Un actor, Mauri Jortack (Curepa Corazón en Leal), un consagrado dibujante humorístico, Nicodemus Espinosa y un relator de historias Augusto dos Santos se unieron para producir JORTACK REZA A DOS SANTOS.
Consiste en la producción de 10 relatos semanales estructurada para su distribución por los recursos que ofrece la web: Instagram , WhatsApp, Facebook, Twitter y podcasts. El primer relato se lanza este domingo 3 de Mayo.
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“Nos juntamos porque asustados funcionamos mejor “, dice con ironía el actor y conductor Mauricio Jortack, explicando que la iniciativa de ponerle voz e imagen a los relatos de Augusto dos Santos pretende ser una forma de acompañar desde una expresión que une a la narrativa con las artes visuales y el rol actoral, "como una demostración que sentimos desde donde estamos la necesidad de estar cerca de la gente y del hecho que ella tenga un momento para escuchar y ver una historia que le saque de las preocupaciones urgentes”.
Reseñó que muchos de los relatos están vinculados al fútbol y otros a historias simples de pueblo con las que la gente se va identificar porque representan los enredos que se dan en una sociedad que combina viveza criolla con recato moral.
“Presentaremos un cuento cada domingo y este será el primer domingo en que se podrá acceder a los mismos a través de nuestras propias redes y aquellas que estaremos fundando específicamente para la experiencia”, añadió.
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La otra Albirroja que se apresta para ir al Mundial
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe a la periodista deportiva Marlene Torres y al gerente de Deportes de GEN, Claudio Coronel, para hablar de lo que significa el retorno de la Albirroja a un Mundial y los desafíos que supondrá la cobertura de un evento que por primera vez se realizará en tres países. El retorno de la primavera futbolística al Paraguay, la actualidad del torneo local, las mujeres en el periodismo deportivo y el Mundial como fenómeno cultural en este panel de amantes de la comunicación y los deportes.
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
–El fútbol sin duda es mucho más que fútbol. Hoy tengo dos invitados muy queridos, Marlene y Claudio, que son personas que tienen muy directa vinculación con una tarea por parte de este grupo comunicacional que hace años, cuando el panorama era bastante sombrío, apostó a esta causa de las transmisiones de las eliminatorias y pronto la del Mundial. ¿Qué piensa un periodista deportivo en todo un camino de sufrimiento que llevó década y media?
–MT: Yo tenía 22 durante el Mundial de Sudáfrica 2010, estaba en la facultad, y yo decía al siguiente tengo que ir con Paraguay. Tengo que estar decía por el 2014, porque quién se va a imaginar que vamos a tener esta pesadilla futbolística con la selección nacional, un Mundial tan cercano como Brasil 2014 y no estar. Entonces fue una desilusión recuerdo que incluso estudié portugués como para poder cubrir. No se dio. Después en 2018 tampoco se dio, ni en 2022. No estar en tres mundiales consecutivos fue doloroso porque cuando juega la selección los periodistas deportivos nos permitimos ser hinchas, dejamos fluir también eso que tenemos dentro, el amor por nuestra selección.
–¿Dejó de ser una cuestión llamativa, extraordinaria, una mujer en el mundo del periodismo deportivo?
–MT: Tú sabes que ya dejó de ser una novedad y eso da gusto, porque significa que hay más mujeres en este rubro. Hay más chicas que están optando por esta hermosa profesión y yo siempre digo que tengo la fortuna de que otras mujeres nos encaminaron para las que vinimos después y nosotras las que estamos ahora vamos a encaminar a las que van a venir más adelante. Da gusto decir que hay cada vez más mujeres en el rubro, no solamente aquí en nuestro país, sino a nivel internacional. Tuve la fortuna de viajar para realizar coberturas muy grandes. Entonces, ves a mujeres en todos lados, en todas las coberturas y eso abre también el paso para que más chicas puedan optar por esta profesión.
–¿Este mundo hombre del fútbol está más abierto a asimilar la presencia de la mujer?
–MT: Sí, está más abierto, pero siguen las personas con mente cerrada. Eso como que no se acabó del todo, pero por suerte hay cada vez menos.
DESAFÍOS
–Claudio, ¿cómo va a ser este Mundial en términos de desafíos tecnológicos?
–CC: Primero es un Mundial muy particular porque son 104 partidos. Nunca se jugaron tantos partidos. Hay más equipos, va a haber una ronda más. Antes eran siete partidos hasta la final. Ahora el equipo que quiere salir campeón tiene que ganar ocho partidos, va a durar más de un mes. Las distancias son monstruosas desde Canadá, Estados Unidos y México. Va a ser muy desafiante, pero creo que ya en el Mundial anterior hubo contenidos innovadores. Ahora podés tener una cámara todo el tiempo siguiendo al entrenador, viendo las reacciones en tiempo real al entrenador, una cámara táctica donde vos podés ver la repetición del gol desde arriba, son 36 cámaras que va a ver en la final nada más en vivo. Seguir a un jugador, que es algo que nosotros de hecho innovamos en esta eliminatoria, que seguíamos siempre a una figura como Enciso o Almirón. Creo que se va a poder vivir el partido en el momento, pero en realidad el partido va a terminar mucho después, cuando empiecen a llegar esos pequeños extractos. Pasó mucho en el Mundial anterior.
–Los partidos ya no terminan en los 90 minutos.
–CC: Exactamente. Las repeticiones, las reacciones y, sobre todo, cómo reaccionó el banco del equipo al que le hicieron el gol, cómo reaccionó el banco del que hizo el gol, cómo fue este contragolpe tan veloz. Cómo es la cámara táctica que está desde arriba con esa cámara que está colgada del estadio. Creo que va a ser una experiencia y lo más lindo de todo es que eso, muchas cosas ya estuvieron, pero esta vez va a ser con Paraguay adentro. Entonces, eso va a poder ser vivido de esa forma. La verdad yo no veo la hora que empiece. Sé que hay mucho trabajo, pero es un nivel de organización que tiene la FIFA que es de altísima gama.
–Para la gente que no pueda ir a los sitios va a tener la certeza de una transmisión extraordinaria, inédita.
–CC: Sí, estándar internacional, que creo que es lo que logramos con las eliminatorias. Fue un desafío muy grande porque tuvimos que buscar asociaciones inclusive para poder transmitir con las exigencias que tenía la APF, porque hay una serie de requerimientos que uno tiene que cumplir y lo mismo con el rally. Entonces, no podemos bajar la vara y además la tenemos que subir.
–En materia futbolística, Marle, ¿qué te parece que vamos a ver en este Mundial?
–MT: El primer cambio es que en lugar de 32 selecciones vamos a tener 48. O sea que son 104 partidos en total, son más participantes de Sudamérica, seis de forma directa y falta todavía el repechaje por definir. Argentina es candidata a pesar de haber ganado la anterior Copa del Mundo, es candidata nuevamente España, que viene jugando muy bien. Hay que ver Brasil de Ancelotti y hay que ver a Paraguay de Alfaro también, porque decía nuestro entrenador “Paraguay no va solo para participar, sino para competir”.
LISTA ABIERTA
–¿Crees que hay tiempo para descubrir un par de valores más por ahí?
–MT: Sí, la lista no está todavía cerrada. Algunos fueron convocados del plano local. Hay que ver quiénes son los llamados. Otros fueron convocados para este combo, como Ronaldo Martínez, que me parece tiene que ganarse su lugar. Hay que ver lo de Gabriel Ávalos también.
–CC: Yo creo que se va a ver una diferencia. Alfaro tuvo muy poco tiempo para trabajar con los jugadores. O sea, lo que consiguió es todavía más meritorio porque llegaban los jugadores, tenían uno o dos entrenamientos y salían a la cancha. Ahora va a tener tiempo para trabajar, va a tener amistosos, hay muchas fechas FIFA previas donde va a poder trabajar con diferentes potencias o equipos de otras latitudes. También están viendo para marzo organizar partidos aquí en Paraguay. Así que me parece que va a tener más herramientas.
–¿Y dentro de eso vamos a seguir siendo la piedra en el zapato de todos los equipos te parece?
–MT: Ojalá que sí, porque Paraguay no solamente se ganó respeto en el continente, sino en el mundo. Volvimos a ser mirados de otra manera. Antes hasta éramos menos preciados, volvimos a nuestra fortaleza. Anteriormente Paraguay era prácticamente imbatible en la defensa. Entonces, volvimos a nuestras fortalezas, volvimos a nuestras raíces. Esa etapa oscura se dio porque quisimos ser un Paraguay distinto. Está bien probar por lo que el fútbol actual te dice, pero no te olvides de tus raíces, de tu fortaleza en la defensa, no te olvides de la pelota parada, no te olvides de ciertas cuestiones que obviamente eran la fortaleza de Paraguay, que era muy temido por eso. Nosotros quisimos cambiar totalmente, pretender el juego bonito que tal vez por nuestras características, por nuestra forma de ser futbolísticamente hablando no encajamos.
INNOVACIONES TECNOLÓGICAS
–He visto algunas ideas innovadoras en Brasil en términos tecnológicos que tienen que ver con el tema de la posición adelantada. ¿En este campeonato nos quedamos con el VAR como la gran innovación que influye directamente sobre el juego o habrá otra?
–CC: El tema del VAR llegó para quedarse. Es un estándar. Lo que se está analizando mucho es el tema de la ley del offside. La FIFA tiene un comité que todo el tiempo está revisando las reglas y hay offside que se está cobrando que se llama offside de VAR, porque es la punta del dedo. El primer partido de Argentina, por ejemplo, con Arabia en el Mundial pasado a Lautaro Martínez le cobraron no sé cuánto offside que eran la punta del botín. Entonces, eso está en revisión. Por ahí dar un margen, que sea el torso, torso contra torso del cuerpo, pero no que sea, por ejemplo, si justo el jugador cuando parte el pase adelantó el brazo. No va a ser el gol con la mano, lo va a hacer con el pie, salvo que sea Maradona en el 86 por ahí lo hace con la mano (risas). Eso está en análisis y por ahí podemos tener algunas sorpresas por ese lado.
–¿Qué evaluación hacés del VAR? ¿Motiva o desmotiva?, ¿nos acostumbramos, nos entusiasma, da más gusto el VAR?
–MT: Para muchos le sacó la esencia. Para mí particularmente vino para poner justicia, porque hay jugadas donde juega mucho la interpretación y cada árbitro es distinto, interpreta de manera distinta cada jugada. Para mí particularmente le ha puesto más justicia que injusticia.
FENÓMENO SOCIOCULTURAL
–En estos tiempos en que la tecnología permite hacer muchas cosas de manera remota, ¿igual se está planificando una cobertura in situ?
–CC: Decididamente, porque es un momento histórico, ya que después de tanto tiempo vuelve Paraguay. Aparte, un Mundial es un fenómeno social, sociocultural, es una buena ocasión para mostrar también las costumbres del lugar, confraternizar inclusive con personas que viajan de todas partes del mundo. Entonces, más allá de lo futbolístico tienes que planear una cobertura para explicar el fenómeno del Mundial, que es mucho más que lo que pasa dentro de la cancha. Se gana incluso entre los fanáticos, se intercambian camisetas. Hay muchas cosas que se ven en el Mundial, por lo que se planea una cobertura mucho más allá de la transmisión per se para mostrar justamente el fenómeno de lo que va a estar pasando ahí en esos tres países.
–¿Esperas que esta motivación ayude a mejorar el estándar de nuestro fútbol, que no da gusto a veces?
–MT: La verdad que es muy lento nuestro fútbol. Sinceramente en lugar de avanzar a veces siento que estamos retrocediendo, incluso antes era más rápido y ahora de repente y con la tecnología, con las redes sociales, mucha gente no se queda mirar netamente un partido de fútbol. ¿Por qué es eso? Porque el producto que estás viendo no está llamando toda tu atención. Entonces, querés mirar otra cosa para hacer pasar el rato. Ojalá se pueda mejorar el fútbol paraguayo. Hay muchas cuestiones. Las canchas se han mejorado.
ARBITRAJE
–¿Cuáles por ejemplo son las cuestiones por donde pasa el mejorar la calidad?
–MT: Los protagonistas principales son los futbolistas y me parece que ellos también tienen que colaborar. A veces nos quejamos mucho del arbitraje, que ralentiza el fútbol, pero ¿por qué? Porque hay jugadores que simulan. Aquí siempre hablamos de que las faltitas en el fútbol paraguayo se cobran. Las faltitas no se cobran en Argentina, en Brasil. Si te ponés a mirar el fútbol es rápido, hay choque. Te das cuenta cuando los equipos paraguayos van a Copa Libertadores, a Copa Sudamericana cómo simulan cualquier acción y no les cobran, pero aquí en el fútbol paraguayo sí se cobra.
–A mí también se me hace que hay una especie de mecha más corta por parte de los árbitros respecto del reclamo de los jugadores y una tarjeta amarilla inmediata.
–CC: Yo creo que tienen cierto temor, están muy pendientes de lo externo cuando van a sancionar las faltas. Siempre el árbitro, que ya de por sí su profesión está bajo revisión pública, pero yo en particular creo que hay cierto temor. Siempre en todas partes hay una demanda hacia los hábitos, pero creo que acá se justifica más que afuera las derrotas desde la explicación de los fallos arbitrales desde el club que no fue beneficiado o fue perjudicado.
–Ojalá que a esta altura del campeonato, nunca mejor dicho, en setiembre del año 2026, estemos celebrando un gran resultado de la selección. Les agradezco muchísimo la presencia en esta noche. Muchas gracias.
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“Quiero que el guaraní académico llegue hasta el último rincón pobre del país”
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos se sienta en un imperdible mano a mano junto con el docente, comunicador y poeta Ramón Silva, estudioso de la lengua guaraní y difusor del idioma nativo en los medios de comunicación. Además de relatar su emotiva historia de vida, Silva comparte un sueño que atesora poder cumplir antes del fin de la batalla que está librando contra un mal que ataca su más valiosa herramienta de trabajo.
- Fotos: Matías Amarilla
–Contanos dónde naciste y qué recordás de tu niñez.
–Yo nací en Asunción, en un barrio muy popular, Bañado Tacumbú, Barrio Obrero. En una zanja. Mi abuela era indígena. Todos sus hermanos vivieron 105 años, 103 años. Luego mi mamá nació en Areguá, mi abuela también, la familia Vasilikov. Se hablaba también eso en mi casa, el ruso, el guaraní indígena, el castellano y el guaraní paraguayo.
–Qué fusión más potente, ¿no?
–Y yo no sabía, porque yo me preocupaba en ganar dinero como lustrabotas, vendedor de diarios, para mis hermanos. Yo juntaba en los mercados de Asunción tomate tujukue y les llevaba a ellos eso. Y así nos mantuvimos. Mi mamá murió por chichã guasu. El corazón crece dentro del pecho y después le revienta. El mal de Chagas. Entonces me responsabilicé de mis hermanos, hice de todo. Luego de estudiar profundamente pude descifrar qué decía mi abuela. En las comunidades indígenas encontré el ritmo tangará. Hice una propuesta mía de los versos libres, rítmico, sonoro y que llevé a la generación del 80, donde me costó mucho porque si vos no respetabas la forma eurocéntrica entonces no eras poeta. Con el Taller Ortiz Guerrero, donde me apoyaron mucho, empecé a entrar en los grandes festivales.
–Esa cadencia es del tuntún de nuestros pueblos originarios, ¿no?
–Sí, así mismo. Hice más de 500 poemas con ese ritmo que yo les cantaba a ellos.
–¿Cuál es alguno que recordás más vivamente?
–Uno que ganó el Festival de Ypacaraí, presenté con el Grupo Real de Teatro. Son ejercicios, experimentos, la poesía de interpretación cuadrafónica. Entonces, le ponía a la banda Peteque y al grupo de teatro 5, 5, 5, 5 y yo en el medio del escenario. Entonces... “Peteke, peteke, aníke omano. / Peteke, peteke aníke omano... Entonces se escucha en diferentes lugares. Son simplemente ejercicios poéticos.
–¿Cuán importante es el canto para el mundo indígena originario?
–Es ritmo, es mucho ritmo, es muy importante, principalmente en la poesía onomatopéyica.
RECONOCIMIENTO OFICIAL
–¿Cómo podés describir los diferentes momentos que vivió el guaraní una vez que fue adoptado por el no indígena paraguayo?
–Gracias a la Constitución Nacional del 67 por primera vez es declarado lengua nacional y eso celebramos cada 25 de agosto. Luego en el 92 fue declarado lengua oficial. Después de 19 años nace la Ley de Lenguas. La Comisión Nacional de Bilingüismo, donde estuve con Ramiro Domínguez, Bartomeu Melià, José Zanardini y otros más, hemos contactado con lingüistas que en ese momento estaban investigando el mandarín en China. Se hizo una ley buenísima, vinieron a conocer el Mercado 4, a escuchar, fuimos a Itapúa, Alto Paraná y escucharon las diferentes lenguas. En total son 34 lenguas contando las lenguas internacionales, las de migración. Trajimos esos conocimientos, pero la sociedad civil formó otro grupo donde también integré como comunicador social. Entonces, salió otra Ley de Lenguas con el Viceministerio de Educación, se formó una ley consensuada. Con la ley se creó la Secretaría de Políticas Lingüísticas y el primer ministro fue Carlos Villagra Marsal. Después esa secretaría crea la Academia de la Lengua Guaraní. Yo estoy entre los primeros miembros de esa academia, luego vinieron 15 más, somos 30 en total, y nos damos cuenta allí que el que es lingüista es el hablante y los estudiosos académicos deben escuchar.
–La dinámica de las lenguas está en la calle.
–Allí está. Y entonces hay un guaraní del aula actual que busca la pureza de la lengua, descolonizar la lengua y la cultura. Y hay un habla actual que es un guaranismo más hispanismo y paraguayismo.
–Hay un momento que es muy productivo, como es el Taller Ortiz Guerrero. ¿Qué puedes recordar de ese taller?
–Fuimos no digo desterrados. No se nos tuvo en cuenta. No existe la generación del 80. Entonces, trabajamos nosotros clandestinamente. Amanecíamos todos en los bares, éramos jóvenes. O si no, en la casa de Moncho Azuaga nos reuníamos y de a poquito fuimos más. Analizábamos los poemas, criticábamos. Si alguien no aguantaba, se iba. Hay personas que venían que querían que se les aplaudiera o querían agarrar todo. Cuando llama la atención algo, vamos a estimularle, vamos a alentarle y así fue creciendo.
–¿Cuál es un poema en guaraní que se puede considerar un clásico tuyo de esa época y de ese momento?
–Todos los poemas para niños. Empecé con los niños y hoy los niños cantan y ya está hecha canción. Yo trabajé con Diosnel Chase, Herminio Giménez, Florentín Giménez y otros más para llevar mis poemas a la música. Con los antiguos, con los nuevos, con los de ahora, repartí ya más de 700 poemas.
INICIO EN LOS MEDIOS
–¿Cómo empezó tu historia con los medios? ¿Cuál fue la primera vez que dijiste “aikéta ko’ápe”?
–Yo venía ganando aplausos en los escenarios con mi baile, porque yo era muerto de hambre. Me pagaban 4.000 guaraníes y yo con eso compraba pan para mis hermanos. Entonces yo me iba para hacer eso y ya entraba plata por eso. Entonces me eligieron joven sobresaliente del año, la Red Caracol, luego joven sobresaliente del Convenio Andrés Bello en Ecuador, joven sobresaliente en Colombia, en Francia y en otros lugares. Luego en Brasil también les gustaba lo que hacía. Al regresar de allá, el señor Ladislao Mello Cabral me dijo “¿por qué no haces radio?”. Y él me llevó a Cordillera FM. Y me apoyó, me alentó, pero me dijo “hacé algo diferente. Traé tu guaraní, traé lo que hacés en el escenario, pero convertilo en un texto y un discurso”. Entonces, vine y me fui formando.
–¿Tenías formación universitaria en ese momento o todavía no?
–No, yo estudié Derecho e Ingeniería, pero nunca terminaba porque no tenía el dinero para eso, porque te obligaba a irte ya a las 7 de la mañana. Lenguaje radial me ayudó bastante. Allí empecé todo y luego pasé a Cordillera AM en Caacupé. Y también yo elaboraba texto. Era creativo y traductor en varias agencias publicitarias y les gustaba lo que yo hacía.
–A propósito, ¿te picha cuando escuchás algún aviso pésimamente llevado en guaraní?
–No, no es que me picha. Acudieron las agencias publicitarias a gente que no está preparada. Entonces acuden a mí.
–¿Cuál es tu opinión sobre el guaraní que se enseña en las escuelas?
–Estamos buscando el guaraní puro con nuevas palabras. Cómo decimos vaso, cómo decimos anteojo, etc. Pero el concepto no entienden el niño, el joven, es el guaraní puro, el de la escuela, de la enseñanza ideal, pero se aparta del habla. La lengua viva es el habla, es el jopara.
–¿Por qué a la gente le cuesta tanto aprender el guaraní del aula?
–A veces culpamos a la didáctica, culpamos al docente, culpamos al MEC, a los doctores de educación y, sin embargo, es más profundo, está en su karaku, en el ADN. Lo que le das es lo que está fallando. El guaraní que se enseña te obliga a leer, escribir, hablar y razonar. Y como se aprende palabra por palabra una traducción, la lectoescritura fracasa, la comprensión lectora fracasa. Cuando vos querés socializar una palabra, llevás a la sociedad, la sociedad rechaza. Mientras que el otro viene de la oralidad, pero una lengua viva, pero también tiene sus debilidades. Se habla, se razona, pero no se escribe. Necesitamos sistémicos que quiten las debilidades y unan las fortalezas. Y allí por fin deben hacer una propuesta para un guaraní agradable con la participación ciudadana.
EL JOPARA
–¿Qué es para vos el jopara?
–El jopara es un patrimonio sagrado, cultural y lingüístico. En la cultura paraguaya, no es lo mismo cultura originaria, no es lo mismo cultura hispánica. La cultura paraguaya es guaranidad, hispanidad y paraguayidad, nacionalidad. Y el jopara es un patrimonio. En los juicios orales declaran los testigos, traen su jopara, declaran los acusados, traen su jopara. A mí me llevó 35 a 40 años investigar esto. Recopilar el habla. Vos no podés poner en el traductor de Google “oike chupe jacarépe”. “Le entró el cocodrilo”. Se necesitan mínimo 20 palabras del castellano para llenar lo figurativo de eso. Aceptar la presencia hispánica. Esa es mi propuesta.
–Y ahora, maestro, hablame de tu obra literaria, poética, de tu obra monumental en materia de sistematización de lo que es el diccionario al servicio del diálogo estatal.
–Tengo muchos poemarios, el más vendido se llama “Na’ápe”, 35 ediciones, que le gustaba al pueblo, mostrando el dedo del medio.
–Qué notable lo que es la expresión de rebeldía...
–Es contra el hambre, contra la miseria, contra la pobreza. Hay mucha violencia afuera. Entonces, yo rechazaba eso con la palabra. Y cuando me decían no a los temas antipoéticos, gané un festival de poesía que se hizo aquí, internacional, justamente con poemas de ese estilo.
– Estoy leyendo un apunte de nada menos que don Félix de Guarania, que dijo que eras uno de los pioneros de la nueva poesía en guaraní.
–El trabajó mucho en Rusia con el “Gallito cantor” de (José Asunción) Flores. Y con un trabajo mío que se grabó también en Rusia que se llama “Guaigui jepe’e”. “Oúma ro’y, oúma”. Lo hizo Juglares, Ñamandú. Grabaron y se llevó después con otro grupo vocal. Yo era también jardinero y mi abuela ya no había leña y mi pala puso allí para que podamos comer algo. Mandarina rykue o cocido. Todo es realidad alrededor mío.
EL SUEÑO DEL MAESTRO
–Maestro, ¿cuál es un sueño tuyo que acariciás al respecto del idioma y su relación con el pueblo paraguayo?
–Y como vengo de quimios y rayos, hay secuelas en mí, le pido a Dios que no me lleve antes de terminar mi obra, que yo le puedo servir. Entonces, tengo el guaraní jurídico el guaraní teológico, el guaraní médico, el guaraní político, el guaraní todo. Son en total 50 tomos de esto.
–¿Cuántos los tenés publicados hasta ahora?
–Apenas 20. Bueno, ¿cuál es mi sueño? Terminar mi propuesta. Mucho cuidado con la tecnología digital y electrónica.
Viene su hijo, que se llama inteligencia artificial, que así como está nuestro guaraní si metemos va a ser imprudente. Tenemos que hacer una transformación epistemológica, paradigmática, romper los esquemas.
Primero la base, valores, principios, virtudes y luego llegamos a los fundamentos legales, filosóficos, científicos, antropológicos. Le debe servir al pueblo. Tenemos que respetar los derechos consuetudinarios del hablante. Ya estoy trabajando con el uso de la inteligencia artificial que te habla, que le preguntás el traductor digital electrónico interactivo. Y te escucha y te responde.
Entonces en el Poder Judicial estoy trabajando junto con el expediente electrónico y estoy trabajando para hacer el primer traductor para el Poder Judicial con el guaraní jurídico y luego meter toda mi obra y servir a la patria.
Quiero dejar esto, yo no quiero dinero, que se respete lo que es del pueblo. Quiero terminar el traductor para que vos bajes en tu celular toda la riqueza del guaraní vivo. Quiero que el guaraní académico, escolar, llegue hasta el último rincón pobre del país. Quiero ent rega rle al verdadero dueño, que es el pueblo.
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“Gracias al Paraguay ahora vivo mi vida más plenamente”
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al documentalista e influencer estadounidense Nathan Seastrand, quien reside en nuestro país hace varios años, se casó con una paraguaya y es padre de un pequeño paraguayo. Personaje popular en las redes, se presenta como un yanquiguayo y recorre los diversos escenarios naturales de nuestro país, especialmente en el Chaco, del que se declara como un profundo amante.
- Fotos: Emilio Bazán
–¿Cuándo fue que saliste de donde habías nacido y qué es lo que te inspiró a venir a Paraguay?
–Mi historia es muy extraña. Yo era un misionero mormón. Yo soy de Utah. Los mormones tienen en su cultura mandar a los chicos a los 18 años a diferentes países. Y vos no escogés. Cuando yo tenía 18, me dijeron: “Vas a Asunción, Paraguay”. Y realmente en esa época yo estaba superfeliz. Aunque no conocía nada, me parecía fantástico porque era Sudamérica en el corazón.
–Y después ¿qué pasó?
–Pasé dos años como misionero. Yo estaba en la Chacarita, el Bañado. Llegué a amar a esa gente, amar la cultura única que hay en el Bañado. Después volví a mi país y extrañaba Paraguay. Yo siempre pensaba en Paraguay. Buscaba videos en Youtube de Paraguay, que en esa época no había muchos. Y siempre pensaba en volver acá a Paraguay. Y mi sueño era, porque no tuve la oportunidad en mi misión, de salir de Asunción, siempre escuchaba sobre el Chaco. Entonces tenía en mi mente muy fijo volver a Paraguay e ir al Chaco, conocer a los indígenas, el mundo salvaje. Yo siempre amé la aventura y el Chaco me parecía ese lugar mítico. Y yo sabía adentro de mi corazón que algo especial me esperaba.
–Ese amor por la aventura y el monte ¿viene ya de alguna cuestión de tu niñez o tenía más relación con tu presencia en Paraguay?
–Desde niño. Mi papá es un hombre muy de la naturaleza. Desde niño nos llevaba a las montañas en Estados Unidos para ver alces, osos, arroyos. Y yo también fui un boy scout. Yo estaba decidido. Yo sabía que Paraguay era donde tenía que volver.
–¿Y un día armás la mochila y te vas para el Chaco?
–Yo volví a Paraguay en 2018. Tenía un amigo que conocía un poco de Filadelfia y Neu land. Y él me dijo: “Yo conozco a los nivaclé”. Y nos fuimos y tuve mi primera aventura en el Chaco en 2018.
INSPIRACIÓN
–Y supongo que empezaste a leer a gente que trabaja esta temática, ¿no?
–Yo veo a José Zanardini como mi padrino de todo esto. Yo leía todos sus libros. He hablado con él varias veces. Sus libros, en especial “Los indígenas del Paraguay”, me enseñaron la base de todo y también su amor hacia los ayoreos, él habla ayoreo. Eso me inspiró mucho. Su vida en sí. Él es, como yo siempre decía, el Indiana Jones de Paraguay. Él es el original. Yo aspiro mucho a ser como él.
–Tu tarea esencialmente es el registro fílmico, o sea, sos realizador, videasta, ¿no? Y te nutrís de temas de biología, de antropología y todo lo demás, ¿verdad?
–Sí, básicamente con algunos otros amigos extranjeros. Un húngaro, mi hermano que también es estadounidense y un lituano. Nosotros estamos formando un estudio de cine acá en Paraguay que se llama Deep Jungle. Y nuestra idea es contar las historias desconocidas, perdidas, de los lugares más lejanos en el Chaco o de la selva que nadie conoce. Esa es nuestra misión como cineastas y documentalistas. Cada uno tiene su rol. Yo conozco más por la parte antropológica, mi otro amigo es más el biólogo, el otro conoce lo logístico, mi hermano es el camarógrafo. Así trabajamos en equipo.
–¿Cómo en estos años que estás en el Chaco has visto que la modernidad ha cambiado o no la vida y la cultura de las comunidades?
–Es algo tan complicado. No es blanco y negro. Es difícil de decir porque, por un lado, obviamente tener agua potable, tener la facilidad de comida, tener una casa digna. Nadie va a discutir que eso podría ser algo bueno, pero yo no sé si valió la pena la muerte extrema de su cultura antigua. Porque en el momento del contacto que hace un silvícola al mundo moderno, cuando ya entra en el proceso de cambiar a ser una persona entre nosotros, su mundo cambia tan radicalmente y en casi ningún caso ha sido bueno para la gente. Ellos siempre han tenido enfermedades, grandes cantidades de ellos han muerto, han perdido toda su identidad como personas. Hay un grupo de ayoreos que fueron contactados en 2004. Es el último grupo de silvícolas que entraron en el mundo moderno.
–¿Por qué salen? ¿Ya no tienen alimentos? ¿Porque sencillamente cambiaron de cultura?
–Yo le pregunté a Zanardini lo mismo. Él habló con los ayoreos directamente y ellos le dijeron que el monte ya no era como antes. Antes era como un supermercado. Ahora es un poco más difícil de encontrar tu alimento. Y también dijeron que los yaguaretés se estaban poniendo más y más bravos con cada año que pasaba. Ellos realmente pensaban que entrar en el mundo del coñón, del hombre blanco, les iba a proteger. Pensaban que unirse con nuestro mundo era la respuesta a sus problemas.
–¿Ellos tienen fórmulas para enfrentar el monte y a los animales peligrosos?
–Sí, claro. Hacer ruido. El yaguareté nunca se va a acercar a vos si hacés ruido. Por ejemplo, si nosotros vamos ahí en plan de ver animales, todos estamos en silencio. Nadie hace un sonido, nadie fuma, nadie está orinando. Justamente tienes que aguantar tus ganas de orinar porque tu orina ya hace un olor, los animales ya saben que un humano está cerca. Entonces tienes que básicamente ponerte como en tu manera más silvestre, natural. No hay que ducharse por unos días porque hasta el jabón y esas cosas te pueden oler. Los animales están increíblemente adaptados para evitar humanos porque saben que nosotros somos su mayor amenaza. Los humanos somos los animales más peligrosos del Chaco. Yo tengo mucho más miedo de un humano en el monte que de un yaguareté.
TRANSCULTURACIÓN
–¿La cultura de ellos te parece que sigue muy vigente o creés que están perdiendo su cultura, sus tradiciones, sus cantos?
–Los que viven en el monte, hasta donde sabemos, ellos son casi 100 % como siempre eran. Aunque se encontró una zapatilla en el monte lejano que no va a ser de un latino ni nadie y nos mostraron y no era de su manera. Era de una rueda de goma que ellos habían encontrado y hecho una zapatilla. Ellos van a usar lo que ellos pueden agarrar. Entonces ahí sí vemos que el mundo moderno va entrando en su mundo también. Hay incluso flechas que tienen alambre. Hay cambios grandes adentro de su cultura. La mayoría ya no cree en su dios antiguo, son católicos o evangélicos ahora. En la parte religiosa los misioneros han hecho mucho trabajo, yo diría por mal, y yo siendo un exmisionero creo que puedo decir eso. Lamento eso, la pérdida de cultura siempre hay que lamentar, porque la diversidad de culturas es lo que hace al mundo interesante. Cuando todos somos lo mismo ya nada es interesante.
–¿Cuáles son los aspectos más fuertes que te parece que no pierden?
–Número uno, su idioma. Los ayoreos fuertemente hablan su idioma. En otras comunidades indígenas que ya casi no hablan su idioma, hablan guaraní o español, los ayoreos no. Los ayoreos hablan ayoreo y hablan cerradamente ayoreo. Ellos también saben todavía cazar en el monte. Ellos saben todo eso extremadamente bien. Las mujeres saben hacer la artesanía antigua del caraguatá de una manera muy especial. Con sus pies sacan el hilo y pueden hacer bolsas y eso no se ha perdido.
–¿Se puede temer que eso se pierda o por de pronto no?
–De lo que yo he visto, hasta ahora no. Si siguen ahí en el Chaco, si siguen rodeado por naturaleza, nunca se va a perder eso. Pero si el monte desaparece, su cultura va a desaparecer enseguida, pero por ahora todavía queda suficiente. La gente a veces quiere ser muy negativa en cuanto al mundo ambiental. Yo siempre quiero ser positivo. Vale la pena luchar por eso, porque yo quiero vivir en un mundo donde todavía hay los misterios de la selva.
EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO
–¿Te parece que hay poca presencia de los académicos o estás satisfecho con lo que ves?
–Yo estoy satisfecho con lo que hay escrito, como Zanardini, como la gente que ha hecho un trabajo increíble. Muchos antropólogos, biólogos que han trabajado ahí. Se puede leer mucho, pero no se ve tanto. Yo espero que nuestro estudio de cine sea el primero y el más fuerte en mostrarlo en el mundo del video, el mundo cinematográfico. Por eso justamente yo creo que mis redes están teniendo muchas vistas y repercusión.
–¿Cómo es un día en la vida de tu grupo?, ¿qué hacen?, ¿cómo producen?, ¿qué producen?
–Nuestro lema es nada ficticio, nada fingido y nada actuado. Nosotros somos 100 % real. Tal cual como nos ven ahí es exactamente lo que sucedió, lo que nosotros hacemos en los documentales y los videos que producimos. Nosotros queremos volver a una época en la que la expedición era real, donde lo que ven ahí es lo que pasó. Hay muchos grandes en el mundo de hoy en día que salen en National Geographic y yo sé con seguridad y ya se ha filtrado varias veces que todo eso es fingido. Ellos ponen una escena.
–Y toda la producción ¿tiene como vehículo de difusión las redes sociales o están pensando también en algún documental más extenso?
–Todo lo que hago en las redes solo es extra. Todo lo que estamos haciendo es para un documental grande. De hecho, estamos trabajando en dos proyectos a la par. Uno que se enfoca más en una aventura por el río Paraguay que va a terminar hacia la frontera de Bolivia y otro que tiene que ver netamente con los ayoreos y su cultura. La idea es mostrar de una forma que nadie nunca ha mostrado.
CONTRASTES
–La vida en el litoral es un ambiente totalmente distinto al ambiente silvícola, ¿no?
–Sí. El mundo del río y lo que nosotros estamos haciendo por ahí es distinto. De hecho, queremos mostrar las diferentes caras del Chaco también, porque el Chaco cerca del río Paraguay es muy distinto al Chaco cerca de la frontera con Bolivia. Ahí es muy seco, cerca del río es muy verde, parece más como acá en el Jardín Botánico.
–Supongamos que un grupo de amigos sin ninguna intención depredatoria ni nada quiere sencillamente conocer esos lugares. ¿Es muy difícil llegar ahí?
–Sí, sin una guía sí. Aunque la ruta Transchaco ya no es lo que era antes. Hay buen asfaltado hasta Filadelfia, pero más arriba sí es más complicado. Cuanto más al norte vayas, más salvaje se pone básicamente.
–Finalmente, ¿cuáles son los valores o ideas que aprendiste en este tiempo en que viviste en Paraguay que considerás un aprendizaje?
–Acá en Paraguay he aprendido mucho. Paraguay me enseñó muchísimo. Yo agradezco mucho a la gente de Paraguay por lo que pude madurar en este tiempo. Yo antes era un niño y ahora me considero más un hombre. Y eso yo sé que es por mi vivencia acá. Aprendí a tomar la vida más lenta, capaz de ser un poco más humilde, ver a la gente más como hermanos en vez de otros. La vida estadounidense es más “yo tengo lo mío, vos tenés el tuyo”, pero acá se comparte mucho.
Cuántas veces llegamos a un pueblo y nosotros no teníamos nada para comer. Yo tengo la memoria de que estábamos muriendo de hambre y una abuelita nos ofreció un caldo de surubí y era como el día más feliz de nuestra vida.
Algo tan sencillo puede ser tan importante. Y yo totalmente cambié mi perspectiva de la vida acá en Paraguay. Era esperar un poco. La vida es ahora. Los momentos son ahora. Disfrutar de este momento. Yo capaz antes no hubiera visto de esa manera. Por la gente de Paraguay yo siento que ahora disfruto más de mi vida porque lo estoy viviendo más plenamente.
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Un viaje sonoro entre los fuelles
En este “Expresso” a puro bandoneón, Augusto dos Santos recibe al instrumentista carapegüeño Hebert Cáceres, quien entre un repertorio de tango, chamamé y guarania habla de los inicios de su carrera, la instrucción inicial de su padre y la que él mismo ejerce actualmente con su hijo para estimular el siempre necesario recambio generacional. Elevada música en este clásico de los viernes a las 21:00 por el canal GEN, algunos de cuyos pasajes transcribimos en este resumen escrito.
- Fotos Jorge Jara
–¿Cómo empezó esta historia? ¿Cómo te encontraste con el instrumento?
–La verdad que probablemente antes de nacer ya lo conocí porque mi papá es bandoneonista. Heredé prácticamente este maravilloso don de ser bandoneonista, de amar este instrumento. Mi papá tiene 83 años hoy en día, don Bruno Cáceres, sigue tocando. Mañana (por el sábado) justamente tiene un show y tengo que acompañarle, yo soy su staff. Él es una persona que trabajó mucho, sigue trabajando en la cultura y es un músico reconocido y con él empecé todo.
–¿Su instrumento siempre fue este?
–Siempre fue el bandoneón.
–¿Y sabés cómo empezó él?
–Él tiene una historia bastante más difícil que la mía, porque en su familia nadie fue músico en su época. Él vivía en una compañía de Carapeguá y él conoció la música a través de amigos ya siendo adolescente y tuvo que ir a las cosechas de algodón hacia la Argentina para comprarse su primer instrumento para aprender. Tiene una historia bastante conmovedora en ese sentido.
PRECOCIDAD
–¿Qué canción que tocaba tu viejo te enroló en este camino?
–Según él me cuenta, yo tenía como 6 años y yo le insistía que quería tocar y que como este instrumento es grande y mi mano era pequeña, él no me quería forzar ni nada, pero dice que yo le insistía que quería tocar. Una de las primeras canciones que me pasó, porque él es un chamamecero y una de las primeras canciones era Bañado Norte, que es un clásico. Algo lento y fácil.
–Qué notable que el tango y el chamamé son muy de fuelle.
–Totalmente, es característico.
EL PRIMER MAESTRO
–¿Qué pasó en los siguientes años de tu vida?
–Y yo estudiaba con él, con mi papá, que fue mi primer gran maestro. Me enseñó los primeros pasos en el bandoneón. Empecé con él, aprendí muchas cosas. Era muy novedoso en ese momento porque no existían niños ni jóvenes que tocaran, que aprendieran el bandoneón. Era una época bastante difícil, yo me acuerdo en la época de la escuela mis compañeros me hacían el famoso bullying, se reían porque yo era músico. No era como hoy en día que gloriosamente vemos a chicos con su guitarra. A mi papá le decían que no deje que su hijo sea músico.
–Luego llegó un momento que fue crucial a los 11 años, ¿no?
–Sí. Tuve la oportunidad de presentarme al prefestival del Takuare’ê, que se hace en la ciudad de Guarambaré. Yo me fui con mi papá, quien me acompañaba en la guitarra y con un contrabajista. Nos presentamos en el prefestival y ganamos para competir en la noche central. Me fui a competir en la noche central y gané el primer premio, pero no sabían qué premio me iban a dar porque no había premio al solista del bandoneón. Inventaron un premio esa noche, que se llamó el Premio Revelación en el año 1994. En el jurado estaban Rudi Torga, Luis Bordón, grandes personalidades. Ellos quisieron que yo tenga un estímulo para seguir porque era algo que ya estaba desapareciendo, el instrumento.
–¿Hay algunos ritmos que son más apropiados para el bandoneón y otros para el acordeón?
–Hoy en día en realidad se universalizó más, pero en realidad es más característico de nuestro folclore latinoamericano. En cuanto al tango, la milonga, el chamamé, la polca, el bandoneón se usa mucho. El acordeón también. Pero hoy en día hasta Shakira usa bandoneón. Está usando en algunas cosas y se está abriendo más, universalizando más.
TRASPASO GENERACIONAL
–Pero antes de ir más adelante, no acaba esta dinastía contigo. ¿Quién vino después?
–Tengo un hijo que se llama como mi papá, Bruno Luis Cáceres Gauto. Él tiene hoy en día 8 años. Cuando cumplió 7, porque me insistía también que quería ya tocar, yo le dije “esperá, tu manito es muy chica”. La misma cosa de mi papá. Entonces cumplió 7 años y me dijo “papi, acordate de lo que me prometiste y quiero empezar a tocar”. Y ya está tocando y está tocando superbién, está muy entusiasmado y cualquier momento le vamos a traer para que toque.
–¿Dónde estuvo tocando últimamente?
–Estuvo tocando en Carapeguá, en la catedral, con la Orquesta de Instrumentos Reciclados. Ese día yo estaba invitado a ir a tocar y él se fue conmigo al ensayo. Tuve un problema de salud, no me pude ir a tocar. Sobre la hora me dijo “yo me voy a reemplazarte”. Y se fue. Tocó sin ensayar con ellos, porque él solamente escuchó el ensayo que yo hice y se fue y tocó.
–¿Y cuál es un problema serio de un instrumento que tiene 150 años?
–Si se rompe algo o si se moja de repente porque adentro tiene una estructura increíble y se hace de un pino especial que los alemanes añejaban creo que 70 a 80 años una madera para fabricar los instrumentos. Entonces se quemó todo cuando se bombardeó esa materia prima, entonces ahora recién está cumpliendo la edad para fabricar el instrumento. El bandoneón ahora resurgió en todo el mundo. La mecánica que tiene el bandoneón es difícil porque no tiene una lógica. Es un instrumento que primero empezó con pocas teclas y después se fueron sumando hasta llegar a 71 teclas, pero no tiene una lógica por ejemplo como el piano, que es gradual, hasta visual podés estudiar. Pero el bandoneón no tiene esa lógica.
ÍCONOS
–¿Cuáles son icónicos para vos en la ejecución de este instrumento?
–En el tango el bandoneón hoy en día el más reconocido a nivel mundial es Astor Piazzolla, que en su momento fue un transgresor del tango. Piazzolla es un ícono, no solo del instrumento, sino que él revolucionó el tango, lo cambió, él lo enfocó de otra manera, que en su momento fue muy criticado en Argentina por los tangueros convencionales conservadores. Él vino de una mezcla de música clásica con jazz, porque él creció y se formó fuera de la Argentina, en Estados Unidos. Se formó con el jazz y con la música clásica, con Bach, él tocaba piano y con el bandoneón tocaba música clásica. Él se fue a estudiar, a hacer un curso de dirección musical y compositiva en Francia con una gran maestra, Nadia Boulanger, y ella en una de sus clases él le estaba tocando el piano, le estaba mostrando sus composiciones y en un recreo agarró el bandoneón y tocó tango. Y ella le dijo que él tenía que hacer eso, que él tenía que tocar su bandoneón y él tenía que evolucionar su música, porque la música clásica ya estaba hecha. Entonces vos tenés que evolucionar tu propia música, entonces ella le dio ese espaldarazo.
–Qué notable. Los incomprendidos terminan siendo terriblemente admirados posteriormente. Es más, no solamente fue incomprendido lo que él hacía, fue quizás el primero que valoró el rock y a los ejecutores del rock de ese tiempo. Digo entre los tangueros claro.
–Él era un rockero dentro de los tangueros. Y Piazzolla, su último matrimonio, no sé si vos sabías que vino a casarse acá en el Mercado 4.
–¿Cómo fue eso?
–No conozco muy bien la historia, pero sé quién fue el padrino del casamiento: Marcos Brizuela. Y si le invitás te va a contar y te va a mostrar fotos porque él tiene. Bueno, pero una historia maravillosa que Piazzolla vino acá a casarse con su última esposa, porque no podía casarse en la Argentina. Y compartió mucho con Perú Rima, con don Mauricio Cardozo Ocampo en esa época.
–¿Y qué otros maestros del instrumento podría citar?
–Y bandoneonistas paraguayos para mí uno de los mejores que vive todavía el gran maestro Neneco Orrego, director de los Orrego. Un gran bandoneonista que muy poco se lo recuerda es el maestro Luis Cañete, quien fue un gran conocedor de la música y entre los argentinos, aparte de Piazzolla, en el chamamé está don Isaco Abitbol. Volviendo al tango Aníbal Troilo, que fue un conservador. Cuando Piazzolla vino de Estados Unidos a querer tocar tango, él ingresó como bandoneonista de la orquesta de Aníbal Troilo. Él le animó a que se lance solo y que haga solo su carrera porque vio en él un talento diferente.
–¿Y el acordeón es un instrumento que va más con la polca que el bandoneón? ¿O se comparten?
–Se comparten. Dentro de la polca hubo una época en que se tocó muchísimo. Yo creo que el acordeón entró después. Creo que primero entró el bandoneón, porque según lo que veo en los registros fotográficos y discográficos de las orquestas típicas formadas acá de los años de posguerra incluso antes de la guerra del Chaco y dentro de la guerra, yo veo bandoneones. Después ingresó el acordeón acá en Paraguay, según lo que veo. Aparecieron en los conjuntos, en los dúos. Bernardo Ávalos, cuarteto Panambi Rory, acordeón, bandoneón, todos ellos usan acordeón y bandoneón.
ESCUELA Y SOPORTE
–No podemos dejar de hablar del Grupo Generación. Forma parte de una etapa potentísima de tu vida, ¿no?
–El Grupo Generación es mi gran escuela de música, mi gran universidad dentro de la música. La verdad que fue y es un soporte para mi carrera y para el talento que traje a este mundo, para poder desarrollar con solvencia y aprendí muchísimo con los compañeros, sigo aprendiendo mucho. Es un privilegio formar parte de la historia de la gran familia del Grupo Generación.
–¿Cuántos años son? Tuvo un par de configuraciones, pero algunas figuras fijas que recorrieron toda la historia.
–Claro, Alejo y Adolfo están desde la fund a c i ó n d e l grupo. Mi compañero Toti, el hijo de Alberto de Luque, está hace 25 años y yo estoy hace 23 años. Yo tenía 18 años cuando entré al grupo.
–Y el grupo atravesó por diferentes etapas de ser un grupo más tradicional, incluso de fiestas y compañía en la primera etapa.
–Sí, originalmente el grupo tocaba en fiestas. En los 80 había muchas orquestas que hacían covers, pero ellos siempre se jugaron por hacer un sonido propio dentro del folclore, siempre apostaron a la armonía vocal para hacer versiones de música paraguaya con un estilo nuevo. Fueron transgresores en su época.
–Además, Villarrica también es una ciudad donde sale fácil el arte por toda su historia.
–Sí, la verdad que hay mucha música allá, ellos hablan luego cantando (risas).
GOLPE
–Algunos tienen un preconcepto sobre el músico y el hacer música, ¿verdad?
–La verdad que es muy difícil describir lo que es este trabajo. ¿Por qué? Porque para que tengas vigencia, tenés que tener trabajo, para tener trabajo tenés que convencerle al otro de lo que vos estás haciendo le va a gustar al otro y le tiene que gustar y te tiene que pagar por eso. Por eso es muy difícil lo que nosotros hacemos. Los músicos y todos los que trabajamos en eventos públicos sufrimos muchísimo con el golpe de la pandemia.
–¿Cómo transcurrió el tiempo desde ese golpe fuerte que fue la pandemia?
–Y los grupos fueron reinventándose, como dice la palabra que agarró todo (risas). Al Grupo Generación le afectó muchísimo. Nosotros prácticamente un año no pisamos ni un escenario y la vida continúa. Y después paulatinamente hoy en día puedo decir que recuperamos.
–Le agradezco muchísimo por haber estado acá y qué importante es que haya generaciones nuevas que creen los clásicos para los próximos 50 años.
–Yo te agradezco la oportunidad por venir a hablar un poquitito de este instrumento e instar a los jóvenes que muchas veces tienen miedo de agarrar, de que no es un instrumento que muerde. Yo voy a seguir también por el camino de la docencia y te agradezco mucho la oportunidad.