El relacionamiento de un país pequeño con el resto del orbe es una tarea ardua y compleja. Debido a su gran relevancia se la debe emprender con gran vigor, teniendo ideas claras y un propósito bien definido. Constituye una obligación que se debe abordar con mucha determinación y que no puede esperar. Que es lo que está haciendo actualmente el gobierno que asumió las riendas del país el 15 de agosto. Sobre todo con las naciones de mayor trascendencia por su peso internacional.

En 70 días de gestión al frente del Para­guay el presidente Santiago Peña estuvo en dos ocasiones en los Estados Unidos: en setiembre para asistir a la sesión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, y la semana pasada en Washington DC, donde realizó varias reuniones de relevancia. En la última visita protagonizó encuentros que tienen un alcance económico y político de mucha importancia para nuestro país. Al conec­tarse con la nación de mayor peso interna­cional, el mandatario está haciendo bien las cosas. Porque al mismo tiempo está mos­trando el verdadero rostro del Paraguay, un país poco conocido en el mundo, y estable­ciendo conexiones de gran valor a la hora de hacer negocios y de participar de la movida económica del orbe. Como dijo en su alo­cución ante las Naciones Unidas, citando a Roa Bastos, “Paraguay es una isla rodeada de tierra”, que necesita salir de su aisla­miento y conectarse con los demás países para llegar a ser una nación de gran pro­greso económico.

En su viaje de la semana pasada realizó con­tactos y encuentros con directivos de pres­tigiosas instituciones académicas y funda­ciones educativas, exponentes de grandes empresas, además de participar en encuen­tros de la cámara de comercio de mayor envergadura de ese país. Protagonizó una reunión con el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y realizó entrevistas con varios polí­ticos que son miembros del Congreso nor­teamericano.

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El senador Gustavo Leite, quien acom­pañó al presidente a la capital norteameri­cana, hizo hincapié en la trascendencia de los contactos que realizó con varios expo­nentes del Congreso de ese país, porque el Paraguay quiere tener voz propia en el Capitolio, la sede del Poder Legislativo de esa gran nación.

“Queremos tener nuestra propia voz en el Capitolio y ese canal está abierto. El pre­sidente Santiago Peña me dijo que quiere venir a menudo, y que yo le acompañe. Por ello, estuvimos charlando con mis pares de la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, el senador James E. Risch, y nos abrieron los canales para que Paraguay cuente su historia directamente. Es muy difícil que el Departamento de Estado hable sobre Paraguay, cuando tiene que hablar de otros 200 países”, refirió el senador.

Explicó que el presidente Peña fue reci­bido por varios legisladores de importan­cia, como el senador Ted Cruz, el senador Martin Heinrich, el senador Bill Cassidy y el representante Mario Díaz Balart. Explicó que estos legisladores norteamericanos se están percatando que nuestro país es un aliado importante en cuanto a los valores de la democracia, el libre mercado y los dere­chos humanos.

“Pareciera que tenemos que levantar la mano y decir acá está Paraguay. Eso que era tutelaje antes, queremos que siga habiendo cooperación, pero a la vez, busca ser socio. Queremos entrar a vender carne en Estados Unidos, queremos reemplazar las importa­ciones que tiene China, con quien no tiene una buena relación comercial”, sostuvo.

El Paraguay, que vivió muchas décadas casi aislado, especialmente durante la dic­tadura, tiene como uno de sus principales desafíos mejorar e intensificar su rela­cionamiento con las naciones del mundo. Tanto en el campo político como en el eco­nómico, sin barreras posibles. No solo debe tener representaciones diplomáticas, sino contactos efectivos que permitan hacer negocios y compartir proyectos econó­micos de forma constante.

Nuestro país debe incrementar fuertemente su oferta de nación atractiva para realizar inversiones aprovechando sus ventajas competitivas. Aparte de ofrecer la venta de los productos agropecuarios habituales, debe incorpo­rar la comercialización de su energía, las facilidades y ventajas para realizar nuevos emprendimientos con la incorporación de más capitales. Tiene que exportar la ima­gen de que es uno de los países que más beneficios brinda para trabajar y crecer, que es su gran verdad.

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