La vida cotidiana está llena de sorpresas en cada momento que pasa. No solo por los hechos rea­les que acontecen, sino por los inventos que son capaces de crear los fan­tasiosos que usan las redes informati­vas como instrumentos para divulgar sus mensajes. Esto puede verse constante­mente a través de los medios, donde se ven desde importantes hechos que conmueven al mundo, como la matanza de centenares de civiles indefensos por las tropas rusas en Ucrania. Como también los chismes de cuarta o expresiones de algunas perso­nas, que se convierten luego en grandes noticias y dan pie a opiniones contunden­tes contra sus enemigos políticos o adver­sarios de ocasión. No importa cuánto soporte lógico tienen, sino si pueden servir como un proyectil contra los que piensan y sienten lo contrario.

Esto ocurrió con el cuestionamiento hecho por el diputado republicano de HC Yamil Esgaib contra el fiscal general del Estado hablando de la investigación de las denuncias presentadas por el expresidente Horacio Cartes a la Fiscalía por la perse­cución política. Manifestando una opi­nión totalmente personal, Esgaib dijo que el fiscal se puede quedar en el cargo hasta que la mayoría lo decida, cosa totalmente lógica, pero que fue interpretada como una amenaza.

Igual que los políticos de la oposición, algunos medios salieron rápidamente a afirmar que el cartismo estaba amena­zando al fiscal general del Estado. No dije­ron que era la opinión y el énfasis de un solo diputado, que muchos compañeros no compartían, como es la realidad, sino que esa facción colorada estaba amedrentando al máximo exponente de la Fiscalía Gene­ral del Estado. Hasta dijeron que la perse­cución iría después contra los colorados no cartistas. Luego comenzaron una cam­paña política comunicacional contra el gobierno entrante y sus representantes.

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Sin embargo, la realidad es muy diferente. El propio presidente electo, Santiago Peña, manifestó su buena predisposición hacia el alto funcionario. “Confío en el fiscal general del Estado, no tengo mayores cues­tionamientos hacia él y estaremos traba­jando en conjunto porque la Justicia es una corresponsabilidad del Poder Ejecu­tivo”, afirmó cuando fue consultado sobre el tema. Añadió que el trabajo del fiscal está sujeto a evaluación, así como ocurrirá con su tarea y la del vicepresidente de la República cuando asuman sus cargos.

El presidente de la Cámara de Diputa­dos, Raúl Latorre, que pertenece al mismo movimiento interno que Esgaib, fue con­tundente: “Creemos en las instituciones y confiamos en que la Fiscalía General del Estado realiza una tarea justa y equili­brada. Podemos ser críticos, pero no pre­juzgaremos la actuación de una institu­ción tan importante. Las opiniones que difieren de esta posición son de carácter personal”.

El principal afectado, el fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, con todo equili­brio afirmó a los medios de prensa que lo dicho por el diputado Esgaib es la simple expresión de deseo de una persona, y hasta una bravuconada, que no tiene que ver con el manejo correcto de las instituciones. Expresiones que están en la línea con lo manifestado por los otros altos funciona­rios y que responden simplemente a la rea­lidad de los hechos: la opinión de un dipu­tado, que puede ser acertada o no, pero que solo representa la expresión de una sola persona. Lo que quedó claro con lo afir­mado por otros legisladores del mismo sector político que dijeron no compartir idéntica manera de pensar.

Por consiguiente, está claro que no consti­tuye una campaña del cartismo contra el alto funcionario, como quieren hacer creer algunos medios, y tampoco una amenaza hacia sus adversarios.

La imaginación es muy útil para escribir cuentos o elaborar historias fantásticas para entretener a los demás a través de la ficción. Es una de las cualidades más valio­sas de los grandes creadores. Pero no es saludable que la fábula, por más brillante que sea, reemplace a la obligación que tie­nen los medios de comunicación de con­tar la verdad a la hora de informar lo que acontece.

Se puede tener la opinión política o ideo­lógica que uno quiera y contar la noticia en el tono que cada cual desee. Pero nadie tiene derecho a contaminar el relato de un hecho real con el virus de la mentira por las razones que fuere. El engaño no es noticia, es solo falsedad.

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