El gobierno encabezado por Santiago Peña acaba de cum­plir medio año al frente de la administración del país. En este breve tiempo ha mostrado la mus­culatura del atleta que encara una fuerte lucha para hacer del Paraguay un país mejor, con algunos logros obtenidos, con numerosos proyectos en gestión y la enorme esperanza de que podrá cons­truir la nación que necesitamos. Una de las cosas importantes es que ha mostrado su capacidad de trabajo para enfrentar a los numerosos desafíos existentes y con­vertir en realidad las propuestas. Se nota claramente que en la administración actual hay muchas ganas de trabajar para hacer posible los programas que se han propuesto desde el comienzo.

Así como se han alcanzado varios obje­tivos en estos pocos meses de gestión, de ese modo se irán logrando otros mediante el gran esfuerzo que se está desplegando en todas las instancias. Por­que el trabajo continuado y sólido siem­pre da como resultado la conquista de los objetivos que se proponen como meta. El que labora sabe que indefectiblemente vendrá el resultado final, como conse­cuencia lógica del esfuerzo realizado.

Aunque algunos medios y personas olvi­dan la realidad y prefieren ver solo lo negativo, existen hechos incontroverti­bles de los primeros logros alcanzados. El propio presidente Santiago Peña los ha mencionado en una reciente entrevista.

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El operativo Veneratio, que permitió recuperar la principal penitenciaría del país, la de Tacumbú, de manos de la mafia es uno de los triunfos más resonantes de estos seis meses de gestión. Cuando se concretó ese logro las felicitaciones fue­ron unánimes, y hasta los que ven siem­pre todo negro admitieron ese triunfo del Gobierno. Lo que la administración anterior no pudo ni quiso hacer contra los criminales empotrados en la cárcel de Tacumbú, esta lo alcanzó mediante una operación sensacional que da muestras de su capacidad de acción.

Con la creación del Ministerio de Econo­mía y Finanzas se está logrando mane­jar los resortes burocráticos del Estado desde organismos especializados para impulsar la vida económica del país, lo que ya se nota en numerosas medidas. Por eso Paraguay fue capaz de lanzar bonos de su deuda, no ya solo en dólares, sino en guaraníes, con excelente acogida del mercado financiero internacional. Pocas naciones de la región pueden emi­tir bonos en su moneda local, lo que rea­lizó nuestro país gracias a su sólida situa­ción macroeconómica.

Otro de los logros importantes ha sido el reconocimiento del mercado finan­ciero internacional, lo que ha permitido la mejora en su calificación. Hace pocos días la calificadora Standard & Poor’s aumentó a BB+ la nota de riesgo de Para­guay, a un paso del grado de inversión. Esta mejora se dio tras 10 años de mante­ner su calificación en BB.

La creación de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) ha mos­trado sus frutos, pues la recaudación fiscal se ha incrementado en 25,2 % en enero último, con un alza del 18,7 % en impuestos internos y del 35,4 % en Adua­nas.

El lanzamiento del proyecto “Hambre cero” constituye uno de los pasos más importantes que se ha dado en los últi­mos años. Mediante este plan se quiere lograr que los 1.300.000 escolares del sector público del país puedan alcanzar los alimentos que hasta ahora solo llega­ban a 200.000 niños, apenas un 15 % del total. El solo planteamiento de que todos los chicos puedan comer es un hecho extraordinario, pues hasta ahora era una lamentable burla hacia los más pequeños de la sociedad.

El presidente se reunió recientemente con sus ministros y los exhortó a seguir en la tarea. Les señaló que siempre hay que trabajar en equipo, racionalizando los gastos, sobre todo las compras públi­cas. Para que se pueda tener una gestión más eficiente y efectiva con los mismos recursos, gracias a una mejor adminis­tración.

El inicio oficial del nuevo año escolar es otro desafío para las autoridades nacio­nales, porque la educación es una tarea en la que el país se encuentra atrasada por los errores y mal desempeño de la admi­nistración anterior. El Paraguay no puede seguir estando relegado en los últimos lugares del continente en materia educa­tiva. No porque pueda lastimar nuestro orgullo, sino porque los niños del país requieren con urgencia una formación más completa y adecuada para enfrentar los desafíos que les presenta la vida.

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