Cannes, Francia | AFP | por Anna PELEGRI

"He dado a luz a un varón". "Mejor para él". Este elocuente diálogo entre una madre y su vecina forma parte del melodrama "La vida invisible de Eurídice Gusmao", con el que Karim Ainouz denuncia el patriarcado en Brasil.

En su tercer largometraje presentado en Cannes, Ainouz regresa a la temática que más le emociona: las mujeres, una forma de homenajear a su madre, que lo educó sola, y a su abuela que vivió 108 años y a quien le consagró su primer trabajo.

Basada en la novela homónima de su compatriota Martha Batalha, "La vida invisible de Eurídice Gusmao" es un recorrido de la adolescencia a la vejez de dos hermanas cariocas en los años 1950, cuyos sueños quedan enterrados por el peso de una sociedad machista.

A Eurídice y Guida, almas gemelas, el destino les depara caminos muy distintos pero ambas comparten la frustración de no poder realizarse y el dolor inconmensurable de vivir separadas en Rio.

Así, Eurídice, cuya obsesión es ser pianista, luchará durante años para examinarse en el conservatorio, pese a que ni su padre ni su esposo son capaces de entender por qué una mujer no quiere quedarse en casa a cuidar de su familia. A Guida la desgracia la golpeará de muy joven debiendo formar una familia menos convencional.

Las protagonistas, Carol Duarte y Julia Stockler, actúan por primera vez en una película.

Dar esperanzas

El libro de Batalha "me marcó", explicó a la AFP Karim Ainouz tras la proyección este lunes de su filme en competición en la sección "Una cierta mirada".

"Mi madre era soltera y de joven yo no me di cuenta de lo duro que fue para ella. A la vez, tenía la impresión de que las cosas habían cambiado en los últimos 30 años para las mujeres, pero con lo que está pasando ahora políticamente en el mundo y en Brasil veo que vamos hacia atrás", añadió.

En el Rio de los años 1950 de Ainouz, una madre soltera no puede salir del país con su hijo pequeño, porque es indispensable la autorización del padre. Una joven esposa que no quiere precipitarse a tener hijos vive constantemente con el temor de que su esposo la deje encinta. Una esposa entrada en años se calla cuando el patriarca humilla a su hija.

La película es una "denuncia del patriarcado y del daño que puede hacer", dijo Ainouz. Pero a la vez "quiero evitar presentar a los personajes como víctimas y explorar sus posibilidades de resistencia", agregó.

"Es lo más importante del cine de hoy en día: mostrar que hay que resistir y dar esperanzas".

Potente en sentimientos, la película refuerza visualmente su carácter melodramático con una gran densidad de colores y una actuación más característica del teatro.

Su inspiración: las primeras telenovelas de los años 1970. "Tengo unos recuerdos maravillosos de aquellas series, de sus actores que venían en su mayoría del teatro. Pero hasta ahora sentía cierto pudor a la hora de retomar su estilo: hay que ser muy cuidadoso para no realizar un filme insulso".

Ainouz afirma haber perdido el miedo a dejar aflorar los sentimientos. “Las telenovelas tienen la fuerza de llegar a un gran público y no es coincidencia que gusten tanto en Brasil”.

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