Mientras “Apenas el sol” se encuentra en su segunda semana en la cartelera nacional; esta película paraguaya cosechó su novena distinción internacional a través del festival Filmambiente de Brasil, que concedió el premio a mejor dirección a la realizadora Arami Ullón.
“Arami Ullón se acerca al protagonista con empatía, contando una historia de pérdida del hogar, de las raíces y del futuro. La directora aborda el tema con extrema delicadeza, respetando el tiempo y el proceso de investigación de su personaje, al mismo tiempo que expresa sus impresiones de ese universo a través de imágenes fijas”, afirma el veredicto del jurado compuesto por Beth Formaggini, Carlos Alberto Mattos, Petra Holzer, Pedro Piñero Fuentes y Vera Zaverucha.
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Tras una primera semana en que “Apenas el sol” alcanzó 1.187 tickets vendidos; este fin de semana continúa en cines de Asunción y Encarnación. Parte del costo de las estradas de cine irá a un fondo de defensa legal para la recuperación del territorio del pueblo ayoreo, en cuyo idioma está hablado gran parte del filme y que retrata su situación.
El largometraje, que fue elegido por la Academia de Cine de Paraguay para representar al país en los premios Óscar de 2022, muestra la búsqueda de Mateo Sobode Chiqueno por preservar la cultura y memoria del pueblo ayoreo del norte del Chaco paraguayo.
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Además, “Apenas el sol” continúa su recorrido internacional con su participación en una decena de festivales en el mundo durante estas últimas semanas: Move IT! Filmfestival Dresden, Slow Film Festival, DOCNYCfest, Amiens International Film Festival, Montreal International Documentary Festival, Festival Internacional de Cine de Gijón, Festival Geneva, Filmar en América Latina, Festival St. Gallen, Pantalla Latina.
La película paraguaya se exhibe en salas de Villamorra (13:10, 14:50, 16:30), Hiperseis (19:30, 21:10) y en Cinemark (17:10, 19:10; este último horario estará disponible hasta este domingo 7); además de Cine Granados de Encarnación, a las 17:40.
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Sonia Moura estrenó el cortometraje “El rayo”
Se realizó el estreno del cortometraje paraguayo “El rayo”, escrito y dirigido por Sonia Moura, realizadora audiovisual, gestora cultural y actriz. La cita fue el martes 28 de mayo en La Serafina, un espacio cultural feminista y disidente ubicado en Asunción, en el marco del Mes contra la LGBTIQfobia, en un evento de Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas.
“El rayo” es una comedia en formato de falso documental que sigue a una documentalista bisexual obsesionada con descubrir el origen de su orientación sexual, que atribuye a un misterioso “rayo homosexualizador”. A través de entrevistas desopilantes, teorías conspirativas y argumentos pseudocientíficos, el corto despliega humor y sátira para cuestionar prejuicios y reírse de los temores sociales en torno a la diversidad.
Con la casa llena y más de 100 personas, la jornada también incluyó la proyección de “El búnker”, otra producción de Aireana dirigida por Moura. Ambientada en un futuro distópico, narra la vida de personas LGBTQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, queers y más) refugiadas en un búnker tras la prohibición del habla, comunicándose por telepatía en una sátira mordaz sobre la represión y la libertad.
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Concurso de Cortos Acesip abre nueva convocatoria
El Concurso de Cortos Acesip confirma su edición consecutiva número 16 para cortometrajes documentales de hasta 5 minutos realizados por jóvenes, con el lema “Contanos una historia que nos haga crecer”. La convocatoria para entregar las obras anuncia la fecha de entrega del 21 al 30 de septiembre, en que pueden participar equipos de hasta tres personas.
Existen tres categorías: de 6.° a 9.° grado; de 1.° a 3.° de la educación media, y la categoría independiente para mayores de 18 años. Se premiará al mejor trabajo de cada categoría, pudiendo entregarse menciones de honor u otros reconocimientos que el jurado dictamine. Duración de hasta 5 minutos incluyendo créditos, agradecimientos y placas con logotipos del concurso y empresas auspiciantes (que debes descargar des desde el 1 de septiembre).
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Máximo de 3 integrantes por corto presentado, mínimo de 1 integrante (en caso de ganar éstos serán los adjudicados con los premios). No más de un trabajo por equipo realizador. Cada equipo incluirá un reel de 30 segundos, donde se presentan, introducen el material y su temática. Este será compartido como promoción en las redes del concurso. La organización se reserva el derecho de utilizar los trabajos entregados para su promoción en medios.
Se deberá cuidar la imagen y sonido, ya que la baja calidad puede ser motivo de descalificación. Grabar siempre a la mayor calidad posible. Utilizar música e imágenes libres de derechos. Los cortos pueden ser removidos en caso de detectarse dicha falta. En caso de utilizar fragmentos de otros materiales o hacer referencia a ellos, siempre indicar la fuente.
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El fallo del jurado será inapelable. La participación en el concurso indica la aceptación de estas bases. Fecha de entrega de materiales terminados: última semana de septiembre de 2025. Premiación: viernes 24 de octubre a las 19:00 en el Teatro del Colegio Cristo Rey, en Asunción. Habrá premios en efectivo, galardones personalizados, así como entrevistas en programas y espacios especiales.
Envío de cortometrajes documentales al correo: dptocomunicaciones@xtorey.edu.py indicando nombre del cortometraje, nombres y apellidos de realizadores con números de celulares, categoría, institución a la que pertenecen (colegio, facultad u otros). Para facilitar el envío, subir el material a un drive y compartir el enlace al correo indicado. Bases del concurso: bit.ly/concortos25-bases. En Instagram: @concurso_de_cortos_acesip y @docparaguay.
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Daniel Burman: “El cine revela las cosas que la sociedad niega”
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al director de cine argentino Daniel Burman, quien se encuentra de visita en nuestro país por razones de trabajo. Además de algunas de sus producciones y de la función del cine en nuestros tiempos, Burman habla de la construcción de la identidad y de la necesidad de que la sociedad aprenda a sentir como propio el dolor de los otros.
Daniel Burman nació el 29 de agosto de 1973 en Buenos Aires; es conocido por la serie “Iosi, el espía arrepentido” (2022), así como las películas “Esperando al mesías” (2000), “Todas las azafatas van al cielo” (2002), “Derecho de familia” (2006), “El rey del Once” (2016), además de “El abrazo partido” (2004), galardonada con el Gran Premio del Jurado del Festival de Berlín. Otros títulos destacados: “El nido vacío” (2008), “La suerte en tus manos” (2012), “Dos hermanos” (2010), “El misterio de la felicidad” (2013). Su último trabajo es “Transmitzvah” (2024).
–Hay mucho que hablar de cine, pero mi primera pregunta es bien provinciana. ¿Qué le trae por el pueblo, don Daniel?
–Un montón de cosas. Es muy curioso. A veces en mi actividad ocurre que hay algo que va más allá de lo racional y hay una alineación de proyectos que te empiezan a llevar a todos lados. Ahora hay tres proyectos muy importantes en diferentes etapas que me empezaron a traer para Paraguay. Todo empezó con Andrés Gelós, que es un gran amigo y colega y colaborador que me viene hablando de Paraguay hace muchos años. Yo no conocía a Asunción, es increíble, estando a una hora y media. Entre paréntesis, es impresionante el desconocimiento que tenemos de un país hermano, vecino, que cuando entré a Asunción no tenía nada que ver con el prejuicio o el preconcepto. Me quedé muy sorprendido de lo que tiene que ver con el sector audiovisual del enorme potencial, el enorme presente también, porque el potencial siempre habla como de algo por venir. Lo que está sucediendo con el audiovisual en Paraguay y las posibilidades que se están abriendo en esta coyuntura son increíbles.
–Este vaticinio de que la pandemia en algunos aspectos era un punto de inflexión en nuestra manera de ver, de reflexionar las historias, ¿sucedió?
–No, no sucedió, no va a suceder y tiene todo el sentido porque uno de los mecanismos más comunes que tenemos todos y más activos, más presentes, una de las mayores herramientas de su providencia es la negación. Vivimos en estado de negación permanente, primero negamos quiénes somos todo el tiempo y también ni hablar de las situaciones externas que la vivimos negando. Entonces era de esperar que neguemos la pandemia, el efecto traumático y, sobre todo, neguemos lo que nos reveló sobre nosotros mismos, sobre nuestra vulnerabilidad, sobre su fragilidad y tiene un sentido. No juzgo ese mecanismo. La supervivencia incluso en condiciones óptimas de alimentación y sanitarias es muy compleja por la propia crisis existencial de estar, con lo cual entiendo que hayamos tirado en un abismo todo aquello que aprendimos en esos tiempos tan dramáticos.
IDENTIDAD POLIFACÉTICA
–Estaba reflexionando de que Argentina debe ser de los cines, después de Hollywood probablemente, obviamente Israel supongo, que más incurren en la temática judía.
–Tiene que ver con que hay una comunidad judía muy grande y también una diferencia con las demás comunidades judías. La dicotomía identitaria no ha existido en gran parte de la comunidad. Yo siempre he sido judío y argentino al mismo tiempo y nunca me puse a preguntar cuánto había de cada uno, no hay ninguna dialéctica digamos porque también creo personalmente que la identidad es absolutamente polifacética y soy judío y soy padre y soy hijo y soy argentino y soy una persona de cuentitos y soy un montón de cosas y no soy nada al mismo tiempo. Soy la persona que busca saber quién es como cualquiera de nosotros. Creo que tiene que ver con eso, que también no nos tuvimos que aferrar a esa identidad de una manera reactiva. Encima viniendo del país que sufrió los atentados terroristas más cruentos contra la comunidad judía fuera de Israel.
–Quiero detenerme en “Iosi”, una de las series más vistas acá en Paraguay. Fue un episodio muy fuerte a partir de toda esa fortaleza que tuvo unos años de incertidumbre al respecto de si se hacía justicia o no se hacía justicia, ¿no?
–Sí, no se hizo justicia finalmente. Y creo que también lo que quise reflejar, o sea, la sociedad argentina se anestesió ante la falta de justicia y que la impunidad formó parte de la identidad colectiva. Es algo tremendo. Pero me parece importante que la impunidad no es responsabilidad de un político o de una época política, es de una época de la sociedad en la cual la gente estaba anestesiada y admitía que la impunidad era un activo social con el cual se podía vivir y muy bien.
–Que tiene un pariente, que es el miedo.
–Ojalá fuera el miedo. Yo creo que es más la desidia, porque básicamente nadie soporta la impunidad respecto a uno mismo. Las víctimas nunca soportan la impunidad, esto está claro. El chiste es que la sociedad que no es directamente influenciada por un hecho lo sienta como propio. A mí me fascina el concepto de Spinoza sobre la escala del amor y la generosidad. Uno puede amar a cualquiera pero la generosidad es actuar como si uno amara al otro. Esto es lo mismo, que la sociedad actúe como si hubiera sido lesionada ella misma y cuando eso se desarticula puede existir la impunidad. Entonces básicamente hablamos de un cierto quiebre en el contrato social, de cierta dilución de una empatía.
VERDADES OCULTAS
–¿Te parece que el cine sigue reivindicando el lugar de la verdad?
–Una de las misiones del cine, porque cristaliza de manera física y evidencia ciertas verdades o a contrario sensu, que es más fácil porque darle un lugar de portador de verdad es un poco riesgoso, evidencia estos momentos de impunidad, estos momentos de la verdad que es mirada o atacada, que no es lo mismo que ser un lugar de definición de verdades. Yo en “Iosi” no digo “el atentado lo hizo tal persona”, porque la Justicia es la que tiene que hacer eso. Yo lo que digo es que durante 30 años se construyó una conspiración de actores muy diferentes de la sociedad, todos alineados de manera sincronizada para garantizar un pacto de impunidad. Hay una verdad que no conocemos y el cine puede develarnos las verdades ocultas.
–¿Cuándo fue la vez en tu vida, para hablar de tu historia personal, que dijiste “yo quiero hacer cine”?
–No existió ese momento y es bastante decepcionante cuando me preguntan eso, porque yo quería ser escritor. Yo tengo una fascinación por la literatura, me encantaba escribir y todavía la verdad que escribo y siempre digo a mis hijos “cuando sea grande me dedicaré a ser escritor” y me miran y me dicen “cuánto falta para eso” (risas). Escribía, pero en cierto momento sentí que tenía que transformarlo en un ambiente para contarle algo a alguien. Tengo el recuerdo de esperar que mi madre llegue del trabajo para contarle algo, la fascinación de contar algo. Y tomé cine como un instrumento, que podría haber sido cualquier otro. Nunca tuve una fascinación por el dispositivo cinematográfico y de hecho hoy no la tengo. Tengo una relación totalmente instrumental. No hay nada que me aburre más que hablar de una cámara. Cuando viene el fotógrafo y me dice ¿salió tal lente? Ni me cuentes. Mi relación con el cine es instrumental y de puente.
LA FIGURA DEL HÉROE
–Quiero continuar con tu obra y quedarme en “El abrazo partido”, porque además es un juego de palabras muy bonito.
–“El abrazo partido” me dio muchísimas satisfacciones y me cambió la vida. Fue la película donde dije “soy algo así como un director de cine”. Siempre parto de un dilema moral irresoluble. Yo cuando era chico vivía en el barrio judío de Once de Buenos Aires y había escuchado una historia que nunca se termina de saber si fue verdadero, pero me inspiró la película de que en la época de la guerra de los Seis Días hubo muchos judíos argentinos que dijeron “vamos a luchar por Israel” y en esa época se tardaba en llegar. Muchos llegaron después del sexto día y la guerra ya había terminado. Y alguno dijo “bueno, me quedo” y dejó una familia con un local. A mí esos dilemas de ir a luchar por un ideal dejando una familia, la idea de ir a salvar al mundo, pero abandonar tu responsabilidad más próxima, siempre desconfié. Siempre desconfié mucho de los héroes porque para mí son gente que se escapó de la casa, que no quiere asumir o que prefiere ir a salvar las ballenas en Australia en lugar de cuidar a su hijo de cuatro años y explicarle ciertas cuestiones existenciales.
–¿Qué cosas está mirando el cine?, ¿qué profecías está haciendo te parece?
–Yo creo que el cine no hace profecías. Yo creo que mucha gente que hace cine tenemos una conexión con nuestro tiempo. Entonces, no somos proféticos, sino revelamos cosas que la sociedad niega. Niega por el frenesí, por la falta de debate, por la agenda. Normalmente cuando uno va a promocionar una película, lo que te sucede hoy día es que la mayoría cuando vas a un programa de televisión te dice “la agenda de hoy es muy política, la agenda es otra cosa”. Yo creo que somos nuestra agenda. Estoy bien convencido de que somos qué hago hoy, somos eso y cómo tratamos al otro en ese eso y nada más.
EXPERIENCIA SOCIAL
–Dentro de unos años tendremos personas que pudieron no haber ido al cine, pero igual haber visto todas las películas del mundo. ¿Cómo te llevás con esos cambios?
–Tengo contradicciones al respecto. Por un lado, la idea de la masividad y la posibilidad de cuando pongo una serie y que pueden verla en cualquier parte del mundo y toda la penetración que tiene y el acceso que tiene porque sigue siendo un lujo burgués finalmente, pero tiene un acceso muy grande. Pero yo recuerdo que cuando estrenaba una película, mi mayor placer era salir y ver la gente llegando al cine. Había un momento de su vida que giraba en torno a ese evento y todo lo que significaba y que ahora todo se pueda hacer desde la cama comiendo una pizza. No es que me afecta a mí, me da pena que nos estemos perdiendo todo eso, porque en ese circular había un contacto humano, una circulación.
–Es como que se perdió el templo, ¿no?
–Se perdió el templo, pero lo mío no es la cuestión romántica, sino que nos perdimos una experiencia social que para eso nació, de a quiénes tengo al lado, que me encuentro con alguien, el tránsito con el otro, que lo vamos perdiendo. A mí eso me da pena, pero no por el cine en sí mismo, sino por la pérdida social, porque se van perdiendo y eliminando momentos de contacto humano, de contacto real.
HERMANDAD ESTÉTICA
–¿Te parece que hay un cine regional identificable como un corpus o hay experiencias aisladas?
–Yo siempre desconfío un poco del cine del hermano latinoamericano. Me parece que nunca terminé de entender por qué no podemos ser unidos, cercanos, colaborativos desde nuestra singularidad. Me parece que también es una pose totalmente innecesaria y es una retórica que el goce está en un supuesto sentimiento de hermandad estética o narrativa que no hay. Lo hubo en la literatura en cierto momento. Desde afuera nos miran como latinos, pero ¿nos tenemos que sumar a esa mirada? ¿O tenemos que reivindicar nuestra singularidad y tener una mirada más pragmática de colaboración entre los países para hacernos más fuertes en todas las cinematografías, generar hub de producción?
–¿Cómo está el cine argentino?, que siempre fue productivo.
–Creo que está en el momento más delicado de su historia. La interrupción del fomento público generó una crisis muy grande. El cine argentino hoy día se sostiene básicamente por el aporte de las plataformas y me gusta. Prefiero pensar que de alguna manera el sistema de fomento público de alguna manera se va a reinventar para lograr que personas como yo, que hemos sido hijos de la educación pública y hemos contado con apoyo, después podamos crear como yo compañías de producción independiente, pero el aporte público es el puntapié. Hay que entender que una cinematografía es mucho más que lafacturaciónoel valor agregado que genera porque tiene un enorme impacto cultural y sobre otras industrias.
–Hay una especie de desvalorización de lo público también, ¿no?
–Latinoamérica es un continente, y ahí sí estamos hermanados, con abismales asimetrías irresolubles por el mercado. Esto no es una posición ni ideológica ni política, es absolutamente descriptiva. Hay comunidades, hay espacios, hay territorios, que además de las cuestiones de asimetrías históricas, están bajo riesgo por cuestiones climáticas. Ahí la sociedad, más que el Estado, puede tener una decisión de si como humanos tenemos una empatía y queremos entre todos ayudarnos. Es una cuestión humanística y no política.
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Convocan a postular películas y cortos para Asuficc
Asunción se prepara para recibir una nueva edición del Asuficc, el Festival Internacional de Cine Contemporáneo, que ya abrió su convocatoria oficial con el apoyo del Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo (Inap). Esta edición apuesta por obras cinematográficas que arriesgan en lo narrativo y exploran problemáticas sociales desde una mirada crítica, tanto a nivel local como internacional.
Asuficc convoca a postular obras realizadas a partir de 2024, que no se hayan estrenado comercialmente en Paraguay, a sus secciones competitivas de largometraje y cortometraje. El plazo para postular es hasta el 1 de junio de 2025, a través del sitio web: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScmDyjO5xw9kYybxsXp3xWm8dXfg-1CpC1nAbrQG0v52Sl7eA/viewform. Las bases y condiciones pueden ser visualizadas en: https://www.inap.gov.py/application/files/7317/4773/9567/BASES_COMPETENCIAS_ASUFICC_2025.docx.pdf.
El Inap respalda el festival como parte de su compromiso con la promoción del audiovisual nacional y la conexión con propuestas globales de calidad. Para más información, los interesados pueden escribir a info@asuficc.com.
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Las categorías
Competencia Internacional de Largometraje: podrán participar obras concluidas desde 2024, con una duración mínima de 60 minutos, habladas o subtituladas en español. Se aceptan películas de ficción, documental, animación y/o experimental, de cualquier nacionalidad.
Competencia Internacional de Cortometrajes: podrán participar obras concluidas desde 2024, con una duración máxima de 30 minutos, habladas o subtituladas en español. Se aceptan cortometrajes de ficción, documental, animación y/o experimental, de cualquier nacionalidad.
Competencia de Cortometrajes Paraguayos: podrán participar obras concluidas desde 2024, con una duración máxima de 30 minutos, habladas o subtituladas en español. Se aceptan cortometrajes de ficción, documental, animación y/o experimental, de producción paraguaya. Se privilegiarán cortometrajes cuyo estreno nacional sea en el marco del festival.
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