La suspensión temporal de una conocida cadena de minimercados que abre las 24 horas debido a irregularidades encontradas ha suscitado reacciones de diversa índole. Muchos consumidores expresaron su complacencia porque la medida se adoptó para proteger a los clientes, en tanto que otros, con intereses políticos, la criticaron porque va contra los intereses de los dueños del diario Abc Color, que son propietarios del comercio. Ese diario, que nació con la bendición del dictador Alfredo Stroessner y fue clausurado por el mismo por fallar a sus intereses, reaccionó en forma airada contra las autoridades acusándolas de persecución e intensificó la campaña política contra el presidente Santiago Peña, lejos de mostrar interés en la protección de los consumidores que están peligrando su salud por las anormalidades sanitarias encontradas en los comercios aludidos.
Luego de detectar la venta de productos alimenticios ya vencidos, en mal estado y que ponen en riesgo la salud en muchos locales comerciales, además de encontrar en varias farmacias medicamentos con alerta sanitaria cuya venta está prohibida, se tomaron drásticas medidas. Las irregularidades se encontraron también en las sucursales del minimercado, donde había mayonesas, quesos, yogures, embutidos, panificados vencidos, carnes envasadas al vacío con etiquetas irregulares y con aspecto de descomposición.
Una de las autoridades de la Secretaría de Defensa del Consumidor (Sedeco) manifestó que lo encontrado representa un riesgo para la salud y la vida de los consumidores. “Por eso retiramos de inmediato los productos y suspendimos temporalmente las actividades de los locales afectados, hasta que regularicen su inventario y eliminen cualquier artículo en mal estado”, explicó Sara Irún, titular de Sedeco.
La alerta sanitaria es un aviso público sobre un riesgo potencial para la salud o un hecho adverso que exige acciones urgentes para proteger a la gente.
La protección de los consumidores adoptando las medidas requeridas son fundamentales, y no admiten discusión de ninguna laya. Es como vacunar a los niños en forma urgente o llevar a cabo medidas de protección en pandemia para que no se expanda una enfermedad determinada y sus efectos nocivos. La Unión Industrial Paraguaya (UIP) salió a apoyar la medida adoptada por los organismos estatales, resaltando que la protección de los derechos del consumidor y el cumplimiento de las normas son esenciales para un mercado formal, transparente y competitivo. Apuntó que los controles y fiscalizaciones contribuyen a garantizar la calidad de los productos y servicios, fortalecer la confianza y promover la competencia. Resaltó que las medidas que se tomen se tienen que hacer con criterios de proporcionalidad, difusión adecuada y enfoque correctivo. Y que se deben evitar impactos irreversibles en las cadenas de valor, el empleo y las inversiones
Por su lado, la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu) indicó en un comunicado que “aunque los incumplimientos deben ser sancionados con firmeza, las medidas deben ser transparentes y cautelosas para no comprometer la estabilidad comercial ni generar temor a la arbitrariedad, lo que podría desincentivar inversiones”.
Los centros comerciales tienen la obligación de dar cumplimiento a las normas, además de cuidar la salud de su clientela, de acuerdo con las normas existentes. Por ello cualquier reacción contraria a una medida de corrección no condice con la protección adecuada que deben ejercer. El hecho de que el Estado tome medidas correctivas contra los comercios que cometen irregularidades, antes que asustar a posibles inversionistas, es una garantía de la seriedad de las instituciones y de las autoridades del país.
Es un indicio claro de que se procura el cumplimiento de las leyes y señal de que el bien común está por encima de las simpatías políticas o de cualquier índole. Si los sancionados reaccionan negativamente y recurren a los ataques lo único que se puede pensar es que no les importa la suerte de las personas, sino solo sus intereses económicos, lejos de aceptar las normas vigentes y el cuidadoso respeto de su clientela. Con ese tipo de actitudes contrarias al interés de la ciudadanía no inspiran la confianza que requiere cualquier tipo de comercio de parte de los consumidores.
El mencionado diario, que por muchos años fue amigo de la dictadura –solo hay que mirar sus ediciones de los primeros años–, en lugar de protestar porque se le exige proteger a los compradores de sus supermercados, debería ocuparse de amparar los derechos de la gente.