Un actor, Mauri Jortack (Curepa Corazón en Leal), un consagrado dibujante humorístico, Nicodemus Espinosa y un relator de historias Augusto dos Santos se unieron para producir JORTACK REZA A DOS SANTOS.
Consiste en la producción de 10 relatos semanales estructurada para su distribución por los recursos que ofrece la web: Instagram , WhatsApp, Facebook, Twitter y podcasts. El primer relato se lanza este domingo 3 de Mayo.
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“Nos juntamos porque asustados funcionamos mejor “, dice con ironía el actor y conductor Mauricio Jortack, explicando que la iniciativa de ponerle voz e imagen a los relatos de Augusto dos Santos pretende ser una forma de acompañar desde una expresión que une a la narrativa con las artes visuales y el rol actoral, "como una demostración que sentimos desde donde estamos la necesidad de estar cerca de la gente y del hecho que ella tenga un momento para escuchar y ver una historia que le saque de las preocupaciones urgentes”.
Reseñó que muchos de los relatos están vinculados al fútbol y otros a historias simples de pueblo con las que la gente se va identificar porque representan los enredos que se dan en una sociedad que combina viveza criolla con recato moral.
“Presentaremos un cuento cada domingo y este será el primer domingo en que se podrá acceder a los mismos a través de nuestras propias redes y aquellas que estaremos fundando específicamente para la experiencia”, añadió.
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Augusto dos Santos presenta su libro sobre asesoramiento de comunicación política en Corrientes
El periodista Augusto dos Santos hará la presentación de su libro: “Hay un mito en la nevera”, enfocando la asesoría de comunicación política en medio de la diversidad. Será en el marco de la XV Feria del Libro Corrientes 2025. El evento se desarrollará este martes a las 20:00 en el salón auditorio Ceferino Miranda, ubicado en el quinto piso de la Galería Colón, en la ciudad de Corrientes, Argentina.
El acto de lanzamiento contará con la participación de invitados especiales y se convertirá en una ocasión imperdible para que estudiantes y docentes conozcan a uno de los comunicadores políticos más influyentes de Paraguay y autor de la obra literaria.
Será una oportunidad única para descubrir de cerca su mirada sobre la comunicación como “alma de los procesos”, la importancia de la diversidad y los desafíos del mundo actual.“La comunicación no puede ser solo un apéndice, tiene que estar en el corazón de cada proyecto”, recuerda el autor en cada página del libro que fue lanzado en el país el 10 de octubre del año pasado, de la mano de la editorial Arandura.
Se trata de un relato de situaciones apasionantes de las asesorías comunicacionales en medio de la complejidad política.
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Dos Santos se desempeña ahora como asesor externo de la Presidencia de la República. Así también ocupó el cargo de director periodístico de Nación Media y en la actualidad ejerce labores de asesoría externa en el Gobierno.
El especialista había ejercido la función de ministro-director de Comunicaciones durante el mandato del presidente Fernando Lugo, quien en su gobierno había impulsado la creación de la Secretaría de Información y Comunicación (Sicom), el 27 de agosto del 2008. La mencionada institución tenía como misión central desarrollar estrategias comunicacionales que vinculen al Estado y la comunidad en la construcción de una comunicación eficaz.
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“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.
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“Tercer tiempo” celebró sus 15 años de trayectoria
El programa emitido por el canal Trece se mantiene de manera destacada en la grilla a fuerza de talento y trabajo.
“‘Tercer tiempo’ nace después de un programa que se llamaba ‘Pelota jára’, en la época del Mundial 2006, surgió como un programa para el Mundial. Tenía que hacer un programa del Mundial y se volvió prácticamente un programa oficial de entretenimiento que cada noche da alegría a la República”, comenta el actor y humorista Enrique Pavón, figura central en el alma “Tercer tiempo”, que este mes celebra sus 15 años de trayectoria en la televisión, en posición destacada dentro de la grilla del Trece.
Conducido por José Ayala y Malala Olitte, esta propuesta televisiva se demarca dentro del entretenimiento y el humor, siendo el humor para toda la familia, su motor central. “Se iban sumando los personajes del Abuelo, Súper Mboriahu, La Comarca y varios que se fueron fortaleciendo. Les dimos molde y le estuvimos guionando y dándole vida a cada personaje, para la diversión de la gente y así fue creciendo”, explica Pavón cómo se fueron consolidando los personajes que él encarna.
FESTEJO AL AIRE
En la celebración que realizaron al aire, los conductores recibieron al forjador del proyecto, Dani da Rosa, quien con más de una década al mando del barco lleva en su corazón este proyecto exitoso. “Entré en un momento difícil de esta vida de televisión que tengo porque yo venía haciendo farándula, chismes, pero con ‘Tercer tiempo’ se dio también que me encontré conmigo misma”, refiere la conductora Malala Olitte.
“Hay veces en las que nosotros cumplimos un tipo de papel para un programa, pero que al final no es un papel que vaya con nuestro perfil, pero intentamos hacerlo con tal de hacer el trabajo, y de cumplir ese sueño que en este caso es el mío: estar en la televisión. Con ‘Tercer tiempo’ me llegó ese gran día de poder hacer eso que finalmente me encantó hacer, que es estar en programas de entretenimiento”, explica.
“Creo que es la historia del folclore del paraguayo, el paraguayo que todos los días está laburando y llega a la noche, se saca el zapato y calienta la comida de la siesta y se sienta a disfrutar un ratito de ‘Tercer tiempo’ y termina a las 10:00, 10:30 de la noche y se va a descansar con una sonrisa. Esa es la misión de ‘Tercer tiempo’. Que cada paraguayo siempre llegue, caliente la cena y disfrute y duerma con una sonrisa después de toda la batalla del día”, refiere con emoción Pavón.
CARIÑO DE LA GENTE
La propuesta humorística de horario central pone a actores y al público en un diálogo casi obligado, donde se descomprimen con arte y audacia las contracturas del día a día. “La verdad que el amor, el cariño de la gente nunca tuvo precio, que te acepten la esposa, el marido y los hijos es algo que es muy difícil, muy difícil de lograr, y lo he logrado gracias también a mis compañeros y al programa en sí”, comenta Olitte.
“Yo estoy demasiado feliz, demasiado contenta en esta fiesta que vimos todos. Me sentí como si fuera que volviera a cumplir mis 15 años. Sentí esa mariposita, y realmente me emocioné. Me emocioné, quise llorar cuando me invitaron mis compañeros a bailar y la forma en que me hablaban en el oído diciéndome ‘realmente lograste muchísimo, Malala’ y eso no tiene precio, no tiene precio que tus compañeros valoren tu esfuerzo, tu trabajo”, agrega.
“Tercer tiempo” se emite de lunes a viernes desde las 20:30 por Trece, y fusiona en pantalla ficción, scketch, entrevistas y entretenimiento diverso en clave humorística. “Realmente hacer papeles que te hagan que haga reír a la gente es algo muy difícil, muy complicado. Mi papá (José Olitte) y todo el gran elenco que tenía papá alrededor eran actores que lo único que querían era hacerle reír a la gente y la humildad siempre estuvo en ellos. Justamente es eso lo que yo rescato de mis compañeros, que son muy talentosos y siempre mantienen la humildad arriba”, concluye Malala.
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Maneglia-Schémbori y el desafío de construir oficio haciendo series
Humor, pasos de comedia, las historias nuestras contadas desde cerca aparecen como el condimento esencial del proyecto #SX1D, como se conoce hasta ahora la serie que preparan HEi Films y Telefuturo de próximo lanzamiento, en el que la dupla de cineastas juega un rol fundamental. Aquí sus percepciones.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
“Nosotros acá somos showrunners, digamos, directores del global y controlamos todo lo que es el guion, la posproducción y, por supuesto, el rodaje”, cuenta Tana Schémbori.
Su compañero de filmaciones desde la juventud, Juan Carlos Maneglia, dice, por su parte, que “este es un proyecto que Dani da Rosa tenía con su equipo y nos ofreció sumarnos para hacer tres programas piloto y con eso encontrar la manera de comercializarlo y lo hicimos y fue una sorpresa enorme”, apunta.
Bajo el liderazgo de la dupla de cineastas, se sigue grabando la sitcom (comedia de situaciones), que también tendrá otros directores que se van entrenando en el oficio como Sebastián “Güello” Argüello, que ya trabajó con ellos en la popular serie “Marilina”, y Walt Hermosa, de HEI Films.
“Es un equipazo humano y técnico joven y ya desde el casting fue maravilloso. Estamos muy contentos con este aprendizaje, porque a pesar de venir haciendo esto hace 30 años, esta es una manera diferente de trabajar y es algo que estimula”, apunta Maneglia.
UNA TRAMA DE ENREDOS
Resume Tana Schémbori: “Hay una suegra que no se lleva bien con su yerno. La mujer tiene una hija que vuelve a la casa familiar porque tuvo un inconveniente y a partir de allí se da la comedia, pero también tiene momentos dramáticos, con un elencazo en el que están Alicia Guerra, Pato Gómez, Pao Maltese, Lali González, Daniel Vuyk, Silvia Flores, Natan Melamed y tres niñas maravillosas que completan el elenco”.
La directora explica que “cada capítulo va teniendo invitados especiales con distintos personajes que hacen al mundo de esta familia muy particular, que tiene cosas muy paraguayas y también conflictos universales”, apunta.
Maneglia destaca el humor: “En cada obra nuestra, siempre tratamos de conservar la esencia, porque nuestro humor es especial y distinto al argentino, brasileño o cualquier otro de Latinoamérica. Tenemos otra manera de reírnos de nosotros mismos. Siempre intentamos ser coherentes con eso y encontrar personajes situaciones con las que la gente se pueda identificar”.
Cuenta entonces que la sitcom “va a tener un punto de partida universal, pero con personajes y conflictos reparaguayos. Dani da Rosa suele decir que hacemos una “sitcomvela”, es decir, este género pero mezclado con una novela (risas), porque tiene un timing que fuimos armando con los actores, guionistas y todo el equipo y estamos muy felices con el producto”, comenta.
DÍA A DÍA
“El desafío que tenemos es que es algo diario y entiendo que van a ser más de 60 capítulos”, anticipa Schémbori. Para poder llevarlo adelante hay un equipo de escritores importante: Ale Cabral, Vale Hermosa, Ato Gómez, Diana Frutos, Julio Varesini, cita.
“Es toda la complejidad que implica hacer algo diario para los técnicos que trabajamos detrás de cámara, los guionistas, los productores, la vestuarista, el catering, el arte y para los actores que tienen que estar todos los días frente a cámara”, apunta.
“Entonces es un hermoso precedente de que la industria visual es posible porque solamente con la continuidad es como se construye una industria, por eso es tan importante. Entonces, yo creo que el desafío principal está en eso, en conquistar por un lado al público una vez que esté al aire todos los días, que elijan todos los días vernos y, por otro lado, el oficio que ganamos y que nos falta todavía, nos falta todavía entrar en ese ritmo, en ese ejercicio. Está el desafío y a la vez el hermoso premio de la construcción de algo que yo creo que no va a tener vuelta atrás”, concluye.
HACER MÁS
Para Juan Carlos Maneglia, la posibilidad de que haya más producción depende del oficio: “Nos falta oficio, pero entiendo que vamos a aprender haciendo. A medida que avanzamos vamos ganando oficio y se hace más rápido y se entienden más claramente los problemas, nos vamos puliendo, en nuestros países limítrofes ganaron oficio y tienen un mercado que les permite expandirse”, remarcó.
Tana Schémbori coincide: “El oficio se gana haciendo. Cuanto más hacemos, tendremos más directores de arte, más sonidistas, camarógrafos con el expertise. Nos falta la continuidad y nos falta hacer y hacer. Creo que Paraguay tiene un potencial sumamente grande y que cuanto más hagamos van a haber más actores, más técnicos, más guionistas, etc.”.
Sobre la posibilidad de que la serie se expanda al continente, Schémbori apunta que con Maneglia “pensamos siempre en Paraguay, en que esto sea y construya una identidad que le involucre a la gente, que la gente se sienta identificada, esa es nuestra prioridad”, apunta.
También aseguró que “como directores y coguionistas nos interesa la proyección internacional que pueda generar la producción ejecutiva y ¡Dios mío, sí se da, nosotros felices! Sabemos que se está haciendo la producción con todo lo mejor a nivel de equipo técnico, con nada que envidiar a cómo se graba en otros lugares. Así que es bien posible”.