Considerando numerosas señales positivas en el desempeño actual de la actividad productiva y comer­cial, el Paraguay está en vísperas de dejar la mala situación anterior y de recuperar sus mejores momentos. Iniciando la segunda mitad del año ya se tienen elementos con­fiables que revelan la tendencia que tendría este año, en que según el Banco Central del Paraguay (BCP) la economía tendrá un creci­miento del 4,5 %, cifra que los optimistas con­sideran que podría llegar al 5 %.

La actividad económica siguió mostrando su expansión en los primeros cinco meses del año, ya que según los estudios del BCP, creció un 7,0 % con relación al mismo mes del año anterior, dado que hasta mayo último acu­muló un crecimiento del 6,4 %. Esto según concluyen las últimas informaciones del Indicador Mensual de Actividad Económica del Paraguay (Imaep) que elabora la banca matriz.

El documento señala que para el crecimiento interanual tuvieron incidencia positiva los desempeños favorables de la agricultura, la generación de energía eléctrica, los servicios y las manufacturas. Aunque la construcción y la ganadería han tenido resultados negati­vos, igual que la producción de carnes, cueros y calzados, además de las maderas, químicos y productos metálicos.

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Según un informe reciente del Ministerio de Hacienda, en América Latina, al primer semestre de este año, nuestro país tiene el liderazgo en el Indicador Global del Clima Económico (ICE) con 139,9 puntos, y está por encima de Uruguay, que ocupa el segundo puesto con 119,4 puntos. Estos datos apuntan que nuestro país se encuentra, a nivel global, en una situación favorable, lo que lo haría muy atractivo para los inversionistas del exterior. Esto le ha hecho decir al futuro ministro de Hacienda, Carlos Fernández Valdovinos, a un medio económico argentino que estamos en una situación envidiable. Y que los cimientos de la solidez económica que tiene se deben al empeño de los sectores público y privado en los últimos 20 años.

Los más diversos campos de la actividad eco­nómica están dando señales positivas muy claras, lo que indica con claridad que se está produciendo el ansiado crecimiento que el año pasado no fue posible. Con sus buenos augurios, este hecho ayuda a sentir el opti­mismo que inspira al nuevo gobierno que asu­mirá en un mes. No es lo mismo comenzar una administración gubernamental en plena crisis que en medio de señales inequívocas de que la economía se está levantando. Numero­sos elementos que se sumaron en los últimos meses dan pie a pensar que está comenzando la recuperación del país y que la posibilidad de un buen crecimiento de la producción y el comercio para este año es la mejor prueba de que se avanza en ese sentido.

A los datos positivos recogidos en los estu­dios de la banca central sobre la evolución económica se suma la buena impresión que está causando en el ánimo de la gente la alta profesionalidad y el buen nombre de los futu­ros ministros del gobierno entrante. Se está observando que los confirmados, antes de ini­ciar oficialmente su tarea ya están trabajando en los diferentes asuntos que tienen relación con la misión que se les encomendará desde el 15 de agosto. Nunca se ha visto anteriormente que los futuros altos funcionarios se ocupa­ran de los principales asuntos de sus carte­ras, analizando los temas más importantes, viajando para realizar gestiones en el exte­rior antes de ocupar oficialmente sus puestos de trabajo y sin recibir paga alguna por ello. No solo es muy llamativo, sino que habla muy bien de su calidad de personas y de su interés patriótico por hacer progresar al país.

Con todos estos elementos, se puede afirmar que el Paraguay está en vísperas de un mejo­ramiento general, en su desenvolvimiento económico-financiero y en la situación de la población, que tiene que superar el creci­miento de la pobreza y el aumento de la des­ocupación.

Por el esfuerzo desplegado, las ideas claras para la gestión oficial que se iniciará y la acti­tud demostrada hasta ahora por el equipo del nuevo gobierno existen esperanzas fundadas de que habrá un mejoramiento sustancial del país. Estas favorables expectativas junto con el despliegue de un trabajo inteligente ayu­darán con seguridad a obtener el bienestar de la ciudadanía.

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