El Registro Civil se destacó en estos días con una activi­dad masiva que tuvo amplio destaque, inclusive a nivel internacional: la campaña “Paraguay se casa”. La masiva inscripción para llevar a cabo estas uniones, que rea­lizaron a inicios de este mes de octu­bre, deja bien presente la frase que “si se quiere, se puede”.

El masivo SÍ QUIERO que se dio en la sede de la Secretaría Nacional de Deportes (SND), selló en los pape­les el amor y el compromiso de 600 parejas. Sin embargo, esto signi­ficó la adhesión de al menos 5.000 personas, entre testigos, padrinos y demás familiares, según difundie­ron los organizadores.

El evento que realizó el Registro Civil es una muestra de gestión y coordinación interinstitucional, porque la acertada iniciativa implicó el apoyo de otras entidades como el Despacho de la Primera Dama, etc. Pero fundamentalmente, la mencio­nada institución tuvo la capacidad de reunión a familias que, capaz por diferentes circunstancias adversas no tenían la posibilidad de formali­zar una unión.

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Paraguay se Casa hoy es más que una campaña, un evento. Significa el fortalecimiento de la base de una familia que es el matrimonio, pero principalmente se traduce en garan­tía y protección ante la ley. Sin duda, este es un camino más que ineludi­ble en la recuperación de la institu­ción base de nuestra sociedad como es la familia.

Estos actos que pudieran pare­cer diminutos son puentes que el Estado, a través del gobierno, está construyendo para llegar a la gente. Lo que vimos en estos días a través de los diferentes medios de comuni­cación, de apuesta por la familia es la acción de un Estado presente.

La atención a un aspecto que colec­tivamente fuimos obviando por cuestiones económicas, de tiempo o pérdida de su valor como es el matri­monio, es una muestra de que el Estado tiene el interés en la insti­tución más inmediata que tenemos las personas como miembros de la colectividad.

La primera convocatoria de “Para­guay se casa” fue muy exitosa, esto deja entrever la gran expectativa que silenciosamente mantenía la gente. Desde la Cámara de Diputa­dos ya declararon la iniciativa como interés nacional.

Bien lo explicaron los organiza­dores. Contraer matrimonio no es solamente un acto simbólico, es el acceso a derechos concretos que impactan directamente en el bienes­tar de quienes integran una familia.

Como institución, el matrimonio protege la integridad y los intereses de las personas.

El acceso a herencias y bienes gananciales, beneficios de seguridad social y pensiones. Y, lo más impor­tante, brinda mayor protección legal para los hijos. El Registro Civil halló y allanó el camino no hay dudas de que “Paraguay se casa” seguirá expandiéndose.

Desde la institución encargada manifestaron la meta de llegar a 10.000 matrimonios en poco tiempo. El entusiasmo que desató la primera edición genera muchas esperanzas de llegar a este obje­tivo. Varias municipalidades como empresas privadas buscan sumarse a la iniciativa.

El SÍ quiero seguirá siendo una rea­lidad y Paraguay se reivindica como país promotor de la familia a través de la consolidación del matrimonio que garantiza derechos fundamentales.

Por años y por diferentes coyuntu­ras la formalización de la unión fue siendo relegada. Ahora se abre un nuevo tiempo y hay que incentivar a la gente sobre la importancia y los alcances.

Es decir, corresponde seguir apos­tando por este tipo de programas que fortalezcan las bases de la socie­dad que es el de una familia formali­zada a través de la unión legal. Es el camino, recién empieza, pero la res­puesta de la gente lo torna alentador.

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