La visita más trascendental que tuvo nuestro país en este cuarto de siglo fue la del papa Francisco, entre el 10 y el 12 de julio de 2015, hace diez años, durante el gobierno de Horacio Cartes. A razón de este hecho se viene presentando una muestra itinerante de fotografías –cincuenta en total– captadas por reporteros gráficos nacionales, y cuya primera parada fue la iglesia de la Encarnación.

Actualmente, la ciudadanía puede disfrutar de la exposición –hasta mañana lunes– en el Centro Cultural de la República El Cabildo, descubriendo imágenes realmente impactantes que, en su momento, probablemente, pasaron desapercibidas ante la emoción e impresión del evento, pero que hoy pueden apreciarse en toda su magnitud, hasta en sus más pequeños y notables detalles.

Posteriormente, la exhibición continuará con su recorrido hacia el interior del país. ¿Por qué destacamos esta información al nivel de un editorial? Por varias razones, aunque, principalmente, por la inmensa gratitud que tiene nuestro pueblo hacia Jorge Bergoglio por su inocultable amor al Paraguay y, sobre todo, a la mujer paraguaya, a la que ha reivindicado con una laudable expresión que la elevó a la categoría universal, al calificarla como “la más gloriosa de América”.

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La devoción que el papa Francisco sentía hacia el Paraguay era casi única. Aunque amaba a su rebaño en todo el mundo, como debe hacerlo el buen pastor, nunca ocultó su preferencia hacia nuestro país y sus hondas tradiciones, como, por ejemplo, la chipa. Al punto tal que muchas veces se desviaba de su trayecto para recoger su paquete en la Plaza de San Pedro, cuando alguna religiosa le gritaba “¡chipa!”.

Con este sumo pontífice recientemente fallecido tuvimos el primer cardenal paraguayo, cuando el arzobispo de Asunción, monseñor Adalberto Martínez Flores, pasó a integrar el Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica aquel memorable día del 27 de agosto de 2022. Fue, también, durante el papado de Francisco que se cumplió otro acontecimiento histórico: la beatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga, el 23 de junio de 2018. Y, nuevamente, algunos se preguntarán el porqué de esta cronología.

Quienes visiten la exposición podrán apreciar la respuesta en los carteles de los jóvenes católicos, hombres y mujeres, donde clamaban por ambas cosas, representando el profundo clamor de todo un pueblo. Es fácil colegir, por tanto, que el afecto de Francisco hacia nuestro querido Paraguay era auténtico. Le nacía de lo más profundo de su ser, por sus constantes mensajes de aliento que nos enviaba, enseñándonos a llevar la fe más allá de las cuatro paredes de los templos, siguiendo el ejemplo del mismo Nazareno.

El encuentro con los jóvenes en la Costanera de Asunción fue apoteósico. Una multitud vibrante hasta el rugido explotó cuando el papa pronunció otra de sus célebres frases: “Hagan lío, pero bien organizado”. De hecho, desde su época de cardenal, Jorge Bergoglio mostró un especial interés por la juventud.

Sobre todo, ante el avance de una globalización disgregadora que fracturó a las comunidades y aisló a los individuos a causa de la discontinuidad histórica y la ruptura de los vínculos generacionales de la memoria. Por ello hablaba siempre de la urgencia de unir nuevamente los lazos comunitarios y de redescubrir y recuperar la esencia del ser humano que vive en sociedad y en solidaridad.

Los mensajes que Francisco dejó al mundo deben ser socializados no solo entre los católicos, sino también entre aquellos pensadores que plantean una respuesta a la crisis que hoy vivimos, a raíz de la promoción de un relativismo que todo lo iguala y que niega la verdad como una dimensión objetiva, reduciéndola a la particular visión de cada uno.

De ahí la grandeza intelectual del papa Francisco, quien describió descarnadamente esta realidad y esbozó una puerta de salida a partir de la fe, la reflexión y un filoso razonamiento para desbrozar este presente y marchar hacia un futuro esperanzador, en que la memoria vuelva a constituirse en la “potencia integradora de la historia”.

Esta muestra puede ser el elemento disparador para insistir en los escritos que nos legó Francisco para entender este mundo y avanzar hacia las utopías que, una vez concretadas, contribuirán para una relación más saludable del hombre con Dios, con el próximo y con el entorno. Debemos añadir que la exposición ha sido organizada por el periodista Mariano Mercado y la selección de fotografías estuvo a cargo de dos reporteros gráficos: Carlos Juri y René González.

Aquel inolvidable julio de 2015, el papa y el hombre tuvieron entonces una presencia determinante en tiempos precisos en que se estaba forjando la consolidación de la democracia y de un estado económico orientado a superar los niveles de atraso y pobreza que afligían a nuestro país.

Y, en este contexto, la llegada del papa Francisco al Paraguay significó un impulso inspirador para las autoridades de aquella época, con miras a avanzar decididamente hacia un desarrollo humano más armónico, equitativo y sostenible que, aun hoy en día, sigue marcando el derrotero de nuestra sociedad.

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