El acontecimiento noticioso más importante de la semana pasada fue la elección del nuevo papa, que ahora se encarna en un obispo norteamericano nacionalizado peruano, con el nombre de León XIV. Las palabras y actitudes del nuevo pontífice han escalado rápidamente en la atención del mundo, porque su mensaje descollante es terminar con la guerra y buscar rápidamente la paz.
“Nunca más la guerra”, resaltó en su primer mensaje dominical desde la basílica de San Pedro, en la tradicional alocución dominical de los pontífices desde el balcón que da a la principal plaza del Vaticano. Enfatizó luego el mismo pedido con otras palabras, cuando el lunes a la mañana tuvo su primera entrevista colectiva con los periodistas, en la sala Pablo VI. “Desarmemos las palabras y ayudaremos a desarmar la Tierra”, pidió a las mujeres y hombres de la prensa de todo el mundo que se reunieron con él por primera vez. Fue más contundente en otro momento, cuando señaló insistiendo en el mismo tema: “Os pido que elijáis con conciencia y valentía el camino de una comunicación de paz”.
El domingo, luego de la oración de Regina Coeli ante miles de fieles, que es habitual en las semanas después de Pascua, el pontífice apuntó: “En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial fragmentada, como el papa Francisco ha afirmado varias veces, me dirijo también a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre presente: ¡Nunca más la guerra!”.
Es la segunda aparición del papa en el mirador de la basílica de San Pedro desde su elección el jueves pasado como el pontífice número 267 de la Iglesia católica. Y el fuerte énfasis por la paz tiene como telón de fondo la guerra que inició Rusia al invadir Ucrania hace tres años y el conflicto armado entre las tropas de Israel y las fuerzas árabes que se está produciendo en la zona de Gaza.
“Llevo en el corazón los sufrimientos del amado pueblo ucraniano”, resaltó en otro momento, y pidió “que se haga todo lo posible para alcanzar cuanto antes una paz verdadera, justa y duradera”. El fervoroso mensaje del pontífice se escuchó en los momentos en que el presidente ruso y causante de la guerra, Vladimir Putin, estaba proponiendo negociaciones con Ucrania el próximo 15 de mayo en Estambul, que ojalá concluyan con la terminación del conflicto.
En el encuentro con los trabajadores de la comunicación, el papa expresó su solidaridad con los periodistas de todo el mundo que han sido apresados por intentar buscar y reportar la verdad. Hizo un llamado a los comunicadores para que usen las palabras para la paz, rechacen la guerra y den voz a los que no tienen voz.
En los pocos días en que está al frente de la Iglesia, León XIV insistió con énfasis en terminar las luchas sangrientas e instalar la paz. Cuando señaló a los periodistas que hay que desarmar las palabras para desarmar la Tierra, agregó que la comunicación desarmada y desarmante permitirá compartir “una visión diferente del mundo y actuar de un modo coherente con nuestra dignidad humana”.
“Estáis en primera línea narrando conflictos y esperanzas de paz, situaciones de injusticia y pobreza, y el trabajo silencioso de muchos por un mundo mejor. Para esto os pido que elijáis con conciencia y valentía el camino de una comunicación de paz”, manifestó a los comunicadores. “No puede haber comunicación ni periodismo al margen del tiempo y de la historia”, sentenció.
La audiencia que tuvo el papa el lunes en el Vaticano congregó a 6.000 periodistas de todo el mundo. Este es el primer encuentro que tiene el nuevo pontífice con personas de cualquier profesión y se debe a la gran importancia que tienen los trabajadores de la comunicación para contar al mundo lo que sucede. Sin duda, León XIV tiene conciencia de la crucial tarea de los periodistas que se encargan de transmitir a todo el planeta el mensaje de la Iglesia desde la capital del mundo católico.
Debido a la trascendencia que tiene el papel que cumplen los comunicadores en la sociedad mundial, les hizo el llamado para que usen las palabras para construir la paz, que rechacen la guerra en su tarea informativa y sirvan de voceros de aquellos que habitualmente no tienen voz en la sociedad.