Venecia, Italia | AFP |por Angus MACKINNON.
Medio siglo después de que ambos participaran juntos en una película, las leyendas del cine Jane Fonda y Robert Redford vuelven a reunirse en una conmovedora historia de amor, soledad y compañerismo en el crepúsculo de la vida.
"Our Souls at Night" (nuestras almas en la noche) tuvo este viernes su estreno mundial en el Festival de cine de Venecia, donde las dos veteranas estrellas serán homenajeadas por sus carreras, dos de las más largas y exitosas del cine de Estados Unidos.
Basada en una novela de Kent Haruf, esta producción de Netflix está dirigida por el director indio Ritesh Batra.
Fonda y Redford interpretan a los personajes Addie Moore y Louis Waters, un par de jubilados, ambos viudos y vecinos, que viven una apacible vida en una pequeña localidad de Colorado.
Ambos se conocen de vista desde hace años, aunque realmente nunca llegaran a intimar.
Todo cambia cuando, a propuesta de Addie, deciden cada noche compartir cama, pero para sentirse acompañados y conversar, con el objetivo de luchar contra el insomnio que sufre la mujer, y aliviar además la soledad que ambos sienten.
A medida que la amistad crece y se desarrolla, las conversaciones nocturnas empiezan a ser más serias y más profundas. Addie y Louis comparten secretos sobre lo que fueron sus respectivos matrimonios, así como las relaciones que los dos mantienen con sus respectivos hijos, ya mayores.
Tercera película
Se trata de la tercera película de Batra, después de "A Sense of an Ending" (2016) y la conocida "Lunchbox" (Amor a la carta, 2013).
El director, de 38 años, nació el mismo año en que Redford, ahora de 81 años, y Fonda, de 79, actuaron juntos por última vez, en 1979 en la cinta de Sydney Pollack, el western "The Electric Horseman", (El jinete eléctrico).
Antes, las dos leyendas del cine habían compartido escenario al interpretar en 1966 a una joven pareja en "The Chase" y, el año siguiente, en la película "Barefoot in the Park." (Descalzos en el parque).
La 74ª edición del Festival de Venecia se inauguró el miércoles con un desfile de estrellas y leyendas del cine, encabezadas por los propios Fonda y Redford, quienes recibirán el León de Oro por toda su carrera.
Esta edición del Festival contará además con otras estrellas como Matt Damon, Ethan Hawke, George Clooney, Javier Bardem, Penélope Cruz, Michelle Pfeiffer, Helen Mirren, Julianne Moore o Frances McDormand.
En total 21 filmes, todos estrenos mundiales, compiten por el León de Oro, entre ellos cinco estadounidenses, cuatro italianos, dos británicos, tres franceses, un mexicano, un australiano, un israelí, un libanés, un japonés y dos chinos.
Dejanos tu comentario
El Festival de Venecia anunció una multitud de estrellas y grandes estrenos
Jude Law, George Clooney y Julia Roberts son algunas de las estrellas con las que contará el cartel de la 82ª edición de la Mostra, el Festival de cine de Venecia, según la selección oficial presentada el martes. Un total de 21 largometrajes competirán, entre el 27 de agosto y el 6 de septiembre, por el prestigioso León de Oro a la Mejor Película, anunció el director artístico de la Mostra, Alberto Barbera, en una rueda de prensa.
El festival de cine más antiguo, que se ha convertido en un trampolín para los Óscar, inaugurará con el estreno mundial de “La Grazia”, del cineasta italiano Paolo Sorrentino (La Gran Belleza, 2013), protagonizada por su actor predilecto, Toni Servillo, y cuyo guión se mantiene en secreto. La tan esperada última obra del cineasta mexicano Guillermo del Toro, “Frankenstein”, basada en la novela de Mary Shelley y producida por Netflix, promete una excepcional recepción en la alfombra roja con la participación de Óscar Isaac, Jacob Elordi, Christoph Waltz y Mia Goth.
Netflix “no escatimó en los medios puestos a disposición de la imaginación de Del Toro”, aseguró Barbera. El director de la Mostra se mostró especialmente conmovido al presentar “The voice of Hind Rajab”, de la directora tunecina Kaouther ben Hania, que narra la muerte en Gaza de una niña palestina de seis años al intentar “huir con su familia durante un ataque israelí”, a comienzos de 2024. Es una de las cintas que “más impacto tendrá entre el público y la crítica, y espero que no haya controversias”, dijo Barbera.
Lea más: Areté Centro Cultural, la nueva parada en Areguá
Roberts se estrena en Venecia
Tres películas francesas se encuentran en liza: “El extranjero” de François Ozon, adaptación en blanco y negro de la novela de Albert Camus, con Benjamin Voisin en el rol principal. También “A pied d’oeuvre” de Valérie Donzelli, con Bastien Bouillon y Virginie Ledoyen, sobre un exitoso fotógrafo que lo abandona todo para convertirse en escritor.
Olivier Assayas (“Sils Maria”, 2014) también integra la lista con “El mago del Kremlin” protagonizada por el actor británico Jude Law, “impresionante en el papel de (Vladimir) Putin”, según Barbera. La película es una adaptación de la novela de Giuliano da Empoli sobre el ascenso al poder del presidente ruso.
Law declaró a la revista Deadline en enero que el papel era “un Everest que escalar”, y añadió que miraba “hacia arriba pensando: ‘Oh, Cristo’”. En un tono más ligero, el director estadounidense Noah Baumbach regresa a Venecia con “Jay Kelly”, una comedia coescrita con su esposa Greta Gerwig, con un prestigioso reparto que incluye a George Clooney en el papel de un actor que sufre una crisis de identidad.
A sus 57 años, Julia Roberts desfilará por primera vez por la alfombra roja del Lido con “After the hunt” (fuera de competición), una cinta de suspense de Luca Guadagnino en la cual la estrella de Hollywood encarna a una profesora universitaria confrontada a un escándalo sexual.
También fuera de competición, el director estadounidense Gus Van Sant regresará a la Ciudad de los Dogos con “Dead Man’s Wire”, protagonizada por Al Pacino. El jurado, presidido por el director estadounidense Alexander Payne, estará compuesto por el director francés Stéphane Brizé (“La loi du marché”, 2015), el cineasta iraní Mohammad Rasoulof (“La semilla de la higuera sagrada”, 2024), la actriz china Zhao Tao y la actriz brasileña Fernanda Torres.
Lea también: Los 7 mejores espectáculos del Festival de Aviñón 2025: el más grande del planeta
Las 21 películas en competición
La lista de las 21 películas en competición en el 82º Festival de Cine de Venecia, que se celebrará del 27 de agosto al 6 de septiembre, fue revelada el martes.
Estas son las películas que aspiran al León de Oro a la mejor película:
- “La Grazia” (Película de apertura) de Paolo Sorrentino, con Toni Servillo, Anna Ferzetti. Italia – 131 minutos.
- “El mago del Kremlin” de Olivier Assayas, con Paul Dano, Jude Law, Alicia Vikander, Tom Sturridge, Jeffrey Wright. Francia – 120 minutos.
- “Jay Kelly” de Noah Baumbach, con George Clooney, Adam Sandler, Laura Dern, Billy Crudup, Riley Keough, Grace Edwards, Stacy Keach, Jim Broadbent, Patrick Wilson. EE. UU./Reino Unido/Italia – 132 minutos.
- “La voz de Hind Rajab” de Kauther Ben Hania, con Amer Hlehel, Clara Khoury, Motaz Malhees, Saja Kilani. Túnez/Francia – 89 minutos.
- “Una casa de dinamita” de Kathryn Bigelow, con Idris Elba, Rebecca Ferguson, Gabriel Basso. EE. UU. – 112 minutos.
- “Ri gua zhong tian” (“El sol sale para todos”) de Cai Shangjun, con Xin Zhilei, Zhang Songwen, Feng Shaofeng. China – 133 minutos.
- “Frankenstein” de Guillermo del Toro, con Óscar Isaac, Jacob Elordi, Christoph Waltz, Mia Goth, Charles Dance. EE. UU. – 149 minutos.
- “Elisa” de Leonardo Di Costanzo, con Barbara Ronchi, Roschdy Zem, Diego Ribon, Valeria Golino. Italia – 105 minutos.
- “Manos a la obra” (título provisional) de Valérie Donzelli, con Bastien Bouillon, André Marcon, Virginie Ledoyen. Francia – 92 minutos.
- “Amigo silencioso” de Ildikó Enyedi, con Tony Leung Chiu wai, Luna Wedler, Enzo Brumm, Léa Seydoux. Alemania/Francia/Hungría – 145 minutos.
- “El testamento de Ann Lee” de Mona Fastvold, con Amanda Seyfried, Thomasin McKenzie, Lewis Pullman, Stacy Martin. Reino Unido – 130 minutos.
- “Padre Madre Hermana Hermano” de Jim Jarmusch, con Tom Waits, Adam Driver, Mayim Bialik, Charlotte Rampling, Cate Blanchett. EE. UU./Irlanda/Francia – 110 minutos.
- “Bugonia” de Yorgos Lanthimos, con Emma Stone, Jesse Plemons, Aidan Delbis, Stavros Halkias, Alicia Silverstone. Reino Unido – 117 minutos.
- “Eleonora Duse” de Pietro Marcello, con Valeria Bruni Tedeschi, Fanni Wrochna, Noémie Merlant, Fausto Russo Alesi. Italia – 122 minutos.
- “Una película hecha por Bene” de Franco Maresco, Italia – 100 minutos.
- “Huérfano” de László Nemes, con Bojtorján Barábas, Andrea Waskovics, Grégory Gadebois. Hungría/Reino Unido/Alemania/Francia – 132 minutos.
- “El extranjero” de François Ozon, con Benjamin Voisin, Rebecca Marder, Pierre Lottin, Denis Lavant, Swann Arlaud. Francia – 120 minutos.
- “Sin otra opción” (título original: “Eojjeol suga eopda”) de Park Chan wok, con Lee Byung hun, Son Yejin, Park Hee soon, Lee Sung min. Corea del Sur – 139 minutos.
- “Bajo las nubes” de Gianfranco Rosi, Italia – 115 minutos.
- “La máquina demoledora” de Benny Safdie, con Dwayne Johnson, Emily Blunt. Canadá/EE. UU./Japón – 123 minutos.
- “Chica” (título original: “Nühai”) de Shu Qi, con Roy Chiu, Bai Xiao Ying. Taiwán – 125 minutos.
Fuente: AFP.
Dejanos tu comentario
Una maravilla del cine iraní que deja con la boca abierta
Por David Sánchez. Toulouse (Francia). X: @tegustamuchoelc (*)
“The Witness” de Nader Saeivar es una película que, como un espejo roto, refleja múltiples facetas de la sociedad iraní, haciendo uso de referencias sutiles pero poderosas para crear una narrativa que desafía las normas establecidas y la cárcel en Irán. Comparar los elementos simbólicos de la película con la realidad iraní y con el cine occidental nos permite desentrañar las capas de significado que Saeivar ha tejido cuidadosamente.
La película contiene imágenes que podrían pasar desapercibidas: helicópteros militares sobrevolando la ciudad de Teherán. En un primer vistazo, podría parecer una simple escena de fondo, pero en el contexto iraní, se convierte en un símbolo de la constante vigilancia y represión que pesa sobre los ciudadanos. Esta sutil presencia militar recuerda a la omnipresencia del control estatal, una realidad que se refleja en la vida diaria de los personajes. Comparando este simbolismo con la libertad que a menudo damos por sentada en Occidente, la diferencia es abismal. En la cinta cada elemento del entorno resuena con significados profundos, como el águila que vuela sobre las montañas, simbolizando una libertad que la protagonista anhela, pero que la sociedad opresiva le niega.
El uso de la pintura de Goya “Los fusilamientos del 3 de mayo” en la cocina de la protagonista es otra referencia cargada de significado. Goya pintó este cuadro como una protesta contra la tiranía de Napoleón, y Saeivar lo utiliza para establecer un paralelismo entre la lucha del pueblo español y la resistencia de la protagonista iraní contra un gobierno opresor. Esta comparación subraya la universalidad de la lucha por la libertad y los derechos humanos, ya sea en la España del siglo XIX o en el Irán contemporáneo. Aquí, la película conecta con la tradición del cine comprometido que denuncia la opresión, un tema que, aunque común en el cine iraní, sigue siendo sorprendente dada la censura y las represalias que muchos cineastas enfrentan en Irán.
Lea más: Joaquín Cosío: “Tenía que elegir entre ser actor o escritor, pero decidí hacer ambas cosas”
Uno de los aspectos más impactantes de “The Witness” es cómo aborda la ley islámica, en particular el artículo 630, que permite, según el film, a un esposo matar a su esposa adúltera. Aunque la película no deja claro si este artículo es real o inventado, el hecho de que se atreva a mencionarlo es un acto de valentía. En Occidente, tal representación sería vista como una crítica directa y audaz, pero en el contexto iraní, es un desafío a las normas y una muestra de la habilidad de Saeivar para burlar la censura con ingenio. Este acto de subversión se hace aún más notable cuando recordamos que otros cineastas iraníes han sido encarcelados o han tenido que exiliarse por tratar temas similares, entre ellos un director adorado en este medio Mohammad Rasoulof.
La actuación de Maryam Boubani en su personaje de Tarlan es sencillamente extraordinaria. Su evolución a lo largo de la película refleja la presión asfixiante de una sociedad que exige obediencia y conformidad. Desde la relación tensa con su hijo ingrato (y por qué no decirlo, medio tonto) hasta la carga de vivir bajo leyes injustas, Boubani captura la desesperación y la fortaleza de su personaje con una precisión emocional que es difícil de igualar. Comparando su interpretación con el cine occidental, uno podría pensar en actrices como Meryl Streep o Cate Blanchett, cuyas actuaciones también trascienden la pantalla para resonar profundamente con el espectador. Sin embargo, lo que Boubani logra es aún más impresionante dado el contexto restrictivo en el que trabaja.
El humor, aunque sutil, también tiene su lugar en la película, especialmente a través del hijo de la protagonista, un personaje que, en su propia torpeza, añade una capa de humanidad y realidad a la historia. Este contraste entre la dureza del entorno y los escasos momentos de humor recuerda a los toques de realismo mágico en el cine de directores como Fellini o Almodóvar, donde lo absurdo se entrelaza con lo cotidiano para subrayar la tragedia de la vida. No perderse EL momento de realismo mágico con la maravillosa escena final, una verdadera joya con un potente mensaje.
Lea también: Arturo Ripstein y su recuerdo de Buñuel
Un aspecto sorprendente es la participación del propio director, Nader Saeivar, en el papel de un farmacéutico, un detalle que añade una capa adicional de meta-narrativa al filme. Esta decisión, aunque pequeña, subraya el control y la visión personal que Saeivar tiene sobre su obra, un enfoque que también se ha visto en el trabajo de directores como Alfred Hitchcock, quienes aparecían brevemente en sus películas, pero siempre con un propósito. Este director aún tiene que mucho que dar aún, si le dejan, ya que, con su tercera película como director, una cada dos años, nos tiene ya esperando al 2026 para la siguiente.
Finalmente, la danza juega un papel crucial en la película, simbolizando la resistencia y la esperanza de un futuro mejor. La escena culminante, en la que la hija baila frente a su padre, es una declaración poderosa de desafío contra las normas opresivas. Este acto, tan simple y hermoso, tiene un peso enorme, mostrando que, a pesar de las restricciones, la cultura y el arte pueden ser herramientas poderosas de resistencia. Comparada con el cine occidental, esta escena podría evocar la rebelión silenciosa de los personajes en películas como Billy Elliot bailando delante de su padre, donde la danza también se convierte en un acto de liberación.
“The Witness” es, sin duda, una obra maestra, otra más del cine iraní contemporáneo, que, a través de sus referencias y simbolismos, ofrece una crítica profunda de la sociedad en la que se inscribe.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.
Dejanos tu comentario
“El mohicano”, luchando contra la corrupción en Córcega
Por David Sánchez. Toulouse (Francia). X: @tegustamuchoelc (*)
La película “Le mohican” o “El mohicano”, dirigida por Frédéric Farrucci y protagonizada por Alexis Manenti y Mara Taquin, es una película que parte de la selección Orizzonti Extra en el Festival de Cine de Venecia 2024.
La cinta mezcla la intensidad de una persecución implacable con la profundidad de una transformación revolucionaria. Ambientada en la salvaje y hermosa isla de Córcega, la película sigue a Joseph, un pastor solitario y testarudo, que se enfrenta a la mafia que intenta arrebatarle su tierra. Este conflicto lo convierte en un fugitivo, perseguido tanto por la ley como por sus enemigos, mientras su sobrina Vannina utiliza las redes sociales para mantener viva su leyenda.
La película no solo se gana el calificativo de “necesaria”, sino que lo hace con total merecimiento. Este filme, un thriller social disfrazado de cine negro, nos enfrenta cara a cara con la corrupción y las mafias que, como una sombra, se extienden por todo el mundo, aunque en esta ocasión la trama se sitúa en el contexto de la especulación inmobiliaria en Córcega. Farrucci nos ofrece una obra que, aunque localizada, se universaliza en su denuncia: la corrupción no conoce fronteras, y las mafias, aunque disfrazadas con trajes diferentes, operan bajo los mismos principios en todos los países.
Lea más: Joaquín Cosío: “Tenía que elegir entre ser actor o escritor, pero decidí hacer ambas cosas”
El filme refleja una realidad incómoda y vigente: en cualquier rincón del mundo, los “malos” visibles son apenas la punta del iceberg. Debajo de ellos, se esconde un entramado de complicidades que involucran a instituciones que deberían ser imparciales, y a medios de comunicación que han sido comprados por los poderes fácticos. La ley, que debería ser un baluarte de igualdad, se muestra en esta película como una entidad que aplica con doble rasero: mientras algunos son juzgados con el peso total de la justicia, otros son favorecidos por la misma.
Es aquí donde Farrucci da un golpe directo, una crítica feroz que resuena con situaciones actuales, como lo que sucede en Brasil, donde las redes sociales son censuradas para proteger a ciertos individuos. En “El Mohicano”, las redes sociales emergen como la última trinchera de la libertad de expresión, una herramienta que los ciudadanos utilizan para decir lo que los medios tradicionales, atados de manos, no pueden o no quieren decir.
La elección de Córcega no es casual. Esta isla, con su historia de conflictos y su reputación de ser un territorio donde la ley a menudo se dobla bajo la presión de las mafias locales, se convierte en un espejo de otros lugares en Europa. Farrucci nos recuerda con maestría que, aunque estemos en el corazón de Europa, la impunidad sigue siendo un veneno que se esparce, fortaleciéndose en regiones donde una minoría ruidosa y violenta somete a la mayoría que no comparte sus opiniones. Este miedo que se respira en Córcega es similar al que se vivía en el País Vasco español en los años 90, un miedo que paraliza y que obliga a los ciudadanos a mantenerse en silencio.
Lea también: Arturo Ripstein y su recuerdo de Buñuel
En medio de este panorama sombrío, Alexis Manenti brilla con luz propia. Su interpretación de Joseph es una de las razones por las cuales “El Mohicano” se eleva por encima de otras películas del año, tomando el relevo de actor indispensable que en 2022 fue Karim Leklou para “Pour la France”. Manenti, a quien ya hemos visto en obras como “Les Misérables” y “Athena”, logra transmitir de manera magistral el agotamiento físico y emocional de un hombre que ha estado huyendo de la mafia. La escena en la que, recién operado, se reúne con un grupo de granjeros es una muestra sublime de su capacidad actoral. Su rostro, marcado por la fatiga y la desesperanza, nos hace dudar junto a él si finalmente se rendirá.
“El Mohicano” es una obra que destaca en el panorama cinematográfico francés por su valentía al denunciar y por la profundidad con la que aborda temas necesarios de discutir.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.
Dejanos tu comentario
“Super Happy Forever”, el film japonés que no es tan feliz
Por David Sánchez. Toulouse (Francia). X: @tegustamuchoelc (*)
“Super Happy Forever” que se presenta en el Festival de Venecia 2024, dentro de la sección Giornate degli Autori (días de los autores), surgió en 2018 cuando Hiroki Sano y Yoshinori Miyata propusieron hacer un filme donde interpretaran sus propios personajes. La historia se desarrolla entre 2018 y 2023, con un “paréntesis” de la pandemia de covid-19, que afectó profundamente a la vida de todos. El director se inspiró en la muerte repentina de un amigo cercano en 2021, lo que le provocó una gran conmoción y le motivó a explorar esos sentimientos en la película. El casting fue sencillo, con Sano y Miyata como protagonistas, y Naoru Yamamoto fue recomendada por Miyata para el papel de Nagi.
Durante el rodaje, el director valoró mucho la colaboración y el intercambio de ideas entre el equipo técnico, que se mantuvo reducido para fomentar una buena comunicación. Las localizaciones en la península de Izu, especialmente el hotel principal, se seleccionaron cuidadosamente para crear la atmósfera adecuada.
En la postproducción, el director trabajó inicialmente con la editora Keiko Ohkawa y luego continuó solo, reduciendo la película a una forma más simple y fuerte. La música también desempeña un papel narrativo importante, con la canción “Beyond the Sea” de Bobby Darin como inspiración, y una partitura original compuesta por Daigo Sakuragi.
El cineasta japonés Kohei Igarashi, con este film desafía las expectativas desde su propio título. Aunque podría sugerir una historia alegre y optimista, la película se sumerge en temas profundamente humanos como el amor, la pérdida y la inevitabilidad del destino. La película logra entrelazar el pasado y el presente en un relato conmovedor y agridulce.
La historia sigue a Sano (interpretado por Hiroki Sano) y su amigo Miyata (Yoshinori Miyata) en su regreso a Izu, un balneario japonés donde, cinco años antes, Sano conoció y se enamoró de su esposa Nagi (Nairu Yamamoto). La película se estructura en dos partes claramente definidas: la primera se centra en la lucha de Sano por sobrellevar la reciente y súbita muerte de Nagi, mientras que la segunda nos lleva al momento en que ambos se conocieron, cinco años atrás, reviviendo el nacimiento de su amor.
Lea más: Joaquín Cosío: “Tenía que elegir entre ser actor o escritor, pero decidí hacer ambas cosas”
Igarashi utiliza la narrativa no lineal para explorar cómo los recuerdos y los objetos asociados a ellos pueden moldear y, a veces, distorsionar nuestra comprensión del presente. Sano, que se encuentra en una lucha interna contra el dolor de la pérdida, busca desesperadamente un sombrero rojo que Nagi perdió años atrás. Este sombrero, más que un simple objeto, se convierte en un símbolo del vínculo que compartieron y del destino que los unió.
El destino juega un papel central en el film, casi como si fuera un personaje más. A través de tomas que siguen a los personajes por el balneario y vistas en retrospectiva que revelan cómo se entrelazaron sus vidas, la película sugiere que el destino no solo une a las personas, sino que también puede tener un aspecto lúdico y caprichoso. Este juego del destino se manifiesta, por ejemplo, en una escena donde Sano y Nagi comparten fideos en plena noche, una escena que sugiere que el destino mismo parece conspirar para entrelazar sus vidas.
Visualmente, la película destaca por su uso cuidadoso del color, con el azul y el rojo apareciendo de manera prominente para evocar recuerdos compartidos y emociones pasadas. Estas elecciones de color no solo embellecen la narrativa visual, sino que también profundizan en la psique de los personajes, especialmente en la relación entre Sano y Nagi. La primera mitad de la película está marcada por la lucha de Sano contra la avalancha de recuerdos dolorosos tras la muerte de Nagi, mientras que, en la segunda mitad, conocemos a una Nagi despreocupada, cuya olvidadiza naturaleza contrasta con su profesión de fotógrafa, un oficio que podría reflejar su necesidad de capturar y conservar momentos.
Lea también: Arturo Ripstein y su recuerdo de Buñuel
La música, como indicamos anteriormente, también juega un rol esencial en la narración, especialmente con la recurrente “Beyond the Sea” de Bobby Darin, que actúa como un hilo conductor a lo largo de la película, simbolizando la eternidad del amor y los recuerdos. Sin embargo, es la partitura original de Daigo Sakuragi la que proporciona una textura única a la película, acentuando la repetición y los ecos del pasado que persisten en la vida de los personajes.
El reparto principal, compuesto por Hiroki Sano, Yoshinori Miyata y Nairu Yamamoto, logra una química palpable que ancla la historia en la realidad emocional de sus personajes. Además, Hoang Nhu Quynh, en el papel de Anh, la empleada vietnamita del hotel, se convierte en una presencia inesperadamente crucial, portando el sombrero rojo de Nagi en la escena final y simbolizando la continuación de los recuerdos compartidos entre Sano y Nagi.
“Super Happy Forever” es una obra que, a pesar de su aparente simplicidad, está cargada de complejidad emocional y simbolismo. Al narrar una historia de amor desde su trágico final hasta su tierno comienzo, Igarashi nos recuerda que, aunque el tiempo pueda desvanecer los momentos felices, estos nunca se pierden por completo. La película, en su esencia, es un tributo a la durabilidad del amor y la memoria, presentando una visión melancólica pero reconfortante del ciclo interminable de la vida y el destino.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.