Las autoridades nacionales aca­ban de entregar en Concepción 100 viviendas de las 14.320 que están programando propor­cionar para disminuir el déficit habita­cional existente. Ese es el primer paso de la transferencia de casas en todas las regiones del país que de ahora en más se hará de manera consecutiva. La idea es ir dando una partida de nuevas residencias por mes para llegar a la cantidad que se ha propuesto, de acuerdo con lo anunciado por los responsables del sector.

Uno de los programas emblemáticos del Gobierno nacional es concretar el sueño de la casa propia a millares de personas que se encuentran sin ese sitio para morar en el espacio familiar de su propiedad. Por eso el acto realizado en la capital del pri­mer departamento tiene una importancia emblemática, pues constituye el inicio de los suministros que se realizarán en todas las jurisdicciones departamentales para ir combatiendo una de las deficiencias cró­nicas de la sociedad paraguaya, que es la falta de hogar propio.

El titular del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), Juan Car­los Baruja, dijo a un medio de comunica­ción de este grupo que la entrega hecha en Concepción forma parte de dos proyectos muy importantes que tiene el presidente de la República: uno, otorgar viviendas dignas a las familias; y otro, la generación de empleos que implica la construcción de las casas. “Esto tiene mucho impacto dentro del aspecto económico y vamos a seguir apuntando a eso”, refirió.

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El secretario de Estado anunció que el proyecto del Gobierno es dar casas cada 22 días en diferentes puntos de la geografía nacional. Y agregó que la siguiente entrega de nuevos techos para más familias se hará en el departamento Central, el más populoso de la geografía nacional.

“El presidente anunció que en este segundo semestre llevaremos adelante la construcción de más viviendas. Y esto desde el punto de vista social implica la posibilidad de que mejoren las condicio­nes de vida de miles de familias”, puntua­lizó Baruja.

Además del sistema de vivienda que se proporciona con la intervención y finan­ciamiento directo del Gobierno, está el novedoso proyecto denominado Che Róga Porã, que cuenta con un sistema de finan­ciación a través de créditos especiales a las familias con la intervención del sec­tor privado, como bancos, financieras y entidades similares. Esta nueva realiza­ción se lanzará oficialmente el 21 de junio venidero, con el fin de proporcionar otra vía más para la construcción y oferta de viviendas familiares.

A través de este proyecto se ofrecerán créditos de hasta 400 millones de guara­níes para las familias que tengan como ingresos mensuales el equivalente de uno a cuatro salarios mínimos. Los présta­mos se darán hasta un plazo de 30 años, a una tasa de interés del 6,5 % para la gente que hoy día está pagando un alqui­ler y así pueda obtener la posibilidad de una morada digna. Se aguarda que con este sistema se pueda proporcionar la posibilidad habitacional a mucha gente de escasos recursos que trabaja y tiene bajos ingresos. Un organismo estatal, la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), intervendrá en este plan para mante­ner las tasas de interés preferenciales a los niveles bajos señalados. Si se tiene en cuenta que la inflación anual ronda el 4 %, una tasa de 6,5 % para los intereses de los préstamos para la vivienda es una ven­taja muy grande que mucha gente querrá aprovechar.

Las propuestas que tienen las autorida­des nacionales para enfrentar el tema de la vivienda propia están arrancando con mucha fuerza. Los organismos estata­les tienen previstos todos los mecanis­mos posibles para hacer que los obstá­culos existentes, como la falta de fondos suficientes, la rigidez de los mecanismos financieros y otros impedimentos puedan subsanarse con los nuevos planes.

Poseer una vivienda propia con todos los elementos necesarios que se requie­ren es un derecho fundamental que debe ser aceptado sin condiciones, no solo en términos teóricos, sino con hechos con­cretos. Algo que tiene que ser llevado a la práctica con medidas adecuadas, como corresponde a una situación de tanta trascendencia. No se trata solo de acep­tar su importancia económica, sino sobre todo de hacerlo posible, concretándolo con obras para que sea parte de la reali­dad de mucha gente ansiosa de vivir con dignidad.

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