Se está llevando a cabo en nuestro país la 40.ª Reunión Especializada sobre Agricultura familiar del Mercosur conocida por sus siglas REAF y en su inauguración se contó con la presencia del presidente, Santiago Peña, quien mencionó sobre la importancia del evento y en especial hizo énfasis sobre la necesidad de valorar el trabajo de los hombres y mujeres del campo.

En tal sentido, el primer mandatario afirmó que resulta prioritario que los gobiernos acompañen a la agricultura y en este caso la familiar mediante políticas públicas de acompañamiento y fortalecimiento del sector mediante mejores y más obras de infraestructura vial de todo tipo así como facilitar que los productos lleguen a los centros de consumo de modo a evitar costos que van detrimento del productor primario.

“Los sudamericanos –dijo el presidente Peña– somos gente que está en una región única capaz de alimentar a su población y a otros hemisferios, siendo todo ello una gran responsabilidad”.

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El primer mandatario tiene razón. La agricultura familiar es de tomarse en cuenta y más todavía cuando Paraguay ha dado y sigue mostrándose como un ejemplo en la región e incluso a nivel mundial acerca de la influencia de la agricultura y en este caso la familiar sobre la economía.

Citemos que casi el 60 por ciento de la producción nacional relacionada a la agricultura familiar se da en fincas de hasta cinco (5) hectáreas, integrado por 259 mil fincas campesinas de los cuales 146 mil son de una superficie de tamaño inferior o de hasta 5 hectáreas lo que implica su afectación directa con las familias y en especial sobre su impacto en la reducción de la pobreza.

En efecto, aliviar la pobreza es un compromiso de todos y más en los países de la región sudamericana donde tenemos suelos fértiles, agua dulce acompañado de un clima propicio para la producción de alimentos autosustentables y para la exportación.

Las personas dedicadas a la agricultura agricultura en Paraguay producen diversos rubros como tomate, locote, zanahoria, mandioca, batata, frutilla y otros. De este modo, la trascendencia de la agricultura familiar supera los espacios regionales o departamentales como le decimos aquí en nuestro país habiéndose convertido en un notable influyente para el crecimiento de la economía en su conjunto.

Es de hacer notar y tal como ha sido probado, la agricultura en general ayuda a reducir la pobreza, aumenta los ingresos y mejora la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables.

Precisamente en Paraguay la reducción de la pobreza se ha venido reduciendo del 46 por ciento al 25 por ciento en los últimos años, con el compromiso del actual gobierno de reducirlo todavía más en atención a las políticas públicas de apoyo programadas como el acceso a la tierra, al agua y otros recursos como los mercados acompañados de la incorporación al crédito para las necesarias mejoras como la tecnología e insumos en general. La agricultura familiar, por tanto, merece ser tomada en cuenta y fortalecida como lo dijo el presidente Peña pues su aporte al país resulta influyente en la creación de empleos como también elevando la calidad de vida en el sector rural.

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