La Secretaría Nacional de Cultura (SNC) y el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) impulsan la candidatura del poncho para’i de 60 listas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO. En reunión virtual con el Comité Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), ambas entidades realizaron la propuesta.
Actualmente se cuentan con 24 manifestaciones declaradas como PCI por parte de Cultura, y sobre la próxima candidatura para la inscripción en la lista representativa de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, el ministro de Cultura, Rubén Capdevila explicó que la SNC y el IPA vienen trabajando de forma coordinada en los procesos técnicos.
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La presidenta del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), Adriana Ortiz, realizó un recorrido por las acciones concretas que las mencionadas entidades vienen desarrollando en forma conjunta para la salvaguarda del poncho para’i de 60 listas desde el año 2019. Presentó además a los miembros del Comité la propuesta de candidatar esta manifestación como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la Unesco.
Indicó que próximamente presentarán la propuesta a la comunidad de Piribebuy. Se acordó que los equipos técnicos de dichas instituciones se reunirán en las siguientes semanas para proseguir con los procesos correspondientes.
También participaron de la reunión las ministras de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur), Sofía Montiel, y la de Políticas Lingüísticas (SPL), Ladislaa Alcaraz; el ministro de Tecnologías para la Información y Comunicación (Mitic), Fernando Saguier; el viceministro de Educación y Ciencias, Fernando Griffith; el director de Propiedad Intelectual (Dinapi), Joel Talavera; y el consejero Alfredo Núñez, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
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Por la SNC, acompañaron al ministro: la directora general de Patrimonio Cultural, Ángela Fatecha; el director general de Gabinete, Juan Marcelo Cuenca; el director general de Diversidad, Derechos y Procesos Culturales, Humberto López La Bella y los técnicos Rossana González y Víctor Segovia.
El Comité Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial fue formado por Decreto N° 8.392/2018 (vinculado a la Ley N° 2.884/2006 “Que aprueba la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial)”.
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Empanada de cecina ya es patrimonio cultural: un emprendimiento de mujeres con historia chaqueña
En Villa Hayes se empieza a conocer el sabor de una empanada distinta a las tradicionales. No lleva carne molida, queso, ni tomate. Su ingrediente principal es la cecina: carne secada al sol, machacada en mortero. Este plato típico del Chaco paraguayo fue recientemente declarado patrimonio cultural inmaterial, en reconocimiento a su valor histórico y a la lucha de las mujeres que mantienen viva esta tradición.
La empanada de cecina no nació en una cocina moderna, sino en un contexto duro de la población del Chaco, donde durante décadas no hubo electricidad ni heladeras, según explicó a La Nación/Nación Media, Adriana González, presidenta del Comité de Mujeres Emprendedoras de Villa Hayes. Contó que la necesidad obligó a los chaqueños a conservar alimentos con sal. De esa manera surgió la cecina, que luego se convirtió en el relleno de una empanada, con ingredientes simples como el huevo, cebolla y locote.
“La receta es única. No lleva tomate, porque en nuestras huertas del Chaco no se cultivaba. Solo ajo, cebolla, huevo y la carne cecinada. Todo lo que había en la casa. Eso la hace auténtica”, precisó Adriana González y agregó que esto impulsó el reconocimiento del plato y hoy es apreciada en ferias, exposiciones y eventos.
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La empanada de cecina forma parte del día a día de muchas mujeres emprendedoras de Villa Hayes y otras ciudades del Chaco. Algunas venden desde sus casas, otras abastecen a locales comerciales y ferias gastronómicas. “Hay compañeras que producen 24 empanadas por día, otras que llegan a 1.200. Es fuente de ingreso, de sustento y de orgullo”, dijo por su parte Bernarda Riveros, síndica del Comité.
Producción
Hoy más de 80 productoras en las zonas de Villa Hayes, Remansito y Benjamín Aceval, se dedican exclusivamente a la elaboración de la empanada de cecina y otras se encargan de la reventa. El crecimiento de esta red permitió que la empanada chaqueña empiece a circular también en ciudades del departamento Central y en la capital.
“En Asunción todavía hay mucha gente que no la conoce. Pero cuando la prueban, vuelven a buscar. Queremos que más paraguayos sepan que esta empanada existe, que es parte de nuestra identidad”, expresó González. Con el apoyo de la Municipalidad de Villa Hayes y la Gobernación de Presidente Hayes, el comité ya participó en ferias organizadas por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur).
Patrimonio
La Secretaría Nacional de Cultura (SNC) oficializó la declaratoria de los conocimientos, técnicas y métodos de elaboración tradicional de la empanada de cecina de Villa Hayes como Patrimonio Cultural Inmaterial del Paraguay, mediante la resolución N.º 243/2025.
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Paraguay postulará la frazada de trapo ante la Unesco
El Comité Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial del Paraguay celebró una sesión que tuvo como eje principal el fortalecimiento de los mecanismos de protección y promoción del patrimonio cultural a nivel nacional. El evento se llevó a cabo en el Espacio Cultural Staudt, dependiente de la Secretaría Nacional de Cultura, el miércoles 7 de mayo.
Uno de los puntos centrales de la jornada fue la aprobación del inicio del proceso para la postulación de la frazada de trapo ante la Unesco en el Registro de Buenas Prácticas de Salvaguarda, destacada por su proceso de elaboración sostenible con restos textiles. Esta será la primera candidatura nacional en dicha categoría y fue presentada por las artesanas y gestoras de Carapeguá.
La ministra de Cultura, Adriana Ortiz, dio apertura al encuentro señalando que “este comité es donde realmente está el karakú del Paraguay”, y remarcó que la instancia también cumple el rol de asesorar en propuestas de Patrimonio Cultural Inmaterial y en la designación de Tesoros Vivos. Recalcó la importancia del trabajo de los gobiernos locales en los procesos de declaración y protección de los patrimonios inmateriales.
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Asimismo, se socializó el Plan de Salvaguarda del Poncho Para’i de 60 Listas, y se compartieron los avances en la candidatura internacional del Ñai’ũpo, en evaluación por la UNESCO, así como los resultados de la inscripción de la Guarania como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lograda en la 19ª reunión del Comité Intergubernamental.
En este marco, se puso énfasis en la necesidad de contar con una Guía Nacional de Buenas Prácticas dirigida a municipios y gobernaciones, la cual busca orientar sobre los procedimientos técnicos y legales para la protección de manifestaciones culturales. Se anunció que el documento será viabilizado próximamente por la Secretaría Nacional de Cultura, con el objetivo de facilitar la elaboración y presentación de propuestas de declaratoria desde los gobiernos locales y comunidades organizadas.
Candidatura del ñai’ũpo
La jornada también fue espacio para la expresión de las portadoras de saberes tradicionales. Vicenta Rodríguez, artesana de Ñai’ũpo, compartió con profunda emoción el significado que esta técnica tiene para su comunidad y para su vida: “Somos tres pueblos —Itá, Tobatí y Yaguarón— los que trabajamos el Ñai’ũpo, un saber que heredamos de nuestras abuelas y que seguimos transmitiendo a nuestros hijos y nietos. Es una herencia muy importante para nosotros, un trabajo ancestral que no queremos que se pierda”.
Rodríguez expresó su esperanza de que el Ñai’ũpo sea reconocido como en la lista del patrimonio cultural inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia, no solo como un respaldo institucional, sino como una forma de asegurar su continuidad: “Gracias a este oficio conocí a muchas personas, viajé, compartí, aprendí. Pero, sobre todo, gracias a este oficio que me dejó mi abuela, hoy puedo estar aquí. Estoy muy contenta y agradecida a las autoridades, a la Secretaría de Cultura y a todas las instituciones que hicieron esto posible. Es un sueño para nosotras que este trabajo quede para los niños y jóvenes, como símbolo de lo que somos y de lo que queremos conservar”.
El arte del Ñai’ũpo, alfarería tradicional de las comunidades de Itá, Tobatí y Yaguarón, sigue su curso a ser evaluado este año por la UNESCO para su posible inscripción en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que Requiere Salvaguardia Urgente. Esta postulación, fue presentada por Paraguay en el 2023. El expediente fue respaldado por un dossier técnico elaborado por la Secretaría Nacional de Cultura, como parte de una estrategia integral de preservación.
A la reunión asistieron representantes de la Secretaría de Políticas Lingüísticas, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Orquesta Sinfónica Nacional, la Secretaría Nacional de Turismo, la Organización Paraguaya de Cooperación Intermunicipal (OPACI), el Instituto Paraguayo de Artesanía, el Ministerio de Educación y Ciencias, la Oficina de la Primera Dama, el Instituto Superior de Bellas Artes, la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (DINAPI), la Municipalidad de Asunción, la Orquesta Nacional de Música Popular (ONAMP), el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC), el Colectivo de Mujeres Kambuchi Apo y la Asociación de Artesanas de Carapeguá.
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Las tejedoras de Piribebuy que mantienen vivo el legado del Poncho Para´i de 60 listas
Por René González
Con una calidez única y amplia sonrisa, doña Rosa Segovia nos recibe en su casa. Hace pocos días pasó por una delicada cirugía, pero hizo un esfuerzo y decidió conversar sobre su pasión más grande que es el tejido del Poncho Para´í de 60 listas.
En el barrio Virgen del Rosario de la ciudad Piribebuy, varias tejedoras hilan sus sueños y se ganan el pan de cada día entrelazando hilos casi invisibles mientras comparten un tereré.
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El poncho no es solo una tela nos cuenta doña Rosa. Es mucho más profundo, es en memoria de 60 soldados que durante la Guerra contra la Triple Alianza fueron fusilados y enterrados en una fosa común en Piribebuy con ponchos, blanco y negro. En el lugar del fusilamiento hoy existe un oratorio, pero la memoria parece muy presente en la pacífica ciudad de la Cordillera.
En su elaboración, el tejido tradicional requiere de una gran habilidad y dedicación por su relevancia y legado histórico. Gracias a esto fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural inmaterial y símbolo ancestral. Desde este reconocimiento aumentaron las ventas, comentan con alegría las tejedoras.
Cada telar se convierte en parte del cuerpo de la tejedora por que ella busca su comodidad y exactitud al diseñar las telas. Es minucioso, pero no imposible, comenta doña Rosa mientras invita a que se acerquen hasta su escuela taller para aprender la habilidad de este legado.
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La técnica del tejido debe trascender. “Todas las mujeres tenemos talento para cumplir nuestros sueños, es muy importante mantener la fortaleza y dejar huellas para otras mujeres”, nos dice la profesora doña Rosa.
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El rubab, un patrimonio cultural reprimido por los talibanes
- Por Susannah Walden y Qubad Wali.
En su taller en la ciudad afgana de Herat, Sakhi ha trabajado durante décadas fabricando rubabs, un instrumento musical de cuerdas emblemático de Asia Central. Y aunque los talibanes quieren silenciar la música, él se mantiene firme en su oficio. “Sólo conozco este trabajo y necesito obtener dinero de alguna forma”, comentó Sakhi, rodeado de rubabs en diferentes etapas de conclusión.
Pero lo que más aprecia es el “valor cultural”, dice el artesano de una cincuentena de años, cuyo nombre fue cambiado por motivos de seguridad, al igual que otros consultados por AFP. “El valor de este trabajo para mí es (...) la herencia que encierra. La herencia no debe perderse”, expresó.
La agencia cultural de la ONU, Unesco, reconoció en diciembre al arte de fabricar y tocar el rubab como patrimonio cultural intangible de Afganistán, Irán, Tayikistán y Uzbekistán. Fabricado con madera seca de morera y a veces incrustado de nácar, el rubab es uno de los instrumentos más antiguos de la región, y su sonido vibrante data de miles de años.
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Pero esa herencia en Afganistán está amenazada por la prohibición casi total a la música impuesta por los talibanes, quienes consideran que contraviene su estricta interpretación de la ley islámica. Desde que llegaron al poder en 2021, los talibanes prohibieron la música en público, desde las presentaciones en vivo hasta las pistas grabadas en restaurantes, vehículos, radios o televisión.
Cerraron las escuelas de música y destruyeron instrumentos y equipos musicales. Numerosos músicos afganos huyeron por temor o por necesidad de trabajar. Los talibanes han instado a los músicos a orientar su talento a la poesía islámica y los cantos sin acompañamiento, la única forma musical que autorizan.
“Paz al alma”
Gull Agha, un aficionado al rubab, tiene los restos del instrumento que los talibanes quebraron. La policía talibana de la moralidad también destruyó uno de los rubabs de Gull Agha, quien fue obligado a jurar que no volvería a tocar. Pero a veces rasguea un rubab para los turistas que visitan Herat, un centro artístico y cultural en Afganistán.
“Lo que más me motiva a seguir tocando el rubab es contribuir con Afganistán, no debemos dejar que se olviden las habilidades de nuestro país”, manifestó. Pero teme que este arte se atrofie con la salida de los músicos al exterior y el abandono de sus exalumnos. “Es nuestro deber legarle nuestra música a las próximas generaciones, como nuestros ancestros nos la legaron a nosotros”, comentó Gull Agha, de 40 años. “El rubab es un arte... el arte le da paz al alma”.
Mohsen, quien fue miembro del sindicato de artistas, contuvo las lágrimas al recordar cómo los músicos eran “una presencia constante en los momentos alegres de la vida de la gente”. “Lamentablemente, la felicidad ha sido arrebatada del país y de los artistas”, dijo. Mohsen aún cree en el futuro del rubab en Afganistán, y asegura que músicos dentro y fuera del país buscan mantener viva la tradición musical. “La gente ya no toca por dinero, toca por llevar alegría a otros”, expresó. “Ninguna fuerza, ninguna persona, ningún sistema puede silenciar su sonido”.
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Música eterna
Majid solía tocar el rubab en muchos sitios de la capital Kabul. Pero no ha tocado el instrumento en más de tres años por temor a que lo escuchen, hasta una tarde de diciembre en que tomó el rubab en el patio de su casa. Hizo sonar las cuerdas, pero se detuvo abruptamente cuando se abrió la puerta del patio, temeroso de que fueran los talibanes.
Parte de su rubab fue quebrado por los talibanes cuando llegaron al poder, pero lo reparó hasta donde pudo. “Mientras tenga vida, lo tendré conmigo, y espero que mis hijos lo mantengan (...) Pase lo que pase, la cultura del rubab no se perderá”, asegura este hombre de 46 años. “La música nunca se pierde. Como dicen, ‘no puede haber muerte sin lágrimas ni boda sin música’”.
Fuente: AFP.