El Paraguay es un fuerte produc­tor de energía eléctrica mediante el aporte generador de sus grandes usinas hidroeléctricas. Se puede dar el lujo de tener un bajo costo de produc­ción teniendo en cuenta que no depende de combustibles que están supeditados a los precios internacionales, sino solo del apro­vechamiento de las corrientes fluviales que finalmente se canalizan en las turbinas de las represas. Se puede afirmar que es un gran productor de energía limpia y a un costo relativamente bajo. Por eso hay gente que se ufana de esa ventaja comparándolo con otras economías que dependen de costos elevados para producir electricidad.

En estos momentos necesita de manera urgente tomar decisiones fundamentales, con mucha seriedad científica y compromiso político para adoptar una política energética adecuada. Que vaya más allá de las tendencias partidarias, posiciones ideológicas o posturas coyunturales.

El ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, en una reciente reunión de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) manifestó que Paraguay posee recursos, energía y opor­tunidades, pero tiene que adoptar una deci­sión colectiva y avanzar con seriedad técnica y compromiso hacia una política energética de Estado.

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No basta con tener hidroeléctricas de gran producción si al final no se sabe cómo seguir produciendo más electricidad en el futuro cercano cuando los requerimientos energé­ticos sean elevados y resulte insuficiente la cantidad que se produce. Parecería exagerado pensar en eso si ahora no se sabe cómo utili­zar la cantidad de energía que se posee. Acaso podría ser una posición extremista sin sus­tento en la realidad.

Pero dentro de ocho años el país podría enfrentar una crisis energética. Y en el año 2033 podría encontrarse en zozobra por insuficiencia en ese renglón, luego de tantos años de euforia por la producción de Itaipú, Yacyretá y otras represas. Esto si no se reali­zan los estudios adecuados y las inversiones necesarias para ampliar nuestra producción eléctrica. Tal como se está en estos momen­tos.

El ministro Giménez enfatizó que el país tiene una matriz energética 100 % renovable, con energía limpia, abundante y exportable. Pero si no se actúa con la previsión necesaria, en ocho años podríamos enfrentar una crisis en esa materia.

“Hoy, más del 99 % de nuestra electricidad proviene de fuentes hidroeléctricas. No con­tamos con suficiente respaldo térmico, sis­temas modernos de almacenamiento, ni una matriz diversificada”, explicó.

De ahí la necesidad casi urgente de que la sociedad paraguaya, el sector empresarial, los organismos especializados del Estado adquie­ran conciencia de la situación y se pongan a trabajar para elaborar una política energética nacional para enfrentar los desafíos actuales y los del futuro, que están a muy poca distancia.

El secretario de Estado no solo realizó el diag­nóstico de la situación energética nacional, también esbozó algunas ideas que se deben tener en cuenta a la hora de abordar el pro­blema que se avecina. Manifestó que para encarar el asunto hacia una política adecuada es necesario elaborar una ley sobre la ener­gía, que sea moderna e integral. También hay que diversificar la matriz, es decir, no depen­der solo de las usinas existentes actualmente. Además, se deben fortalecer las institucio­nes técnicas, industrializar la utilización de la energía. Y que el sector privado sea el princi­pal gestor de estas realizaciones destinadas a producir el cambio que se propone.

Como han señalado los entendidos, el tema energético debe ser abordado rápidamente para hacer frente a los desafíos que tiene el país. Las entidades privadas, como las indus­trias del sector, deben realizar los estudios necesarios y comenzar a esbozar una polí­tica energética para proponerla al Estado con sus diferentes alternativas. Al mismo tiempo la Administración Nacional de Electrici­dad (Ande), así como Itaipú y Yacyretá deben intervenir con sus estudios para influir en la toma de decisiones relacionadas a la política sobre energía que finalmente el Gobierno debe adoptar. Las entidades de alta especiali­zación en el tema eléctrico tienen mucho que aportar a la hora de esbozar las grandes líneas de la producción, distribución y aprovecha­miento adecuado de la electricidad.

El sector privado, como protagonista prin­cipal de la actividad económica, tiene un importante papel en la generación de esta riqueza de trascendencia en la vida nacional. Con el apoyo y la supervisión del Estado, debe comenzar a instalar las nuevas usinas en las diferentes regiones del país en el más breve tiempo posible.

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