En los primeros meses de este año, la economía del Paraguay no solo obtuvo excelentes calificaciones de acuerdo con los parámetros internacionales, sino que se incrementa­ron los ingresos y también se mantiene alta la confianza del consumidor. Lo cual indica que se está ante un periodo posi­tivo y con saludables perspectivas para el futuro inmediato. Aunque esta situa­ción es excelente y hasta podría ser envi­diable por otras naciones, la tarea que se impone es seguir trabajando con mucha fuerza para conseguir mejores niveles y asegurar la recuperación total de la eco­nomía. En este esfuerzo, la participación del sector privado es de enorme importan­cia y cuenta con el acompañamiento del Gobierno nacional.

Para tener una visión de lo acontecido, con­viene señalar algunos aspectos, como la calificación crediticia del país que la agencia calificadora de riesgos Standard & Poor’s elevó a BB+, que está a un solo un paso del grado de inversión, un puntaje de alto valor. Esto se obtuvo mediante la aplicación de políticas macroeconómicas prudentes, déficits fiscales y niveles de deuda modera­dos, además de una sólida posición externa, según las consideraciones técnicas.

Un hito histórico en los mercados finan­cieros internacionales lo marcó Paraguay cuando por primera vez emitió bonos sobe­ranos en la moneda nacional, el guaraní. La demanda de los bonos en la moneda local aumentó a un equivalente de 1.200 millo­nes de dólares, superando a la oferta inicial de 500 millones de dicha moneda, lo que habla de la confianza de los inversionistas en la economía paraguaya. La tasa del 7,9 % se considera favorable, porque es nota­blemente más baja si se compara con las de otros países de la región.

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De acuerdo con un informe del Banco Cen­tral del Paraguay (BCP), esta nueva incur­sión de nuestro país en los mercados finan­cieros internacionales “es un testimonio adicional del sólido desempeño económico de las últimas décadas. Asimismo, esta incursión se ve respaldada por la mejora reciente en la calificación crediticia otor­gada por Standard and Poor’s, que al igual que sus pares Moody’s y Fitch, reafirman la posición del país a un paso del grado de inversión, garantizando a los inverso­res una nación económicamente estable y financieramente sostenible”.

A esto hay que añadir el crecimiento de los ingresos del Estado paraguayo, que en el pri­mer bimestre de este año tuvieron un alza del 17,1 % comparado con los obtenidos en el mismo periodo del año anterior. Esto se debió principalmente al excelente compor­tamiento en el pago de tributos, que tuvo una subida de más del 24 % en ese tiempo. El total de gastos acumulados tuvo un avance del 4,5 %, en tanto que la inversión pública alcanzó el 2,2 % del producto interno bruto (PIB) en los últimos doce meses.

A la buena expansión de los números hay que agregarle un componente muy impor­tante de la vida nacional, la confianza del consumidor, que mide el BCP.

La confianza del consumidor en la situa­ción económica siguió ubicándose en zona de optimismo en febrero, de acuerdo con el informe de la banca oficial. “Pese a una leve reducción, los consumidores siguen perci­biendo una economía estable, en recupe­ración y con buenas perspectivas econó­micas”, destacan los especialistas del área gubernamental.

Si en el inicio de este nuevo año los ingre­sos fiscales tuvieron un incremento del 17 %, el país pudo colocar bonos en guaraníes por primera vez en el mercado internacio­nal a una tasa baja y su calificación crediti­cia llegó a un grado cercano al de inversión, se está ante un panorama extraordinaria­mente positivo.

El alto nivel de confianza que tiene el con­sumidor desde hace varios meses ayuda a conformar una situación auspiciosa que pone tranquilidad en la mayor parte de la ciudadanía.

Todos los elementos señalados configuran la realidad actual de nuestro país y deben ser tenidos en cuenta a la hora de realizar una evaluación del momento político, eco­nómico y social que se está viviendo en los primeros meses del nuevo año. No se puede hacer una crónica del Paraguay actual mirando solamente algunos aspectos de la vida política, que siempre tiene sus aspere­zas por las confrontaciones partidarias, lo cual es totalmente normal. Por la disputa habitual de algunos sectores políticos no se puede ignorar la verdadera cara de los hechos reales.

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