“Un viaje a Sajonia”: el emblemático y residencial barrio de Asunción plasmado en libro
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Sin dudas el emblemático barrio Sajonia es uno de los más importantes de la ciudad de Asunción. Tal es así que se convierte en libro y todo aquel que quiera saber de este barrio, sus historias y sus pobladores, podrá hacerlo con solo hojear “Un viaje a Sajonia”, de Toni Roberto, un antiguo y conocido poblador capitalino.
En este sentido, mañana sábado 7 de agosto se lanzará el material dedicado a Sajonia, sus antiguos habitantes y sus historias de antaño. Esto, en el marco de la inauguración del nuevo edificio Habitalis Sajonia, ubicado sobre la avenida Carlos Antonio López casi de Las Llanas, frente mismo a la parroquia Crucecita de Sajonia.
“Los recuerdos de mis largas charlas con Víctor González Acosta de hace muchos años cuando hablábamos de la ciudad, de lo que se debía hacer y de todo lo que había que aportar a Asunción y pensamos en nuevas maneras de contar historias y eso es lo que es “Un viaje a Sajonia”, es una nueva manera de contar historias sin aburrir a la gente”, señaló Toni Roberto en comunicación con Universo 970 AM.
En el libro se ilustran imágenes de los antiguos edificios, fotos de personajes conocidos del barrio, así como la importante avenida Carlos Antonio López, el Club Deportivo Puerto Sajonia y sus cursos de natación, que era el entretenimiento más popular en otras épocas.
El material busca ser lo más entretenido e interesante posible, por lo que economiza mucho en texto y se resume en frases o cortos escritos, según el autor.
“Hay historias por ejemplo de la señora Asunción Gamel, que tenía la legendaria panadería Flor del Día. Cuenta cómo se inicia la cantina del Sajonia cuando llegan en el 47 al barrio Sajonia y no había nada. El Señor Pratts le pide al Señor Gamel formar la cantina del Sajonia. Esas pequeñas cosas también se cuentan en el libro”, señaló.
También se cuenta la historia muy particular de una miss o reina de carnaval llamada Nuri Mar y que se coronó en 1972. Asegura que su historia es única y nunca antes contada por ella misma como lo hizo para el libro “Un viaje a Sajonia”.
El material también habla del oeste de Asunción desde los planos de Félix de Azara, cuenta con un plano de los edificios más importantes desde la calle Alberdi hasta el Río Paraguay y desde el centro de Asunción hasta el Bañado Tacumbú y la influencia de estas para la comunidad asuncena de aquellas épocas.
“El estadio Defensores del Chaco está desde 1917, pero si recorremos por historias y libros antiguos en donde J. Natalicio González y Max Insfrán en un libro de 1929 hablan que Sajonia es un barrio industrial y al final esa historia no pudo ser porque Sajonia en su descripción geográfica es el oeste de Asunción donde se encuentra el río, entonces la zona industrial se fue hacia el este de la ciudad”, relató.
Sin posibilidad de convertirse en un barrio industrial como esperaban los escritores J. Natalicio González y Max Insfrán, Sajonia más bien fue convirtiéndose en barrio residencial y conocido como el más “chic” de Asunción en los años 1940 y aún se tienen casonas antiguas como la de la familia Ubaldi, que se encuentra frente al parque Carlos Antonio López.
Se trata de una enorme casona revocada a la piedra París que nunca fue pintada y se mantiene igual desde antaño y aunque la gente se pregunta por qué no es remodelada, los propietarios la mantienen su porte original como símbolo de las antiguas casonas de Sajonia y Asunción. “Ahí parece que el tiempo no pasó”, cuenta.
Cayo Sila Godoy: un puente entre Mangoré y el presente
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Jimmi Peralta
Fotos: Gentileza
Óscar Bogado Rolón y Javier Acosta Giangreco desarrollaron una investigación que aborda la vida y obra de uno de los herederos musicales de Agustín Pío Barrios, el villarriqueño Cayo Sila Godoy. Tras prácticamente salvar del olvido el legado de Mangoré, el suyo requiere de manera impostergable que se realice lo propio. A ese objetivo apunta esta empresa conjunta entre un investigador histórico y un musicólogo e intérprete.
En la primera mitad del siglo XX, Paraguay vivió un desarrollo de talento y formación musical que marcó su historia cultural para siempre. Con nombres como Agustín Pío Barrios, José Asunción Flores, Herminio Giménez, Félix Fernández, Remberto Giménez, Gerardo Fernández Moreno, Mauricio Cardozo Ocampo, Darío Gómez Serrato, esas primeras décadas cimentaron la música paraguaya contemporánea.
Entre esos nombres aparecerá Cayo Sila Godoy (1919-2014), un guitarrista virtuoso que se formó con maestros de la talla de Andrés Segovia. Trabajó en la vanguardia compositiva, en trazar la escuela de otros artistas y en el rescate de la creación del más importante señor de la guitarra clásica en Paraguay, Agustín Barrios.
En esta charla con El Gran Domingo de La Nación, los autores se refieren al libro que han presentado esta semana, “El sortilegio de Sila Godoy. Vida, obra y legado”, que es una investigación sobre su devenir como persona y artista, rescatando su aporte en un país amante de la guitarra.
“El sortilegio de Sila Godoy. Vida, obra y legado” es una investigación
sobre su devenir como persona y artista
–¿Cuál fue el elemento que los impulsó a realizar esta investigación sobre la vida y obra del maestro?
–OBR: Es un proyecto que ya lleva algunos años de trayecto. Coincidimos con Javier (Acosta Giangreco) en la necesitad de revalorizar la figura de Sila Godoy y de trabajar un texto completo, no solo biográfico, sino de análisis musicológico. Esta obra busca rendir un homenaje a un músico destacado que ha caído un poco en el olvido y unir, con ellos, los cabos sueltos de la historia de la música paraguaya, principalmente en guitarra clásica, donde tenemos una tradición centenaria y muchos cultores.
–¿Como autores tienen o tuvieron algún vínculo particular con Sila Godoy y la guitarra?
–OBR: Javier es guitarrista de profesión y musicólogo; yo, además de ser un apasionado de la música paraguaya, me estoy centrando, en los últimos años, en investigaciones sobre la cultura paraguaya. Hace veinte años que trabajo en investigación histórica y he optado por priorizar lo cultural, pues hay mucho por descubrir y rescatar. No tenemos vinculación de amistad o parentesco con el maestro Sila Godoy, conocemos su trabajo y coincidimos en que merece mucha más difusión de la que tiene actualmente.
ENLACE ENTRE ÉPOCAS
–¿Qué relevancia les parece que tiene la figura de Sila Godoy en la historia musical paraguaya?
–JAG: Sila Godoy fue el puente entre Agustín Barrios y la actualidad, su legado fue fundamental para las generaciones posteriores. Hay que recordar que Agustín Barrios muere en El Salvador en 1944. Su figura prácticamente quedó en el olvido en años posteriores a su desaparición física. Sila Godoy fue el primero en interesarse en recopilar el trabajo y documentos del genio sanjuanino. Así es como se encargó de difundir su trabajo en todo el mundo, llegando a los guitarristas más importantes del planeta. Esto permitió que la obra de Barrios sea hoy tocada en todo el mundo. La causa de Sila Godoy en rescatar a Barrios fue inspiración para los guitarristas posteriores que tomaron la misma senda.
–¿Qué fuentes bibliográficas preceden a este trabajo?
–OBR: Una fuente muy valiosa para nuestra investigación fue el álbum de programas de concierto que publicó Elisa Godoy Álvarez, la hija de Sila. Sirvió de guía y acortó mucho tiempo en cuanto a la orientación cronológica. Fue más fácil buscar información sobre hechos y fechas bien determinados.
Óscar Bogado Rolón, investigador histórico
HIPÓTESIS
–¿Qué hipótesis pudieron ser confirmadas con esta investigación y qué otras fueron descartadas?
–JAG: Pude confirmar que efectivamente Sila Godoy fue el que presentó las obras de Barrios al guitarrista australiano John Williams. Hay una carta firmada por Williams en la que afirma que gracias a Godoy descubrió el trabajo de Mangoré. Mucho se dijo que fueron los alumnos de Barrios en El Salvador quienes hicieron este nexo, pero Williams asegura que este acceso fue gracias a Sila Godoy. Otra cosa que pude constatar fue que Sila Godoy fue el primer músico paraguayo que escribe música atonal. Aunque de manera tímida, arranca con su pieza “Jana Szennes”, a finales de la década del 40 del siglo pasado. Así también, fue el primer guitarrista clásico en tocar guaranias de José Asunción Flores. Al mismo tiempo, pude descartar varios mitos, siendo el principal que Sila Godoy fue autodidacta. Esto es completamente falso, ya que fue de los músicos mejor formados que tuvimos en el Paraguay.
–¿Cuáles fueron los archivos que pudieron consultar?
–OBR: Consultamos toda la bibliografía disponible, hicimos hemeroteca. Felizmente hay muchas publicaciones periodísticas que testimonian las distintas etapas de la carrera de Sila. Entrevistamos a sus familiares y músicos que llegaron a tratar con el maestro. Pudimos hallar también muchos audios y textos de entrevistas del propio Sila Godoy, con propia versión de muchos episodios de su vida.
–¿Qué pudieron hallar respecto al contacto inicial de Sila Godoy con la música?
–OBR: Sila Godoy creció en una familia donde la música siempre estuvo presente y fue un niño prodigio. Desde temprano se destacó en la guitarra, pero no se conformó con esa habilidad innata. También desde temprano se formó y practicó disciplinadamente. Es decir, trabajó su talento para llegar a niveles muy elevados.
–¿Con qué referentes de la época compartió en ese proceso?
–OBR: Sila Godoy se formó con los mejores profesores del país, tanto en Villarrica como en la capital, donde recibió una beca en el Ateneo Paraguayo. Después siguió un curso de perfeccionamiento en Buenos Aires con la guitarrista Consuelo Mallo López y, más tarde, con el maestro Andrés Segovia, en España. Es decir, probablemente fue el músico mejor formado de nuestro país.
EXIGENCIA TÉCNICA
–¿Como guitarrista te tocó interpretar obras o arreglos suyos?
–JAG: Sí, toco con regularidad su arreglo de la guarania “India” que creo que es una cima muy difícil de superar en cuanto a calidad y exigencia técnica llevada a la música paraguaya. También me gusta mucho tocar “Sortilegio”. Esta composición de Sila Godoy es muy efectista y tiene un uso muy exótico de la armonía.
Javier Acosta Giangreco, musicólogo
–¿Cuál fue la relación que tuvo Sila Godoy con figuras como José Asunción Flores y Carlos Lara Bareiro?
–OBR: Con Flores fueron amigos y trataron bastante en la década del cuarenta. En ese tiempo Sila residía en Buenos Aires. Fue uno de sus periodos más creativos. Escribió versiones para guitarra de varias de las clásicas guaranias de Flores, entre ellas “India” y “Ne rendápe aju”. Con Lara Bareiro los unió una entrañable amistad. Ambos fueron compañeros de estudio en el Ateneo Paraguayo, también en la década del cuarenta, a inicios de esa década.
–¿Qué características técnicas y estilísticas presentan sus obras?
–JAG: No voy a enmascarar o suavizar la cosa... Sus obras son muy complejas y exóticas. Sila Godoy tenía una habilidad rara de destreza en ambas manos. Esto hacía que toque de manera sorprendente. Naturalmente, sus composiciones y arreglos serán una apuesta aún más exigente que el mismo propone gracias a sus dotes naturales. Su obra “Éxtasis” es tal vez una de sus piezas más exigentes, que requiere una alta coordinación entre ambas manos. Su estilo va siempre por lo atonal. Le gustan las sonoridades duras y armonías disonantes. Es un compositor del siglo XX que busca expresarse mediante técnicas muy vanguardistas de composición. El guitarrista que se anime a trabajar su obra no solo requiere de una técnica muy sólida, sino también de conocimientos de música del siglo XX. No se puede entender la música de Sila Godoy sin entender cómo funciona la estética de Arnold Schönberg, compositor austriaco que formó toda una corriente musical de vanguardia. Lastimosamente, en la actualidad la mayoría de los guitarristas se cierran a un repertorio más digerido y se aventuran menos a explorar el repertorio de vanguardia.
–¿Podría hablarnos un poco de su faceta de creador?
–OBR: Hemos encontrado cerca de treinta obras compuestas por Sila Godoy siguiendo distintas fuentes. Lastimosamente, muchas partituras han desaparecido o están incompletas. La búsqueda de esos documentos continúa y una siguiente etapa sería reunir y publicar todos sus trabajos.
INGENTE LABOR
–¿Qué se puede sintetizar de los aportes de Sila como maestro, investigador, gestor y compositor?
–OBR: Sila Godoy como investigador se encargó de construir el acervo de Agustín Barrios, que hoy forma parte del patrimonio de la humanidad. En esa labor, descuidó inclusive su faceta de compositor, aunque dejó obras muy valiosas, como “Sortilegio”, que dio nombre al libro; “Éxtasis”, que recibió el Premio Nacional de Música en 2013, por dar un par de ejemplos. Sus composiciones merecen, asimismo, una mayor difusión. Entre nuestros proyectos está también la publicación de sus partituras. Fue principalmente un gran concertista, aunque dejó muy pocas grabaciones en comparación a su dilatada carrera de ocho décadas.
–Finalmente, para cerrar la charla ¿qué podría destacar de la obra que inspiró el título del libro?
–JAG: “El sortilegio de la guitarra” es una obra dedicada al encanto o el hechizo de este instrumento. Esta pieza Sila la escribe en plena madurez creativa. Es una suerte de homenaje a la compañera de toda su vida (la guitarra). Esta pieza es una poderosa síntesis de muchas técnicas propias de la guitarra. En cuanto al uso de la armonía, pasa de una primera parte que aparenta tener un centro tonal, pero en la parte central se vuelve completamente atonal. La transición que hace entre tono y no tono es sorprendentemente natural, casi imperceptible. En suma, “El sortilegio de Sila Godoy” es un homenaje al encanto de este grandioso exponente de la guitarra paraguaya.
Este domingo, Toni Roberto evoca la memoria del habitante de un chalé del barrio Las Mercedes que sigue viviendo en el recuerdo de quienes lo conocieron.
Vamos a mirar la casa de Totó, quiero que dibujes y quede de recuerdo”, me dijo Pati hace un año. El chalé estaba ahí, en una de las últimas paralelas de la Avda. España camino a Tuyucuá. En el camino recordé cumpleañitos, chocolates, galletitas y a Mickey, un personaje de moda en aquellos primeros años del 70 en esa angosta pero alta casa de Las Mercedes, que quedaba al lado de uno de los últimos talleres mangoguýpe de Asunción, en el corazón del otrora silencioso barrio.
LA CASA QUE SE FUE, LOS AMIGOS QUE SE FUERON
La casa que se fue, la gente que se fue. Eso es lo primero que me vino a la mente al enterarme de la partida de Agustín Andrada, aquel niño de los 70 que conocía de la vieja Villa Morra. Luego con los años, cuando nos volvimos a encontrar después de mucho tiempo, me contó que se volvió un fiel seguidor de “Cuadernos de barrio”. Desde ahí, siempre listo para contarme alguna historia de barrio, de su querido Olimpia o recuerdos casi olvidados de los despachos aduaneros de su legendario padre, el inolvidable Luli.
Con la partida de gente de mediana edad y coetáneos míos, se me presentan en el recuerdo otros queridos amigos que perdí, simbolizados por Agustín y Totó, aquel habitante de la casa de Las Mercedes. A los dos los rememoro en el dibujo expuesto hoy.
TOTÓ Y SU ABUELA
Cuando los amigos parten nos recuerdan a otros que se fueron muy jóvenes. En el caso de Totó, hace muchos años con apenas treinta años, siempre positivo, disfrutó de unos pocos grandes momentos con su hijo Oscarcito y, lo más particular, paseando en los últimos tiempos con el auto conducido por su abuela Chola, una de las tantas hermanas Aquino que alguna vez llegaron desde Concepción a Asunción. Una hermosa y elegante dama de tez oscura como si fuera del color del norte, ahí donde el sol pega más fuerte, que lo acompañaba manejando su viejo 300D, desafiando la ley de la vida, donde una abuela despide a su nieto.
AGUSTÍN Y LAS DESPEDIDAS
Por su parte, Agustín nos iba informando día a día en estos últimos meses de su desafío a una implacable enfermedad, así como lo fuera la de Totó, hace casi tres décadas. Así les recuerdo, simplemente con el dibujo de una casa que ya no está, tal vez en un cielo imaginario como el de aquel diseño de la casa que me pidió un día Pati. Parafraseando a “Cuando un amigo se va”, yo digo “cuando una casa se va”. Tal vez pueda servir como símbolo para la despedida aquel alto techo con viejas tejas francesas, ventanas con finos entramados de madera en blanco y ladrillos vistos de los años 70. Tal vez ahí sigan habitando ellos, en esos recuerdos.
Paraguayos en Roma rindieron homenaje a Francisco a diez años de su visita al país
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A una década de la histórica visita del papa Francisco al Paraguay, la comunidad paraguaya en Roma celebró un sentido homenaje en su honor, con una exposición fotográfica y la presentación del libro Francisco hizo lío en Paraguay.
El evento fue organizado por la Embajada del Paraguay ante la Santa Sede y tuvo lugar en la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat. Asistieron autoridades vaticanas, embajadores y numerosos compatriotas residentes en Italia, informó la periodista Mónica Fabiola Ayala.
A pesar del calor del verano europeo, la convocatoria fue nutrida y emotiva. Durante la jornada se compartieron recuerdos, testimonios, imágenes históricas y sabores típicos del Paraguay, en un ambiente cargado de fe y gratitud.
La embajadora Romina Taboada, anfitriona del evento, destacó que el legado espiritual y humano del pontífice argentino “sigue vivo en el corazón del pueblo paraguayo”, reafirmando los lazos entre Roma y Paraguay a través de la memoria de aquel encuentro de 2015.
La exposición fotográfica y el lanzamiento del libro, escrito por el periodista Mariano Mercado, dieron la oportunidad a los asistentes de apreciar el trabajo de cobertura realizado durante la visita del papa Francisco a Paraguay.
La embajadora Romina Taboada destacó la alegría y bendiciones que el papa Francisco trajo al pueblo paraguayo durante su visita, y expresó su gratitud por la oportunidad de compartir esta experiencia con la comunidad internacional.