La fusión de la Autoridad Aduanera y Tributaria en la nueva Dirección General de Ingresos Tributarios (DNIT) propuesta por el actual gobierno está dando resultados auspiciosos.
De acuerdo a las informaciones oficiales provenientes de la DNIT, en el mes de marzo del presente año las arcas estatales vieron aumentados sus ingresos en concepto de los impuestos a la renta personal (IRP) y del valor agregado (IVA) en más del 20 por ciento comparado con el año pasado.
Por lo general con los dos citados tributos se recaudan sesenta millones de dólares y solo de lo que va del año el ingreso desde la DNIT junto con otros impuestos logró 65 millones de dólares más comparado con el 2023. Este plausible hecho se debe a la nueva DNIT que lleva a cabo controles aduaneros junto con el uso de tecnologías que coadyuvan al mejoramiento de los ingresos.
Este logro es el resultado no solo del mejoramiento de los controles necesarios en toda hacienda pública, sino también de la tarea del Poder Ejecutivo que va emitiendo señales claras a la economía, cuestión esta última de estrecha relación con la tarea impositiva.
Ahora bien, es de insistirse dada su veracidad que el cobro de los distintos tributos debe corresponderse en gastos de calidad. Esto permite a la economía privada movilizar los factores de producción con dinamismo, pues únicamente el sector privado puede crear riquezas genuinas con más y mejores bienes y servicios en bien de la sociedad.
La calidad de vida de la gente ocurre al aumentarse los salarios reales junto con generación de puestos laborales que absorban la mano de obra especialmente joven.
En la medida que los contribuyentes pagan en tiempo y forma sus obligaciones tributarias como así también la gestión estatal es transparente y rinde cuentas del dinero que percibe con funcionarios honestos e idóneos en los cargos, la sociedad se ve beneficiada.
Esto está ocurriendo. Lo que antes no ingresaba ahora se percibe. No hay desvíos de fondos. La confianza depositada por los contribuyentes en la gestión del Gobierno incide sobre el aumento de la recaudación.
Pero eso sí, de nada serviría a la población recaudar más dinero sin criterios razonables de correspondencia de servicios de calidad a los que pagan y a tiempo sus respectivos tributos.
Por otra parte, el tema aquí expuesto y muchas veces dejado de lado está que en nuestro país contamos con elevada informalidad, esto es, mucha gente no paga sus impuestos.
El 70 por ciento de la población económicamente activa no paga sus tributos, lo que es una injusticia para aquellos que lo hacen. La carga pública cae sobre unos muy pocos, sobre el otro 30 por ciento, causando problemas que deben ser corregidos.
Para este objetivo en ningún modo decimos que se deben aumentar los impuestos. Definitivamente se hace necesario que los que hoy no contribuyen lo hagan y esto se logrará en la medida que el Estado también demuestre contrapartidas de mejores servicios, como efectivamente se está dando desde el gobierno actual que en menos de un año de haber asumido el poder ha logrado el plausible aumento en la recaudación tributaria.