Moscú, Rusia | AFP | por Anna MALPAS

En el vestuario el bailarín Sergéi Polunin levanta la camiseta para enseñar la cara del presidente Vladimir Putin, tatuada en el torso. "No me arrepiento de nada", afirma esta estrella controvertida del ballet.

"Percibo en él una buena energía", dice el bailarín de 29 años de origen ucraniano durante el estreno en Rusia de su nuevo espectáculo. "Creo que él se esfuerza realmente en construir y en hacer cosas buenas. La prensa es a veces un poco deshonesta en la forma de presentar las cosas".

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Al "chico malo del ballet", como se le conoce, la crítica lo aclama y compara con leyendas de la danza como Mijaíl Baryshnikov y Vaslav Nijinski.

El apodo de malo responde a las controversias que genera, como las desatadas con sus opiniones favorables a Putin y la publicación en Instagram de mensajes que llamaban a abofetear a las personas con sobrepeso o criticaban a los bailarines homosexuales por considerarlos demasiado afeminados.

Sergéi Polunin tiene pasaporte ruso desde el año pasado y está de gira por el país con su proyecto de danza "Sacre".

Sus mensajes en las redes sociales tuvieron repercusiones en su carrera, como la pérdida de un papel en el Lago de los Cisnes en la Ópera de París.

A él esto no le impidió seguir plasmando sus ideas en Instagram. Se siente incomprendido y reivindica su derecho a expresar libremente lo que piensa.

"No me arrepiento nunca de nada y hago las cosas como las siento. No pienso realmente en las consecuencias", afirma. "En Occidente cuando dices, aunque solo sea una vez, algo inoportuno poco importa lo talentoso que seas, te destruyen, así de simple".

“Cambio”

Ni se arrepiente ni se echa atrás. "Quiero que los hombres sean hombres, y las mujeres, mujeres", declara pese a no considerarse homófobo.

"No se trata de ser gay o heterosexual. Es un tema de energía masculina y femenina. Los hombres no deberían ser débiles", dice quien admira a actores "machos" como Mickey Rourke y Johnny Depp. "En el ballet nadie quiere ver debilidad en el escenario".

Durante una pausa en los ensayos, el bailarín desgrana su trayectoria. Empezó en el Reino Unido pero se fue del Royal Ballet cuando se encontraba en la cima de la gloria. Quería experimentar lo que era una vida normal.

Después entró en la tropa Stanislavski de Moscú y se hizo famoso con el documental "Dancer" y el vídeo de la canción "Take me to Church" del irlandés Hozier, muy compartido en las redes sociales en 2015.

También probó suerte en el cine con pequeños papeles relacionados con la danza en películas como "Red Sparrow" y "El Asesinato en el Orient Express" (o Asesinato en el Expreso de Oriente). Actualmente rueda un filme titulado "Passion Simple" en el que debuta como protagonista.

"Me gustaría hacer más cosas en Rusia", afirma el bailarín nacido en Kherson, Ucrania, pero "no creo que me esté cerrando a Occidente en absoluto".

Rusia "siempre fue una parte de mí" debido a mis raíces familiares.

Pese a sus problemas en París, en enero actuó en el Ballet Estatal de Baviera, donde es artista invitado permanente.

Él lo que quiere es transformar el mundo “cerrado” del ballet: “Todo el sistema está desfasado”. “A nadie le gusta el cambio pero yo estoy a tope con el cambio”.

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