El segundo semestre del presente año tiene tendencia positiva para la economía nacional por diver­sos motivos a ser explicados con las siguientes dos variables. La primera se encuentra en el contexto internacional y, la segunda variable, en el ámbito interno de nuestro país.

En el caso del ambiente internacional es pre­ciso hacer referencia a lo que sucede en los Estados Unidos luego del anuncio y aplica­ción de medidas arancelarias por parte del presidente Donald Trump, acompañado del deseo explícito de cambiar al presidente de la Reserva Federal (el banco central en este país) Jerome Powell, para bajar las tasas de interés.

A la fecha esto último aún no ha sucedido y el propio máximo ejecutivo de la entidad mone­taria no está de acuerdo con reducir las tasas de interés en atención a que considera que la infla­ción no está siendo debidamente controlada.

Es de tomar en cuenta que si la Reserva Fede­ral baja las tasas de interés, la inflación podría volver a subir. Sin embargo, para el presidente Trump el mantenimiento de la tasa actual está haciendo perder negocios e ingresos de dinero a su país porque el dinero no circula suficientemente. Trump considera que la reducción de las tasas de interés de política monetaria deben estar en hasta el 2,5 por ciento, lo que implica una sustancial rebaja tomando en cuenta el 4,5 por ciento vigente.

Para el caso que ocupa a este editorial, lo importante está en que esas notorias diferen­cias entre Donald Trump con el presidente de la Reserva Federal emiten señales de des­concierto hacia los mercados, sumado desde luego a la política arancelaria que igualmente complica el horizonte de certidumbre que los mercados requieren.

Para un país como Estados Unidos, por supuesto, todo ello no resulta tan dramático como lo sería en otro lugar dadas las carac­terísticas de la economía norteamericana, entiéndase por su alto nivel de producción, tecnologías, patentes, innovaciones y produc­tividad hasta ahora inigualables.

De todos modos, los citados factores en un mundo cada vez más interconectado no son para desconsiderar aunque hagamos referen­cia al gran país del norte. En la actualidad no existen países exentos de desafíos por resol­ver en un contexto de referencia global. Ya sea se trate de un país desarrollado o no, cada nación se juega por sus intereses tratando de hacer lo mejor especialmente en el ámbito de la economía.

Esta es la razón del por qué las reglas claras que atraen el capital, el respeto a la propiedad privada, la inversión, la estabilidad macroeco­nómica y la seguridad son pilares indiscuti­bles al momento de la toma de decisiones para hacer posible el crecimiento y el desarrollo.

El capital en todo momento preferirá aguas calmas de modo a que el retorno del capi­tal invertido no tropiece con inconvenientes afectando su sostenibilidad en el tiempo, más todavía tomando en cuenta la permanente competencia por la provisión de más y mejo­res servicios, tecnologías y productos.

Esta situación de orden exógeno –si así podría­mos catalogarlo debido a la extrema cone­xión de la economía global– está generando cambios en la predilección de los mercados hacia otras monedas, al punto que el dólar va perdiendo terreno como bien de intercambio y ahorro a largo plazo y no solo frente al euro sino también alternativamente ante el oro.

Esto le conviene a los países como Paraguay cuya moneda el guaraní se ha venido posicio­nando en las últimas semanas reflejándose en la cotización con el dólar, lo que implica que las inversiones de afuera miran al país como un lugar seguro en materia monetaria.

En el otro orden de motivos, esta vez de carác­ter interno, encontramos como senda posi­tiva para el este segundo semestre del año a la estabilidad monetaria y a las finanzas sanas que desde nuestro país se vienen emitiendo favorablemente, en especial desde la asunción al gobierno del presidente Peña.

Citemos como beneficiosos para nuestro país el indicador internacional de riesgo país que toma en cuenta las condiciones económicas, sociales y políticas, el grado de inversión, la construcción de la ruta Bioceánica que nos unirá con el Atlántico y el Pacífico, la confor­mación de la maquila no solo de productos, sino de tecnología junto con la construcción de un hub tecnológico en cooperación con Taiwán y otros.

Dadas las variables aquí señaladas en el ámbito externo e interno, hacemos notar una tendencia positiva para la economía nacional en los restantes meses del presente año.

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