún fragmento de la redacción que acababan de escribir, frente al 10% de cada uno de los otros dos grupos. Al final de la tercera sesión, parecían limitarse principalmente a copiar y pegar.
Por su parte, los profesores encargados de corregir sus textos declararon que eran capaces de reconocer fácilmente aquellos “sin alma”, escritos gracia a la IA. Aunque la gramática y la estructura eran correctas, les faltaba creatividad, personalidad y una reflexión profunda.
Kosmyna matiza no obstante las interpretaciones del estudio que hicieron algunos medios, según las cuales la IA vuelve estúpidas o más perezosas a las personas.
Durante la cuarta sesión, el grupo que hasta entonces solo había utilizado su cerebro fue invitado a utilizar ChatGPT por primera vez... y mostró un nivel de conectividad neuronal aún mayor, señala.
Es demasiado pronto para sacar conclusiones de una muestra tan pequeña, según la investigadora, que reclama más estudios sobre cómo utilizar mejor las herramientas de IA para facilitar el aprendizaje.
Ashley Juavinett, neurocientífica en la Universidad de California San Diego, que no participó en el estudio, también critica algunas de las “extrapolaciones” que se hicieron a partir del estudio.
“Este artículo no aporta suficientes pruebas ni rigor metodológico para sacar conclusiones sobre el impacto de los grandes modelos lingüísticos [como ChatGPT] sobre el cerebro”, declara a AFP.
Para Leitzinger, sin embargo, estos resultados coinciden con su percepción de cómo ha cambiado la escritura de sus alumnos desde la llegada de ChatGPT en 2022, con menos faltas de ortografía, pero también menos autenticidad.
La llegada de la inteligencia artificial se compara a menudo con la introducción de las calculadoras, que obligó a los profesores a cambiar sus métodos. Leitzinger teme que los alumnos ya no necesiten conocimientos básicos antes de utilizar la IA, saltándose la etapa esencial del aprendizaje. “Escribir es pensar; pensar es escribir. Si eliminamos este proceso, ¿qué queda del pensamiento?”, se pregunta.