El ministro de Industria y Comer­cio (MIC), Luis Castiglioni, es ahora el centro de la atención por sus desafortunadas declaraciones contra la Argentina de donde proviene la mayor parte de las mercaderías que ingre­san al país de contrabando. En una conver­sación con los periodistas acreditados en la Expo dijo lo siguiente: “A mí me gusta­ría levantar una muralla en la frontera con la Argentina, como el señor (expresidente estadounidense Donald) Trump había pro­puesto en ocasión de su Presidencia, levan­tar una muralla en la frontera con México ante la impotencia que tenía del paso de los migrantes ilegales”.

Agregó poco después que la “lamentable situación de nuestro hermano país (que) con su política macroeconómica totalmente diferenciada y descoordinada de nosotros, con la lamentable crónica situación, nos hace sufrir a los países limítrofes”.

Esto lo señaló el pasado sábado 15 julio y constituye una expresión poco feliz y que revela sobre todo la incapacidad de este gobierno de hacer frente al problema sin tener que culpar a otros. Es muy fácil echarle la responsabilidad del ilícito fron­terizo al vecino país, que se debate con sus graves problemas económicos, porque sus productos son más baratos y entran a terri­torio paraguayo debido a la inutilidad de las fuerzas de represión anticontrabando. Es el famoso recurso de echar la culpa a los otros para no asumir la de uno mismo ante un problema determinado.

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Como era de esperar, las palabras del ministro causaron extrañeza por impru­dentes y provocaron la reacción de varios sectores importantes, como la de los direc­tivos de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), cuyo presidente, Enrique Duarte, señaló que fue una opinión poco feliz. “Cuando uno es un hombre público y está en función de gobierno y de liderazgo de opinión, tiene que tener mucho cuidado con la forma de expresarse, la mayor cantidad de interpretación que tenga una opinión no es positiva, hay que ser claros para evi­tar este tipo de dobles interpretaciones”, apuntó el empresario.

Obviamente, las reacciones ocasionadas en la Argentina y las declaraciones del repre­sentante de ese país en el Paraguay fue­ron contrarias a las expresiones de Casti­glioni, ya que el embajador Domingo Peppo lamentó lo dicho por el ministro, y agregó que: “Muy por el contrario, nuestros pue­blos son hermanos y buscan estar cada vez más cerca y conectados. Debemos construir más puentes, no muros”.

Ante las numerosas críticas recibidas por sus desacertadas expresiones, el minis­tro del MIC salió a disculparse por si haya herido a alguien por interpretarse de manera equivocada lo que dijo “…pero sola­mente quiero decir que la impotencia e indignación por lo que estamos sufriendo hace que utilicemos este tipo de recursos para llamar la atención”, puntualizó.

El ingreso de mercaderías de manera ile­gal está alcanzando portentosas cifras que pocas veces se ha visto con anterioridad, según denuncias de los sectores más perju­dicados. Voceros empresariales han recono­cido que este gobierno ha capturado mayor cantidad de mercaderías de contrabando que otros, pero agregaron que es insufi­ciente por el gran aumento registrado. Por lo que se requiere de mayor esfuerzo, mejo­res estrategias y un despliegue de las fuer­zas públicas de grandes dimensiones para atacar el ilícito.

El trabajo realizado hasta ahora no es sufi­ciente y se impone que el Gobierno arbitre medidas adecuadas para enfrentar la situa­ción que se está dando. No solo en el campo de la represión, sino persiguiendo también la economía subterránea, la comercializa­ción dentro del país de las mercaderías de origen ilícito en todos los niveles.

Es más, también deben poner su parte las empresas privadas denunciando a sus pares que infringen la ley y se dedican al comer­cio ilegal. Porque, así como hay empresa­rios que cumplen la ley, también los hay que se dedican al tráfico y comercialización de productos ingresados de manera clandes­tina. La infracción no es solo de los humil­des paseros y gente que pasa mercaderías al por menor. Es sobre todo de grandes compa­ñías que financian, protegen e impulsan el ingreso de camionadas de productos irregu­lares para su posterior comercialización en el mercado negro.

Todo eso no se soluciona con ninguna clase de muro físico en la frontera, sino con una política adecuada y completa contra el delito. Que es lo que se espera del Gobierno.

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