Las autoridades nacionales están decididas a lograr que se reduzcan los precios de los productos de consumo para abaratar el presupuesto de las familias. Por eso están apremiando a los distintos sectores que canalizan la venta de artículos a que bajen los valores de comercialización. Y han comenzado dando un excelente ejemplo: lograron que Petropar disminuya el precio final de ventas de sus combustibles en 250 guaraníes por litro.
Los nuevos precios que rigen desde el lunes 11 de agosto representan una disminución de entre 4,1 % y 2,8 % de los valores comerciales de los distintos derivados del petróleo que comercializa. Se aguarda que las compañías privadas que venden combustibles también se plieguen a la rebaja.
“Cuidar el bolsillo de los paraguayos es nuestro compromiso. Bajamos 250 guaraníes todos los combustibles. Cada reducción son más oportunidades para el trabajo y más fuerza para mover el país hacia adelante”, escribió el presidente Santiago Peña en las redes sociales.
La semana pasada el titular del Poder Ejecutivo señaló la necesidad de que la baja de la cotización del dólar se traduzca en la reducción de los precios de venta de los productos de la canasta familiar, sobre todo de aquellos cuya importación se han abaratado mediante la caída de la moneda norteamericana. Apuntó en esa ocasión que cuando sube la cotización del dólar, los importadores y comerciantes rápidamente aumentan los precios de los artículos y que cuando baja su valor, no se los disminuye en la venta final.
La observación del mandatario fue un toque de atención para los gremios, y días después grupos del sector privado están aprontando la baja de precios. Comenzó con la reducción realizada por los frigoríficos que están vendiendo varios cortes de carne vacuna a valores rebajados. Pero aún se espera la disminución de precios de los artículos importados, que son los directamente afectados por la caída del dólar.
El viceministro de Comercio y Servicios de la cartera de Industria y Comercio, Rodrigo Maluff, indicó que esta semana se pondrá en marcha una campaña encabezada por los empresarios mayoristas de supermercados para abaratar los precios en los centros de compra. “Estamos acompañando el lanzamiento de una campaña que se llama Ahorra Paraguay, que hace la asociación de supermercadistas, el gremio que junta a los mayoristas de supermercados, que durará dos semanas”, refirió el funcionario, quien resaltó que al presidente de la República y al equipo gubernamental les preocupa que los efectos que se notan en la macroeconomía lleguen a la microeconomía, es decir, al consumidor final.
En sectores del Gobierno se están estudiando la factibilidad de adoptar medidas varias para disminuir los precios de los artículos de consumo básico. Entre ellas, algunas disposiciones para facilitar la importación de carne vacuna, frutas y productos hortícolas, si los precios locales se mantienen elevados.
Exponentes de varios gremios empresariales han coincidido en que el crecimiento económico que vive el país se debe sentir en el presupuesto del consumidor. Para lo cual señalaron que se deben elaborar políticas públicas que impulsen la disminución de los valores comerciales de los productos para alcanzar precios bajos. Aunque también reconocieron que los productos tienen una cadena de valor en que se incluyen, aparte del tipo de cambio, el valor de los fletes, los costos logísticos, los trámites.
Considerando que los diferentes sectores han tomado nota del pedido del presidente Peña de bajar los precios, se aguarda que en los próximos días la reducción del dólar se note en las góndolas de los supermercados y otros centros de comercialización. Por ello están aguardando los nuevos valores que establezcan los proveedores, que son los responsables principales de los precios finales en los puestos de venta. Este sector empresarial debe tomar conciencia de la importancia de la reducción de los precios de los productos para que la mayoría de los habitantes del país pueda verse beneficiada, y adoptar la decisión requerida.
El Gobierno ya se ha pronunciado con claridad sobre la necesidad de que se considere el interés prioritario de los consumidores, que al fin de cuentas son los que con sus compras dan vida a las compañías y posibilitan sus ganancias. No hay duda que la utilidad económica es esencial para las empresas, pero el bienestar de la gente es fundamental y no se lo debe descuidar ni menospreciar.