Es inadmisible que en estos tiempos en que todo evoluciona sigamos estancados en servicios básicos que son fundamentales como es la salud. El Estado debe asumir su rol con reformas necesarias para que la gente deje de mendigar terapia intensiva para sus seres queridos o que las cirugías o intervenciones de alta complejidad ya no dependan de rifas, polladas y que los habitantes de esta República tengan acceso a una atención digna en todas las instancias sanitarias.Por la situación de nuestro servicio de Salud pareciera que las autoridades han perdido la humanidad que es principio básico en el servicio médico. Se sometió a la gente a un trato miserable en el sentido de que los atiende en sillones, en los pasillos ante las precariedades en el sistema sanitario.
La última epidemia del chikungunya nos hizo sufrir de vuelta por la limitada cantidad de médicos, insumos requeridos para los exámenes laboratoriales y lamentamos varias vidas. Sin embargo, hay que ser realistas, este colapso que suele querer atribuirse a enfermedades pandémicas es parte de nuestro día a día y la prensa es caja de resonancia periódicamente.
En estos días vimos en los medios la triste historia de una familia que pedía auxilio para conseguir terapia intensiva a su bebé, pedido que tuvo efecto luego de que un juez de primera instancia de la Niñez y Adolescencia resolviera impartir una orden de internación para la pequeña vida que sufre un cuadro respiratorio severo. Urgencias como estas son viralizadas frecuentemente y terminan en final feliz cuando aparece una orden judicial para garantizar la cobertura, ya sea para terapia u otros.
No hace un mes, precisamente, que una niña de 6 años perdía la vida por falta de acceso a terapia intensiva que requería a causa de una neumonía grave. La terapia neonatal es una falta ya común en el sistema de Salud Pública, hemos sido testigos de las lágrimas de varios padres impotentes ante estas carencias, en ciertos casos optaron hasta por encadenarse y en algunos casos quedan partidos en mil pedazos porque las medidas que tomaron no pudieron surtir efectos y terminaron perdiendo la vida de sus pequeños.
La entrada al invierno nos tiene en una coyuntura marcada por la ola de cuadros respiratorios, se está viniendo otra difícil situación. Los directores médicos de los centros asistenciales más emblemáticos señalan que a estas alturas deben “fabricar” camas por la cantidad de pacientes que llegan. No dan abasto y la situación no cambiará hasta que existan inversiones reales en Salud.
No hay que olvidar que el IPS es otro sistema colapsado por falta de políticas que definan prioridades, por mencionar, allí hay más inversión en jardinería que urgencias básicas. La gente necesita hospitales modernos, expandidos al menos en zonas de influencia de las regiones de nuestro país. Los presupuestos aguantarán inversiones si los recursos son destinados a donde corresponden y si se priorizan lo concerniente a los servicios.
El sistema de Salud debe dejar de ser una mercancía y honrar su esencia que es el de preservar la vida, brindar condiciones de atención digna a todos los habitantes de la República. Realizar un censo que diagnostique los problemas que tenemos. Identificar a los pacientes por sus respectivos cuadros e implementar estructuras de inversión acordes es importante y además de carácter urgente.
Si hay plata para compra de vehículos lujosos al servicio del funcionariado público es porque también la hay para dotar de ambulancias a los hospitales, esto sin subestimar las donaciones recibidas de varias entidades y organismos internacionales.
Usemos la mayor cantidad de recursos en atender a los pacientes, en otorgar calidad en el servicio de la Salud Pública y del Seguro Social regulado por el Estado, como es el Instituto de Previsión Social. Que no falten medicamentos para los que padecen cáncer, que se expandan los consultorios especializados en el territorio nacional, que la gente sepa que tiene un médico a disposición para sus percances o urgencias.
La tarea es enorme, pero la satisfacción será más que fructífera. Salud Pública debe recuperar la moral ante la ciudadanía y principalmente la confianza, extirpar dudas también es una misión fundamental, recordemos que precisamente las sospechas en torno a las gestiones sanitarias espantaron a mucha gente en las ganas de querer vacunarse en pandemia lo que fue muy dañino para la población en general por los altos índices de contagio que no se pudo contener. De ahí que es impostergable iniciar reformas que optimicen presupuesto y recuperar la credibilidad mediante asistencias de calidad en Salud.