Mientras los agoreros del pasado, por un lado, dominados por sus com­plejos de envidia y resen­timiento, se pasan despotricando sin propuestas ni ideas para mejorar las condiciones de vida de nuestros com­patriotas; por otro lado, la realidad muestra que nuestros productos siguen conquistando nuevos mercados inter­nacionales con el ingreso de, por ejem­plo, tapas de aluminio, carne congelada, algodón, maní y palanquilla de acero.

Entre estos productos en estado natural también figuran los de valor agregado en categoría industrial. Es la prueba de la iniciativa privada que compite con otros oferentes en los competitivos mer­cados del planeta, donde la satisfacción a los consumidores es la regla de oro y en donde el gobierno del presidente Santiago Peña tiene su justo reconoci­miento debido a que ofrece las garantías a la inversión y a la propiedad privada con un sistema tributario que no castiga al capital y al trabajo.

Este solo hecho, entre otros, refleja el momento especial por el que atraviesa la economía paraguaya. Los nuevos pro­ductos de exportación con destinos a Singapur, Tailandia, Vietnam, Argen­tina, Brasil, Bulgaria, Ecuador y Perú, países que cuentan con empresas de nivel en sus territorios han elegido al Paraguay porque lo que aquí se produce y se fabrica se hace con estándares de calidad certificada.

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En la disputa por llegar a los mercados internacionales cada vez más exigentes, la conquista de nuevos centros de com­pra de productos no es un caso aislado ni puede quedar fuera de nuestra aten­ción.

Por el contrario, para nuestro medio periodístico y fiel a su línea establecida en su misión y visión, lo que estamos describiendo merece no solo nuestra atención sino también nuestro elogio por el esfuerzo que llevan a cabo nues­tros empresarios y por el buen trabajo realizado por las autoridades guberna­mentales.

La diversificación de mercados como Tailandia, que genera divisas al com­prarnos algodón por un valor de casi trescientos mil dólares o las tapas de aluminio que van a Perú por doscien­tos mil de la moneda norteamericana; Bosnia Herzegovina, que importa carne congelada por setenta mil dóla­res, y otros, es un primer paso con nue­vos socios comerciales con los cua­les se irán estrechando lazos cada vez más fuertes para beneficio de nuestros compatriotas.

La exportación de las materias primas y manufacturas aquí indicadas es fuente de mano de obra y mejoras en los salarios.

¿Cuál es la lección de todo esto? La res­puesta está en que, primero, es de des­tacarse el espíritu empresarial que solo puede surgir cuando existe un ambiente de estabilidad política y económica que ofrece un gobierno como el del presi­dente Santiago Peña, comprometido con su proclama electoral expresada en su momento a la ciudadanía y votada por el pueblo en elecciones libres y transpa­rentes.

Y la segunda lección se encuentra en que, pese a los agoreros del pasado dis­puestos a seguir poniéndole palos a la rueda para afectar la imagen del país debido a que están dominados por sus complejos de envidia y resentimiento, la realidad es que Paraguay está cre­ciendo y lo seguirá haciendo porque su gobierno está decidido a hacer lo mejor para todos, incluso sabiendo que el pro­greso también genera beneficios a sus adversarios.

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