Es necesario insistir en la necesidad de la reducción de los precios de gran parte de los artículos de consumo como consecuencia del descenso de la cotización del dólar que se utiliza para su importación. La moneda norteamericana está bajando de precio en el mercado local desde hace un mes y medio, y últimamente llegó a su valor más bajo de los últimos tiempos, lo que debería incidir en el precio final de los artículos importados. Cosa que no se está observando en los puntos de comercialización, como supermercados, despensas y centros de venta.
Por eso, refiriéndose a los comerciantes del sector supermercadista, el propio presidente de la República, Santiago Peña, resaltó que son rápidos para subir los precios y lentos para bajarlos. Esto porque alrededor del 40 % de los artículos que se venden en los centros de compras son importados y están afectados por la baja de la cotización del dólar, que se encuentra actualmente en uno de sus precios más reducidos. La Unión Industrial Paraguaya (UIP) señaló que el descenso de la cotización del dólar invita a que se analice esa situación cambiaria para trasladarla al consumidor final.
Los principales responsables de la venta de productos, los supermercados, están de acuerdo en que hay que realizar la revisión de los precios de las mercaderías. La Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu) pidió a los proveedores que bajen los valores de venta de acuerdo a la evolución de la moneda norteamericana, trasladando a sus listas de precios las reducciones correspondientes. Uno de sus voceros resaltó que los centros de venta son el último eslabón de la cadena de comercialización, por lo que los proveedores son los que tienen que revisar los precios a la baja para que eso se traspase a las ventas de los supermercados.
El ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, recordó que teniendo en cuenta el porcentaje de productos que se ven influidos por el precio del dólar que son importados, “se puede adelantar una bajada de precio si el costo de reposición es mucho más barato”. Analistas del sector privado consideran que teniendo en cuenta el bajón de la moneda norteamericana en los últimos 45 días, el precio de los productos importados tendría que descender por lo menos en el 5 %. Pusieron como ejemplo que, si un artículo se vendía a 10.000 guaraníes, con la reducción apuntada tendría que comercializarse a 9.500 guaraníes, lo que afectaría positivamente al presupuesto de las familias. Si esa disminución se aplicara a todos los productos que se compran del exterior, ayudaría a aliviar el peso del presupuesto familiar. Esta es una de las principales preocupaciones del Gobierno nacional que está procurando que la reducción del dólar influya en la cotización de los artículos importados.
En nuestro país se respeta con mucho rigor la libertad económica, en el sentido de que el Gobierno no se inmiscuye en los procedimientos administrativos de las empresas de los diferentes ramos. Las industrias y los comercios fijan los precios de venta de sus productos de acuerdo con sus costos y los porcentajes de utilidades que quieren obtener, sin la intervención de ningún organismo estatal. Esa libertad es un dogma económico y político fundamental en el manejo de las actividades privadas.
Pero existen normas que se deben aplicar y organismos estatales que tienen la responsabilidad de observar y exigir el cumplimiento de las leyes que obligan a la sana competencia mercantil y a la protección de los consumidores. La Secretaría de Defensa del Consumidor y la Comisión Nacional de la Competencia tienen la misión de preservar los derechos que tienen los consumidores para que no sean abusados con prácticas desleales y que las empresas no rompan la sana competencia que deben respetar con lealtad en sus actividades habituales.
El presidente de la República fue muy contundente en esa materia cuando recordó que con esas instituciones el país tiene los medios necesarios para utilizar las herramientas legales “para que el progreso económico no sea la excusa para que simplemente algunos se beneficien en detrimento de los más necesitados”. Es de esperar que los proveedores y los que intervienen en la venta de mercaderías actúen con honestidad en la fijación de los precios de los productos importados. Tal como se merecen los consumidores, que son los que les dan vida económica.