Cumpliendo con el mandato constitucional, el presidente de la República, Santiago Peña, presentó su segundo informe de gestión ante el Congreso. El primer mandatario expresó su parecer sobre las tareas que lleva a cabo su gobierno sin descuidar detalle alguno.
Mencionó con tono firme pero abierto a las críticas que el gobierno electo por el pueblo que lo llevó a la primera magistratura se fundamenta en el respeto de la voluntad popular fundado sobre la democracia pluralista y representativa donde las opiniones de la oposición son bienvenidas, siempre y cuando las mismas sean razonables y sensatas sin dobles intenciones.
Sobre este punto en particular manifestamos desde este espacio editorial que el primer mandatario se mostró, desde su asunción al poder, abierto al diálogo con los miembros de los demás partidos políticos; sin embargo, la oposición lamentablemente no cuenta con ideas superadoras al punto que los cambios que se han venido haciendo provienen del seno del mismo oficialismo.
Sobre esto cabe destacar que no es el Poder Ejecutivo el que muestra menoscabo hacia la oposición o hacia ciertos grupos de poder mediáticos, sino por el contrario, cuando no existe iniciativa ni aportes que fomenten el mejoramiento de las condiciones de vida de la ciudadanía, pues todo da a entender que algunos no están dispuestos a aceptar las reglas de la democracia a menos que a ellos les convenga.
Y esto no es porque se les haya retaceado protagonismo, sino que la misma oposición y ciertos medios, por no encontrarse a la altura de los acontecimientos, más bien se dedican a poner palos a la rueda apelando al agravio de cuanta iniciativa provenga del Ejecutivo nacional.
Citemos por ejemplo el programa Hambre Cero, que asegura la alimentación de estudiantes de escuelas públicas, garantizando el almuerzo diario, con un agregado importante. Este programa, hoy en día en vigencia, promueve el consumo de productos locales producidos por las pequeñas y medianas empresas y de este modo se mejora no solo la salud, sino también se fortalece la economía especialmente en el área rural por cuanto que miles de productores nacionales junto con sus familias se ven beneficiados de modo directo.
Pero para la oposición y ciertos medios periodísticos, la mencionada política pública es una calamidad. Desconsideran adrede que se está ante una medida de profunda renovación del poder hacia la población por lo que prefieren hacer uso del menosprecio y la injuria.
Por supuesto y lo hemos dicho en otra ocasión. Todo lo que se refiere en especial a lo público está expuesto al mejoramiento continuo con el objetivo de conseguir eficiencia y transparencia y más aún en un tema delicado e importante, que atañe al presente y el futuro de las generaciones más jóvenes.
¿Qué han hecho los eternos opositores y grupos mediáticos? Nada que fuera para mejorar, ninguna crítica constructiva. Todo indica que como ellos no fueron los propiciadores de esta medida que beneficia a los niños, en especial los más carenciados, entonces está todo mal y hasta habría que volver al punto cero desde donde se partió, es decir, no hacer nada.
Dicho esto, pasemos seguidamente a la economía. Se logró el grado de inversión, se está bajando el riesgo país, se está volviendo a lo establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal, se utilizan menos y mejor los impuestos en relación con el pago de los gastos corrientes, se consiguen nuevos y atractivos mercados para nuestra producción, se tiene el crecimiento sobre el crecimiento del producto y el programa Che Róga Porã vuelve el crédito accesible para las familias que aún no cuentan con su casa propia y se están otorgando títulos de propiedad a los campesinos en una cuantía nunca antes lograda en nuestra historia como país. Todas estas medidas se hacen para el pueblo y con el pueblo.
Podríamos sumar otros logros, pero para el que no sabe dónde va y ni siquiera conoce de dónde viene, nada de ello le interesará. Prefieren seguir en el escarnio y la mentira antes que ponerse a trabajar por el bien de nuestra nación.